domingo, 25 de septiembre de 2011

No. 6 Vol. 1 Capítulo 5

¡Y último capítulo de la primera novela! Ya puede gustaros ya, que con todas las cosas (fotos incluídas) de bichos asquerosos que he tenido que mirar para poder traducirlo... xD

¡Y chu~ para Do-chan por corregir!


Capítulo 5

La Ciudad de la Luz

Después de cenar, Nezumi le puso delante la placa Petri y unas pinzas.

“Te lo he sacado de la incisión del cuello. Intenta abrirlo. Esto probablemente esté en tu campo.”

“¿Mi campo?”

En la placa Petri había algo negro y fibroso, de unos dos centímetros de largo. Sion lo cogió con las pinzas. El pequeño objeto negro quedó colgando, con un aspecto medio derretido. Observándolo más de cerca, Sion distinguió algo.

“¿Son… alas?”

“Eso parece. No tengo ni idea. He sacado otra cosa,” añadió Nezumi. “¿Qué tienes que decir sobre esto?”

Era otro bulto negro. Ese estaba duro y parecía una semilla. Tenía un agujero, como si algo se hubiese abierto paso desde dentro.

“Una crisálida – creo,” dijo Sion despacio.

“¿Una crisálida? ¿Dónde se meten las polillas y las mariposas? Espera, las mariposas hacen capullos.”

“Los capullos son el exterior de la crisálida.,” explicó Sion. “Embrión, larva, crisálida e imago[1] -  la mayoría de los insectos se desarrollan siguiendo ese orden. Este… tiene pinta de ser una avispa.”

“¿Puedes saberlo?”

“Las alas estaban empezando a formarse. Las cualidades de la membrana, el hecho de que hay cuatro… y lo más importante-” Sion tragó saliva. “He visto una con mis propios ojos – una avispa negra salir del cuello de Yamase-san”

“¿Y esa avispa y esta cosa negra son lo mismo?”

“Si no me equivoco sí. Esta no ha podido completar la fase de crisálida. Ha conseguido salir del huevo, pero no ha podido completar la fase final del desarrollo. Ha fallado.”

“¿Por qué?”

¿Por qué? Tenía razón, ¿por qué? ¿Por qué la misma avispa que había aparecido, se había desarrollado totalmente en el cuello de Yamase no había podido pasar de la fase crisálida? ¿Era una coincidencia, o-? Sion sacudió la cabeza.

“No lo sé. Lo único que sé es que es un parásito que se alimenta de los humanos.”

Nezumi miró sin parpadear la placa Petri.

“Una avispa que es un parásito…” murmuró. “Creía que las avispas sólo se alimentaban del néctar de las flores.”

“Esas sólo son un tipo de avispas, como las abejas. La mayoría de las avispas son cazadoras solitarias por naturaleza.”

“¿Y también hay avispas que son parásitos?”

Sion asintió. Las preguntas que hacía Nezumi eran breves y precisas y Sion podía contestarlas fácilmente con los conocimientos que tenía. Pero no eran preguntas al azar. Iban siguiendo un hilo. Con cada pregunta que contestaba Sion se sentía más incómodo, como si lo estuviesen acorralando en una esquina. Sentía como si fuese a decir algo horrible involuntariamente. Pero no puedes estar asustado, se dijo a sí mismo. No podía darle la espalda a las cosas. No podía pretender que no había pasado nada y negarse a investigar, a hacer algo. Estaba es la posición de alguien que lo había experimentado. Había sido el huésped del parásito, había luchado contra él y había ganado. Y, como un símbolo de su batalla, tenía una serpiente roja en el cuerpo. Sí, esa era su huella. Nezumi lo estaba mirando. Sion le devolvió la mirada con firmeza y habló.

“Se dice que hay unas 200000 especies diferentes de avispas que son parásitos. Los himenópteros y las hormigas son insectos muy especializados, y aún existen miles de especies sin documentar. Particularmente avispas – o eso he oído.”

“Lo que quiere decir que no sabemos que vamos a conseguir.”

“No podemos asegurar que especie.”

“Pero aún así podemos predecir.”

“Sí tenemos alguna base para poder predecir,” contestó Sion.

“Pero si tú eres la mejor base posible,” dijo Nezumi fingiendo entusiasmo. “Bueno, ¿y qué se siente al ser el huésped de una avispa parásito? ¿Podrías decir si es una especie nueva?”

“A veces eres bastante desagradable, ¿lo sabías?” replico Sion con irritación.

“Bueno, tú me cabreas todo el rato. ‘No puedo asegurar que especie es’, dice. Deja de jugar. ¿No tienes ningún sentido del peligro o qué? Esas avispas están matando gente.”

“Muchas avispas parásito lo hacen.”

“¿Qué?”

“Las avispas que se clasifican como parásitos en realidad son parasitoides. Para desarrollarse del todo sólo necesitan unirse a una presa… su huésped. Y siempre acaban matándolo.”

Siempre acaban matándolo. Sonaba aún más grotesco puesto en palabras.

“¿Huésped? ¿Cómo qué?”

“Hay muchos. Polillas, mariposas, larvas de hormiga, fruta… una especie de icneumonoideos[2] que se llama Rhysella approximator pone sus huevos en las larvas de otra especie, sínfitos[3], y los hace su huésped.”

“Así que una avispa se alimenta de otra avispa.”

“Y no sólo eso, pero otra especie de icneumonoideos llamada Pseudorhyssa alpestris pone los huevos en el mismo sínfito justo después de la Rhysella y su larva se come las otras dos larvas, la de la Rhysella y la del sínfito.”

“Así que se matan entre ellas aunque son de la misma especie… wow, pensaba que los humanos eran los únicos que mataban a los de su especie. ¿Y bien?”

“¿Hm?”

“¿Hay avispas parásito que usen como huésped a un humano?”

“Nunca he oído nada,” contestó Sion. “Hay otros organismos que son parasitarios para los humanos – virus, bacterias, garrapatas, pulgas y similares. Una vez escuché que un rezno[4] había puesto huevos en la cabeza de un chico y que uno había llegado al cerebro, pero es un caso inusual, creo… que nunca he oído hablar avispas que hagan eso. La pregunta es,” dijo Sion concentrado, “¿cómo ha sido capaz de poner huevos en un cuerpo humano en primer lugar? ¿Cómo ha atravesado la piel del huésped sin que éste se haya dado cuenta?”

“¿No te acuerdas de eso?”

“No. No he notado ningún dolor o picor. Nunca se me había pasado por la cabeza que me había picado una avispa.”

“Así que pueden poner los huevos sin que el huésped se de cuenta.”

“Y no sólo eso, crecen a una velocidad impresionante. Y cuando lo hacen, tienen que soltar alguna sustancia que acelera el envejecimiento del huésped y que, inevitablemente, lo mata. Acelera hasta el proceso del rigor mortis y su disipación. Y finalmente, cuando se ha desarrollado del todo, la avispa se abre paso por el cuerpo y sale al exterior.”

Hubo  un momento de silencio.

Sion y Nezumi se miraron entre ellos y exhalaron al mismo tiempo.

“Me sorprende que hayas sobrevivido.”

“Sí. Sudo frío nada más de pensarlo.”

“Hay muchas cosas que no sabemos,” dijo Nezumi. ¿De dónde ha venido? ¿Qué es?”

“Hey-” dijo Sion de repente. “¿Ha habido incidentes similares aquí?”

“No. Se me había pasado por la cabeza, así que he investigado un poco. Los hay que les han disparado en una pelea, que se han emborrachado y se han ahogado, pero nadie que haya envejecido de golpe y haya muerto. Aquí no hay censura como en No. 6,” añadió Nezumi. “Así que si pasa algo fuera de lo normal, se corre la voz como la pólvora.”

“Entonces si ha pasado en otro Bloque-” sugirió Sion. “En el Bloque Sudeste, ¿quizás? Ese entorno sea seguramente el mejor para la aparición de insectos nuevos.”

Nezumi sacudió la cabeza lentamente.

“No me imagino algo así pasando. Si lo hubiese hecho, la ciudad habría cerrado todas las puertas que llevan allí. Pero no hay señal de que lo hayan hecho. La producción del Bloque Sudeste sigue entrando en la ciudad. Y lo mismo pasa con el Bloque Norte.”

“Entonces la avispa tiene que proceder de No. 6… no puedo creerlo,” murmuró Sion para sí mismo.

“Increíble – la verdad es que tienes razón al respecto.” Nezumi tocó la placa Petri. Los hombros le temblaron levemente.

“¿Nezumi?”

Nezumi tenía la cabeza inclinada. Soltó una risita. Risita que se convirtió en una carcajada en toda regla que resonó en la habitación abarrotada de libros. Nezumi se tiró en la cama y se agarró el estómago mientras reía aún más. Sion cogió una jarra de agua y se la vació en la cabeza a Nezumi.

“¡Hey!” Nezumi saltó de la cama. “¿Qué cojones haces?”

“¿Estás bien?”

“¿Bien? Estoy empapado.”

“Es que -  pensaba que te estaba dando un ataque de histeria o algo, así que…”

“¿Y por qué iba a darme un ataque de histeria?”

“Bueno, te estabas riendo porque sí, así que había pensado que…”

“Me estaba riendo porque es divertido.”

“¿Divertido? ¿El qué?”

Nezumi sacudió la cabeza salpicando a Sion.

“Es muy gracioso, ¿verdad? ¿De dónde ha salido? De No. 6. Hay un misterioso tipo de avispa que mata personas suelto en esa ciudad utópica, la Ciudad Sagrada, si te gusta más así. La ciudad del futuro, el epítome de la ciencia moderna. Y se la están comiendo avispas. Es muy gracioso.”

“No es algo para reírse. Está muriendo gente.”

Nezumi se levantó. Fue hacia Sion y lo levantó para estar cara a cara con él. Nezumi tenía razón, pensó Sion. Era alto. Le sacaba a Sion unos cuantos centímetros.

“¿Qué?” Sion retrocedió un paso inconscientemente. Se irguió y cuadró los hombros lo mejor que pudo a pesar de la estantería llena de libros que tenía detrás. Había visto un pasar por los ojos de Nezumi un brillo salvaje. Sólo había sido un instante, pero no se le había escapado. 

“Voy a hacerte una pregunta idiota,” dijo Nezumi con voz inexpresiva. Al mismo tiempo, unos dedos se cerraron en torno al cuello de Sion.

“¿Alguna vez has matado a alguien?” El pulgar de Nezumi se hundió más en el cuello de Sion.

“Nunca…” dijo Sion débilmente. “Claro que no lo he hecho…”

Los finos labios de Nezumi se curvaron en una sonrisa fría.

“Me lo imaginaba. Pero ten esto presente. Puede que la avispa mate a su huésped para seguir con vida, pero los humanos matan a otros por razones mucho más insignificantes. Y a ti casi te mata otro humano.”

“Lo sé.”

“Eres un mentiroso. No sabes nada.”

“¡Sí que lo sé!” dijo Sion cabreado, cogiendo la muñeca de Nezumi. “Sé que si me hubiesen llevado al Correccional tal y como estaba planeado me  habrían hecho el asesino en lugar de la avispa. Con suerte, mi sentencia hubiese sido cadena perpetua. Si no, me habrían ejecutado…” hizo una pausa y siguió con determinación. “El Departamento quería conseguir tiempo. Necesitaban tiempo para descubrir la verdad sobre la muerte de Yamase-san – y haciéndome sospechoso podrían tratarlo como un simple caso de asesinato ante el público. ¿Tengo razón?”

Nezumi retiró los dedos. El cuello de Sion ardía donde Nezumi había apretado con el pulgar.

“Buena respuesta. Perfecta,” dijo alegremente. Entonces habló con un tono más grave, fingiendo seriedad. “Parece que este joven desequilibrado, resentido con la ciudad por haber perdido los privilegios de los que disfruta la elite, cometió el crimen. Presuntamente creó una sustancia química especial para usarla en varios asesinatos. Pero gracias a los esfuerzos del Departamento de Seguridad ahora está bajo custodia. Nos gustaría tranquilizar a los ciudadanos asegurando que están completamente a salvo. – El guión sería algo por el estilo,” interrumpió. “Menuda farsa más estúpida. Supongo que tu historia y tus conocimientos pegan con el papel de ‘criminal peligroso’.”

“La Ciudad tiene acceso a la información personal de todos los habitantes,” contestó Sion. “Lo tienen fácil a la hora de buscar a alguien adecuado para el papel.”

“Más bien te habían marcado desde el principio.”

“¿Eh?”

“Desde el día que me ayudaste la ciudad ha sospechado de ti. Han estado controlando todo lo que haces cada minuto. Con quien quedabas, de que hablabas, que comías… Así que pensé que ese asesinato era un plan que había concebido la ciudad para arrestarte. Pero ahora sabemos que me equivocaba.”

“¿Pero por qué? ¿Para qué-?”

“Porque no eres un ciudadano leal,” contestó Nezumi mientras se secaba el pelo. Tenía un perfil delicado. Casi parecía una creación artificial. Era muy diferente de una cara que tuviese piel y sangre bajo esa piel, que tuviese calor corporal, que tuviese hoyuelos, algún que otro eczema; una cara que cambiase con la alegría, la rabia o la tristeza, que brillase de sudor o que se manchase con lágrimas. Esta no era una cara humana – parecía la de una muñeca hecha con total precisión.

Pero aún así, pensó Sion cerrando el puño. La muñeca que había cogido hacia unos minutos desprendía calor y también había notado como el latido del pulso.

“Estás distraído otra vez. ¿Te aburro?”

“¿Eh? Oh no – claro que no. Sólo me estaba preguntando qué querías decir con… no ser leal.” Sion se ruborizó, aunque no sabía por qué. Nezumi habló con desdén.

“Esa ciudad sólo acepta a la gente que le jura lealtad absoluta. No aceptan a gente que se resiste, se queja o contraataca. Se aseguran de eliminar por completo los objetos extraños. Así es como ha prosperado.”

“Y esta vez el objeto extraño soy yo.”

“Eres más que eso para ellos – piénsalo. Has ayudado a un VC, sospechado que la ciudad estaba manipulando información y has visto la crueldad que hay tras su máscara. Como ciudadano, has fallado la prueba. No eres un candidato válido. La ciudad sólo estaba esperando la oportunidad para deshacerse de ti. –Hey,” dijo Nezumi abruptamente. “Dime, ¿qué hace el sistema inmunitario cuando un virus entra en el cuerpo humano?”

“¿Eh?” Había pillado desprevenido a Sion. “Bueno, primero unas células asesinas – un tipo de linfocitos – encuentras las células infectadas por el virus y acaban con ellas. Entonces la ribonucleasa se activa y evita que se propague el virus. Entonces-.”

“Suficiente,” interrumpió Nezumi. “Geez, cuando empiezas a explicar algo no sabes cuando parar. Por eso es por lo que cabreas a la gente.”

“Tú eres el único que se cabrea conmigo.”

Nezumi le ignoró y soltó una risita burlona.

“Básicamente, para la ciudad, eres un virus. Y por eso es por lo que han intentando acabar contigo.”

“Soy humano. No pueden acabar conmigo tan fácilmente.”

Nezumi suspiró exasperado.

“Es muy fácil para un humano matar a otro, ¿sabes?”

Sion volvió a apretar los puños con fuerza.

“Pero también pueden salvar a otras personas.”

“¿Qué?”

“Me has salvado. Nezumi,” dijo con seriedad. “las avispas no se ayudan las unas a las otras. Pero las personas pueden salvar a otras personas. ¿Me equivoco?”

Nezumi sonrió brevemente y apartó la mirada de Sion.

“Mira que eres idiota. Un caso perdido. ¿De dónde te has sacado ese cliché tan estúpido? Ya te lo he dicho, sólo estoy devolviéndote el favor.”

“Y yo ya te he dicho que ya has pagado suficiente.”

“Que generoso por tu parte valorar tan poco mi deuda,” dijo Nezumi sarcásticamente.

“Entonces tenías que tener unas expectaciones muy altas.”

Nezumi suspiró y miró al techo. Se mordió el labio en silencio, como buscando las palabras adecuadas. Los ratones se reunieron alrededor de sus pies.

“No lo entiendes,”dijo. “Probablemente no existen las palabras suficientes para que lo entiendas. Ese día, hace cuatro años, ya me había rendido. Y rendirte significa que estás acabado. Lo sabía. Pero no había nadie que fuese a ayudarme, a echarme una mano – eso es lo que pensaba, sinceramente. No podía pedir ayuda, no tenía donde ir… Me había colado en Chronos y estaba tan cansado que no podía moverme, pensaba que sólo era cuestión de tiempo que me cogieran…” hizo una pausa y habló en voz baja. “Me sentía – humillado. Me preguntaba si la única razón de que hubiese nacido era para morir así… no te rías.”

Sion no habría sido capaz. Los sonidos que aquella noche hacía cuatro años estaban resonando en sus oídos. Recordaba con claridad los sonidos del viento, los árboles y el de la lluvia torrencial. Y en medio del estruendo y la oscuridad, un chico encogido y empapado en el suelo.

“Y entonces se abrió la ventana. Abriste la ventana todo lo que podías, ¿verdad? Y entonces extendiste los brazos.”

“Sí, me acuerdo. Estaba nervioso y tenía ganas de gritar.”

“Para mí, fue como si me estuvieses llamando para que volviese en mí. Pensé – es increíble y está pasando ahora. Y dejaste la ventana abierta cuando volviste a entrar.”

“Iba a apagar el sistema de control atmosférico.”

“No me importa la razón. La ventana que dejaste abierta fue mi golpe de suerte. Y el hecho de que no llamases al Departamento de Seguridad y que encima me curases la herida y me dieras de comer fue otro milagro. Descubrí que podían pasar cosas así. Que podía caer del cielo una mano dispuesta a ayudar… fuiste tú el que me lo enseñó. Como todas esas-” Nezumi paseó la mirada por la habitación lentamente.

“-como todas esas historias, me enseñaste que a veces nos podemos encontrar las cosas más inesperadas. Y por eso conseguí sobrevivir…” se quedó en silencio. “Así que tienes razón. A veces las personas salvan a otras personas. Y tú eres el que me ha enseñado eso. Eres el único que me lo ha enseñado. Así que, por desgracia para mí, mi deuda es enorme.”

La voz de Nezumi era tan baja que era casi un murmullo, pero también era profunda y clara, un tono agradable para los oídos de Sion. Así que era eso, pensó Sion, abriendo las manos y mirándose las palmas. Aquella noche, cuando había abierto la ventana con esas manos, él lo había llamado milagro.

“No te emociones demasiado,” dijo Nezumi, sus palabras adquiriendo un tono brusco rápidamente. “Te estoy tratando como a un invitado porque te lo debo. Si te emocionas y empiezas a ponerte chulito, te echo.”

“Me parece bien,” dijo Sion con suavidad. “No se si te lo vas a creer, pero no soy del tipo que se emociona mucho. Pero, ¿cómo sabías que estaba en peligro?” preguntó curioso. “No me has estado vigilando estos cuatro años, ¿no?”

Nezumi cogió un ratón gris y se lo pasó a Sion. Era el más pequeño de los ratones.

“Míralo bien.”

Sion se puso al ratón en la palma de la mano y se lo acercó a la cara.

“¿Es… un robot?”

“Está bien hecho, ¿verdad? Tiene incorporados unos sensores. Y es tan pequeño que puede colarse en la ciudad y moverse por ella sin que se den cuenta. Aunque depende del área.”

“¿Lo has hecho tú?”

“Bueno, sí,” dijo casualmente. “Este pequeño es el que me ha estado pasando información sobre ti mientras estaba fuera de No. 6.”

Sion cerró los dedos con suavidad en torno al ratón que tenía en la mano. No tenía la calidez o la suavidad de un ser vivo. Cogió otro de los ratones que había en el suelo. Ese si que desprendía calor y tenía pulso.

“No sabía ni como ni cuando iba a librarse de ti la ciudad,” continuó Nezumi. “Eres joven y listo. Aún podían usarte. No podía imaginarme que iban a echarte tan fácilmente. Imaginaba que una vez se diesen cuenta de lo útil que podías llegar a ser, se aprovecharían de ello. Hacerte un asesino probablemente haya sido muy fácil para ellos. Eras su chivo expiatorio,” dijo con aire despectivo. “Iban a tenerte encerrado hasta el día ceremonial, para sacarte y hacer un espectáculo con tu ejecución.”

“Así que he pasado de ser un virus a ser un chivo. No es que haya mejorado mucho.”

“Hey, los chivos son monos. Más que tú.”

“Gracias por el cumplido,” dijo Sion sin verle la gracia. “¿Así que este pequeño se dio cuenta de los cambios a mi alrededor y vino a avisarte?”

“Sí. Empezó el día que murió el hombre en el parque donde trabajabas. Después de eso, el Departamento empezó a vigilarte aún más. Y para terminar de rematarlo, tu compañero murió. Era la oportunidad perfecta para arrestarte.”

“Vigilancia – no me había dado cuenta de que me estaban observando.”

“Lo hacen así adrede. Una vez que te das cuenta, es demasiado tarde.”

“Da miedo.”

“¿Y te das cuenta ahora?” dijo Nezumi riéndose de él. Sion se pasó la mano por el pelo. Estaba confundido – sobre lo que había pasado, lo que iba a pasar y qué se suponía que tenía que hacer ahora. No sabía casi nada. Y le asustaba no saber. Pero había tenido una idea, aunque más que una idea era una mera especulación.

“Nezumi.”

“¿Hm?”

“¿Puede ser el parque?”

“¿El qué?”

“El Parque Forestal del centro de la ciudad. Donde trabajaba - ¿puede que esa avispa se haya originado allí?”

“¿Por qué?” dijo Nezumi. “Ese parque está justo en el centro de la ciudad. Puede que sea un bosque, pero sigue siendo artificial. La ciudad controla todo lo que hay allí. Si apareciese de la nada una avispa parásito, se darían cuenta.”

“Es verdad, pero… el parque sería el sitio más adecuado en toda la ciudad para que apareciese una especie nueva. Y hasta ahora todas las víctimas, entre las que me incluyo, estaban en el parque cuando pasó. Pero claro-” Sion dudó. “No sé si ha habido víctimas en otra parte – pero creo que gran parte de la razón por la que la ciudad sospechó de mí es porque los incidentes se estaban concentrados allí. Pero si ese es el caso-”

“Ese monstruo tiene que haber nacido allí sin que los sistemas de control se hayan dado cuenta.”

“Es posible, ¿verdad? Y lo que es más, en el parque se reúne mucha gente.”

“Abundancia de huéspedes,” dijo Nezumi.

Era un parque que se había creado especialmente para los ciudadanos. Si una especie que tenía como presa a los humanos vivía allí, entonces-

“Primavera,” murmuró Sion.

“¿Primavera?” repitió Nezumi.

“Cuando llegue el invierno, las avispas entrarán en estado de hibernación. Los huevos que hayan puesto probablemente se quedarán como están.”

“Dentro del cuerpo de las personas.”

“Sí. Y cuando llegue la primavera, despertarán siendo imagos. Y entonces saldrán de los huevos todas de golpe.” Es una estación repleta de luz del sol y flores, una masa de avispas negras saldría simultáneamente de los cuerpos de las personas. ¿Cuántas serían? ¿Cuánta gente iba a morir?

“Tenemos que hacer algo.”

“¿Y cómo vas a ‘hacer algo’ al respecto?” replicó Nezumi con dureza. “Que ni se te ocurra volver a la ciudad. Te matarían. Y eres un novato, así que no sabes cómo burlar la vigilancia. Te apuesto 10 a 1 que te matarían nada más poner un pie en la ciudad. No tenemos ningún as guardado.”

“La verdad – creo que sí que lo tenemos.”

Nezumi entrecerró los ojos.

“He sobrevivido al ataque de la avispa. Es posible que haya desarrollado anticuerpos para combatir la infección. Y si lo he hecho, se puede crear in antídoto a partir de mi sangre.”

Nezumi miró a Sion consternado y encogió los hombros exageradamente.

“¿Y entonces qué vas a hacer? ¿Ir al Departamento de Salud y decir ‘quiero que me hagáis unos análisis de sangre’ sin más y, si os parece bien, hacer un antídoto a partir de ella? Es estúpido. Probablemente te sacarían toda la sangre y te tirarían al cubo de basura orgánica. Que sí, que lo que estás diciendo en impresionante pero, ¿estás preparado para arriesgarte a morir por esa gente?”

“No quiero morir.”

“Entonces no pienses en cosas inútiles. Hayas desarrollado anticuerpos o no, en cuanto te pillen estás muerto. Sólo es cuestión de lo que tarden.”

“¿Entonces que debería hacer?”

“Nada. Déjalos que se las apañen.”

Sion levantó la cara.

“¿Dejarlos?”

“Sí. Va a ser un espectáculo maravilloso,” dijo Nezumi con desprecio. “Vas a poder ver la caída de la Ciudad Sagrada, envuelta con la luz de la primavera. Y vas poder verlo desde asientos preferentes.”

“¡Nezumi!” gritó Sion.

“Whoa, nada de volver a tirarme agua.”

“¿Piensas que el Bloque Oeste está a salvo?” dijo con incredulidad. “Somos seres humanos, igual que ellos. No puedes saber si las avispas nos van a atacar o no.”

Nezumi se quedó en silencio, con los labios curvados en una sonrisa fría.

“No somos iguales.”

“¿Qué-?”

“Puedo asegurarte que la gente que vive en la ciudad no nos ve como seres humanos. Aún no te has dado cuenta de qué tipo de sitio es este, ¿verdad? Es el vertedero de la Ciudad Sagrada. No. 6 ha prosperado tirando aquí todo lo que no quiere. Deberías darte una vuelta y verlo por ti mismo.”

“Nezumi…”

“Esto sólo es una corazonada, pero escucha,” continuó. “Probablemente ese monstruo sólo va a escoger ciudadanos de No. 6 como huéspedes – la gente que ha puesto todas las cosas contaminadas en manos de otros para poder vivir en ese entorno tan higiénico, bien alimentados y con una salud perfecta. El señor monstruo es un gourmet.”

“¿Cómo puedes estar tan seguro?”

“No tengo ni idea sobre la biología de los insectos, Sion. Pero seguramente tenga razón en decir que cualquier avispa o lo que sea irá a donde hay más comida. En cuestión de densidad de población, aquí hay más gente que en la ciudad. ¿Pero ves algún monstruo aquí? No. Lo que quiere decir que aquí no hay presas, no hay huéspedes. ¿Verdad?”

Sion se había quedado sin palabras. Sus pensamientos se estaban confundiendo y le dolía la cabeza. Nezumi le tocó la mejilla.

“Lo siento-” dijo con suavidad. “No quería ponerte las cosas difíciles. Me había olvidado. Vienes del otro lado de la pared.”

“No entiendo lo que quieres decir con dentro y fuera.”

“Claro que no,” dijo Nezumi con amabilidad. “Es normal. Seguramente nunca os hayáis preocupado por lo que pasa fuera del muro, ¿verdad? Probablemente ni siquiera sentiríais curiosidad por ello. Gente ignorante, arrogante y feliz… Pero tú, pobre chico,” murmuró. “Has caído de ese pedestal.”

Lo que quiere decir que ya no puedo ser ignorante, arrogante y feliz. ¿Es lo qué quieres decir? Sion dejó que su mirada hablase por él cuando miró a Nezumi a los ojos.

Si ser arrogante significa no saber nada y ni siquiera intentar saberlo y mi vida hasta ahora ha estado llena de esa arrogancia, entonces sí, no me importaría tirarlo todo. Caer de mi pedestal sería lo mejor que me ha pasado.

“Nezumi,” dijo con firmeza.

“¿Hm?”

“Quiero saber la verdad. Saber qué es real, que es lo que pasa en el mundo en el que vivo. Quiero ver su verdadera cara.”

Nezumi encogió los hombros con una sonrisa irónica.

“Las palabras de la juventud.”

“Tenemos la misma edad.”

“Tengo más experiencia en la vida que tú. Geez, no conozco a nadie capaz de decir algo tan vergonzoso como ‘quiero saber la verdad’. Excepto Hamlet, quizás.”

“¿Quién es ese?”

“Un príncipe de Dinamarca. Creo que deberías compensar lo que no sabes antes de ponerte con eso de saber la verdad. No sabes nada prácticamente sobre los clásicos, ¿eh?”

“Bueno, nunca me han hecho falta…” dijo Sion frunciendo el ceño. “No fomentaban mucho el Arte, así que…”

Nezumi sacó dos libros de la estantería.

“Si lo que dices es verdad, entonces cuando llegue el invierno se calmarán las cosas. Lo que significa que no va a pasar nada hasta que llegue la primavera.”

“Probablemente.”

“Entonces no hay necesidad de darse prisa,” dijo despreocupadamente. “No vas a conseguir nada. Así que hasta que te recuperes lo suficiente para moverte bien puedes leerle estos.”

“¿Leerle?”

Un ratón marrón le trepó por las piernas a Sion.

“Adora Macbeth. El otro es Faust. ¿Lo has oído nombrar alguna vez?”

“No.”

Nezumi hizo una mueca y suspiró exageradamente.

Si no lo sientes, no lo lograrás; si no brota de tu alma
 y no consigues estremecer los corazones de todos los oyentes
con un placer fuerte y primario,
limítate a sentarte’.[5]

“-dice así. Deberías dejar descansar a tu cerebro y concentrarte en entrenar tu alma. Tu madre te leía, ¿no?”

“Sí.”

El ratón gritaba con insistencia.

“Ah, sí. Hablando de mamá, tengo un mensaje de la tuya. Casi se me olvida.

“¿Eh?”

Las mejillas de Nezumi se tiñeron levemente de rojo mientras volvía la cara con obstinación.

“Bueno, como no estás muerto… supuse que no pasaría nada por decirle a tu madre donde estas.”

“¿Has ido a ver a mi madre?”

“Yo no,” dijo con brusquedad. “Me he quedado en el túnel subterráneo. Este pequeñin-”

El ratón marrón ladeó la cabeza.

“-ha ido por mí, con una nota en la boca. Uno de los trucos más viejos que existen, pero que sorprendentemente ha pasado sin que los vigilantes se diesen cuenta.”

“Gracias.”

“Deja eso ya.” Nezumi hizo una mueca. “No me pongas ojitos a punto de llorar. ¿No te da vergüenza o qué?”

“Se lo estaba diciendo al ratón.”

“Oh – vale.”

Sion estaba realmente agradecido. Ahora que sabía lo difícil que era pasar a través del muro le estaba agradecido de todo corazón a Nezumi por arriesgarse otra vez sólo para mandarle un mensaje a su madre.” Así que esto es lo que significa adquirir conocimiento.

“Tu madre le echa narices,” remarcó Nezumi. “Ha conseguido contestar sin que la pillen.” Nezumi le tiró un papel enrollado del tamaño de medio dedo. Había un mensaje escrito apresuradamente, difícil de leer, en él.

Sbr LK-3000 Latch Bl. 3p. No es seguro. -k

“¿Qué significa?” él y Nezumi se miraron entre ellos, desconcertados.

“Es una carta que ha escrito tu madre para su querido hijo,” dijo Nezumi. “¿No tienes idea de a qué puede referirse?”

“La verdad es que no,” respondió Sion con dudas. “La ‘K’ imagino que será la inicial de mi madre, pero… ‘no es seguro’…”

“Seguramente sea una dirección. Aunque no es que el número del edificio vaya a servirnos aquí para mucho… Latch Building. Supongo que iré a echarle un vistazo.”

“Entonces eso quiere decir que mi madre conoce a alguien que vive en el Bloque Oeste.” Era algo que lo sorprendía. Nunca había escuchado a Karan mencionar a alguien que viviese allí. Nezumi chascó los dedos.

“Ya lo tengo.”

“¿Eh?”

“A lo mejor es tu padre.”

“Ni de casualidad,” contestó Sion. “Me parece que alguien ha leído demasiadas historias. ¿No te da vergüenza?”

Nezumi chascó la lengua decepcionado.

“Estás mejorando en eso de contestar. –Pero, bueno, supongo que tienes razón. Eso es el guión típico de un culebrón cutre. Padre e hijo se reúnen llorando después de 16 años separados.” La voz de Nezumi se volvió profunda y fuerte.

“Te he echado de menos, hijo.”

“Yo también, papa.” Sion se lanzó a los brazos abiertos de Nezumi, que se cerraron a su alrededor. Era cálido. Le pasó por la mente durante un instante el tacto del cadáver de Yamase. Pero ahora el tacto era cálido, y no quería olvidarlo; Sion se juró a sí mismo no olvidarse del calor que desprendía el cuerpo que tenía entre los brazos. Deseó que todos los seres vivos, él incluido, pudiesen continuar siendo seres vivos. No quería que le arrebatasen la vida injustamente. Podía sentir – el placer de vivir, respirar y tener un cuerpo cálido – en su interior. Nezumi se separó de él con suavidad.

“Estás mejorando en como seguir el juego,” dijo con aprobación.

“Lo sé. He conseguido bastante en poco tiempo, ¿eh?”

“Un alumno excelente. Entonces, ¿nos vamos?”

“¿Dónde?”

“Fuera.”

Fuera estaba oscuro. Aquí, en el Bloque Oeste, noche y completa oscuridad parecían sinónimos. Un aíre frío golpeó a Sion.

“Mira,” señaló Nezumi. No.6, envuelta en luz, destacaba en la distancia.

“Brilla así mañana, tarde y noche. Bonito, ¿eh?”

“Sí.”

“Pero a partir de ahora vas a vivir aquí.” El terreno estaba sumido en la oscuridad con la excepción de alguna luz ocasional aquí y allá. Brillaban con tristeza, haciendo más oscuro lo que tenían alrededor. Las nubes se abrieron y apareció la Luna. Era luna creciente. Una fina línea plateada, parecida a una uña, brillaba en el cielo.

Nezumi se agachó para recoger algo.

“Mira esto.” Era una avispa muerta.

“Parece una avispa normal y corriente.”

“Tenías razón, parece que la estación de actividad de las avispas ha terminado.”

“En primavera…” la voz de Sion se fue apagando.

Era posible que la ciudad resistiera hasta la primavera. Le daba un período de gracia de unos meses hasta el juicio inevitable.

“Si vas en serio con eso de luchar contra las avispas no me voy a meter en tu camino,” dijo Nezumi. “Pero si eso significa ayudar a No. 6 no cuentes conmigo.”

“¿Le guardas rencor a No. 6?”

No hubo ninguna respuesta. El viento sopló más fuerte. Los toldos hacían ruido meciéndose en la oscuridad.

“Sion.”

“¿Hm?”

“La ciudad en la que has nacido y crecido – es el parásito más grande que existe.”

“¿Eh?”

“Se pega al huésped, absorbe todos sus nutrientes y lo devora completamente. Ese es el tipo de ciudad que es. Una Ciudad Parásito… ¿entiendes lo qué estoy diciendo?”

“No.”

“Lo harás pronto. Has dicho que querías saber la verdad. Pero una vez que la sepas, no podrás volver atrás. Yo que tú me iría preparando.”

“¿No te parece que ya he llegado demasiado lejos como para volver atrás?”

“Supongo.”

El viento se llevó la leve risa de Nezumi. Habló con una voz seca y vacía.

“Si cuando descubras la verdad sigues queriendo ayudar a No. 6, entonces,”

Nezumi volvió la cara para mirarle en la oscuridad. Sion podía sentir su mirada. Casi podía ver ese color gris.

“Entonces, tú también eres mi enemigo.”

Hace frío aquí fuera. Vamos dentro. El tono de Nezumi era ligero. Era como si no hubiese pasado nada. Le dio la espalda a Sion y empezó a silbar mientras bajaba las escaleras.

“Nezumi.”

El silbido se detuvo.

“Aún no me has dicho cómo te llamas.”

“Nezumi era y Nezumi seguirá siendo. Es suficiente.”

“Pero no te pega. Y era una promesa. Me dijiste que me dirías tu nombre si sobrevivía.”

Se escuchó una leve risa que se convirtió en un silbido rápidamente. La puerta se cerró y el silencio se cernió sobre la oscuridad. Sion estaba plantado en el sitio. El viento acariciaba su pelo blanco. Podía escuchar el ladrido de un perro en la distancia.

Miró a la ciudad envuelta en luz. La Ciudad Parásito. La ciudad que Nezumi  había nombrado con desprecio brillaba y era preciosa.

Sion apartó los ojos de la luz y cogió aire.

Entonces bajó las escaleras hacia la habitación.


[1] Imago: Fase final del desarrollo de un insecto.
[2] Icneumonoideos: superfamilia de himenópteros del suborden Apocrita. Para más información, Wikipedia xD
[3] Symphita: Los sínfitos (Symphyta) son un suborden de himenópteros. Más detalles en Wikipedia.
[4] Rezno: Parásitos de ganado doméstico.
[5] La tragedia de Fausto (Goethe), Primera Parte (Noche)

2 comentarios:

  1. Gracias por su trabajo, ojalá no abandonen el proyecto :)

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  2. De nada^^. Tranquil@ que de momento no tengo pensado abandonar el proyecto, sólo que ahora tendré que ir más despacio por las clases, pero nada más.

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