Capítulo 3
El motorista sin cabeza: Perspectiva propia
Autopista nacional nº 254 (Autopista Kawagoe)
-Ya he tenido bastante
La moto iba por la autopista. Y el dueño de la moto negra, el motorista sin cabeza, estaba visiblemente cabreado.
El trabajo había sido fácil. ¿Quién iba a saber que tener compasión con un gamberro iba a conseguir que lo atropellaran? Quizás si lo hubiese sabido, lo habría matado desde el principio.
Pensando en como le había ido el ‘trabajo’ hoy, el motorista negro empezó a desacelerar.
Indicándolo con las manos en lugar de los intermitentes, se metió por una calle estrecha y se paró enfrente de un edificio de la calle principal. Parecía que el motorista sin cabeza iba a dejar allí la moto, delante del garaje. Pero en vez de eso lo que hizo al bajar fue acariciarle el manillar a la moto.
Después de eso, el motor ronroneó y la moto se metió sola en el garaje.
El motorista sin cabeza observó como su querida moto se metía en el parking y empezó a andar hacia el bloque de pisos.
“¿Estás cansada?”
Un hombre joven que llevaba una bata blanca de laboratorio y que parecía tener unos 20 años salió a recibirla en cuanto llegó al último piso del bloque. Estaba llevando una bata blanca, pero no había ninguna señal de equipamiento médico en el apartamento. Estando de pie en un apartamento con muebles de alta calidad y aparatos electrónicos de última generación el hombre parecía un poco fuera de lugar.
La ‘sombra’ que llevaba el mono de motorista también parecía fuera de lugar. Irritada, entró en el apartamento.
“Vaya, vaya, pareces irritada. Eso no puede ser. Necesitas más calcio.”
Mientras el hombre de la bata blanca decía esto, caminó hasta el escritorio y se sentó en una silla de cara al monitor. Acababa de sentarse cuando escuchó el sonido de alguien tecleando.
Al mismo tiempo que escuchaba el sonido de las teclas iba apareciendo un mensaje en el monitor. Parecía que estaban usando una especie de red que conectaba los ordenadores y les permitía comunicarse así.
¿Me estás diciendo que coma cáscara de huevo?
“Eh, eso funcionaría, ¿no? Pero no soy un nutricionista y no sé cuánto calcio tienen las cáscaras y tampoco sé si para el cuerpo es fácil absorber ese calcio o no. Pero como no tienes cerebro, no creo que el calcio te sirva para mucho. Además, ¿cómo te lo ibas a comer?”
El hombre de la bata blanca no estaba tecleando, si no que estaba gritando en dirección a la habitación donde estaba el motorista sin cabeza. A ella no le parecía raro y escribió rápidamente.
Cállate.
Así era como el hombre de la bata blanca se comunicaba con el motorista sin cabeza. Los dos habían entablado una ‘conversación’.
“Vale, vale ya me callo. Pero tengo otra pregunta. Si las personas pasamos mucho tiempo sentadas delante de un ordenador nuestra vista va deteriorándose gradualmente y dejamos de poder ver bien. ¿A ti también va a pasarte?”
Quién sabe.
“Ne, Celty… ¿cómo ve el mundo alguien como tú que no tiene ojos? Te lo he preguntado muchas veces… contéstame, ¿vale?”
No puedo explicarte algo que no entiendo.
La sombra que el hombre de la bata blanca había llamado ‘Celty’ no tenía ‘cabeza’. Eso significaba que no debería tener órganos sensoriales y que por lo tanto no tenía sentidos.
Pero aún así en el mundo de Celty existía la vista, el sonido y el olor. Podía ver las palabras escritas en el monitor y distinguir fácilmente los colores. De hecho, su campo de visión era un poco más amplio que el de los humanos. Si pudiese ver en todas direcciones, el gamberro no la habría atropellado.
En realidad, su visión empezaba en la zona donde debería estar su cabeza y podía moverla a cualquier parte de su cuerpo. Pero no podía verse a sí misma desde arriba.
Celty no tenía muy claro como estaba hecho su cuerpo. No sabía como veían el mundo los humanos, así que aunque quisiera contarle al hombre de la bata blanca las diferencias entre su forma de percibir las cosas, no sabría por donde empezar.
Celty no había escrito nada más así que, pensando que le estaba echando una mano, Shinra le dio su opinión al respecto.
“Esto sólo es una hipótesis – pero creo que tiene que ver con esa ‘sombra’ que sale de tu cuerpo. Aunque no he podido probarlo así que no es un argumento válido… pero lo que creo es que en lugar de reflejar la luz, esas partículas de sombra rebotan en lo que tienes alrededor. Lo que significa que la sombra te informa de lo que tienes alrededor. Y no sólo te informa de forma visual, si no que también incluye olores, sonidos, etcétera. Como un radar. Lógicamente, cuanto más lejos estén los objetos menos clara es la información. O quizás es porque la sombra de tu cuerpo tiene habilidades sensoriales y puede absorber luz, ondas sonoras, olores y todo lo demás.”
Estás complicando mucho las cosas y me estás cabreando. Además, la verdad es que no me importa. Me conformo con poder ver y oír.
Al leer la contestación tan desinteresada el hombre de la bata blanca se encogió de hombros exageradamente:
“Celty, siempre eres así. Quiero saber como de diferente es el mundo que ves tú del que veo yo. No es una cuestión sobre los sentidos tanto como una de moral. Pero lo que quiero saber no son los valores que los humanos-”
El hombre hizo una pausa y puso un énfasis especial en lo siguiente que dijo como si se estuviera burlando de ella:
“- si no los que tiene la única entidad supernatural que existe aquí en este momento – el mundo que ve el motorista sin cabeza.”
Celty Sturluson no era humana.
Se la conocía como ‘el motorista sin cabeza’, una Dullahan, y era una especie de hada de la muerte que visitaba a los que estaban a punto de morir para darles la noticia de su inevitable muerte.
El motorista sin cabeza llevaba su cabeza bajo el brazo e iba en un carruaje de dos ruedas del que tiraba un caballo sin cabeza y visitaba las casas de aquellos que iban a morir. Y si abrían la puerta, el motorista sin cabeza les tiraba un cubo de sangre a la cara – Junto con las banshees[1], el motorista sin cabeza era uno de los símbolos y el heraldo de la muerte en la mitología europea.
La leyenda del motorista sin cabeza nunca había existido en Japón, pero recientemente, después de todas las historias y video juegos sobre el tema, se había extendido. El motorista sin cabeza era el símbolo de la mala suerte y usualmente era el malo.
Y para los jóvenes – especialmente aquellos que adoraban los videojuegos y las películas de miedo, ‘el terrible motorista sin cabeza’ había sido un éxito instantáneo.
Pero la razón por la que Celty había dejado el país en el que había nacido el mito – de Irlanda a Japón, no tenía nada que ver con eso.
Cómo había nacido y cómo había muerto, por qué tenía que tirarle cubos de sangre a la gente, por qué tenía que informar a la gente de que iba a morir – era algo de lo que Celty no tenía la más mínima idea.
Así que, para encontrar la respuesta a sus preguntas, Celty había viajado hasta ese país lejano.
Hacía veinte años, Celty se había despertado en una montaña y se había dado cuenta de que le faltaban muchos recuerdos. No tenía ningún recuerdo de dónde iba. De hecho, no se acordaba de nada anterior a ese momento – sólo sabía que era una Dullahan, que se llamaba Celty Sturluson y como usar sus poderes. Entonces vio a un caballo sin cabeza a su lado. Estaba acariciándole el lomo cuando se dio cuenta – su cabeza había desaparecido.
Pero lo que más sorprendió a Celty al principio fue: “¿¡Así que no estaba usando el cerebro para pensar!?” Entonces empezó a sentir una presencia débil y decidió que podía ser su ‘cabeza’.
Después de darle vueltas, Celty llegó a una posible conclusión. Sus recuerdos estaban divididos entre su ‘cuerpo’ y su ‘cabeza’ Así que los recuerdos que le faltaban eran los que estaban en su ‘cabeza’.
Así que Celty tomó una decisión. Para encontrar la razón de su existencia, primero tendría que encontrar si cabeza, y hasta entonces esa sería la razón de su existencia. A no ser que su ‘cabeza’ hubiese decidido abandonar su cuerpo. Pero eso era algo de lo que no podía estar segura hasta que encontrase su cabeza.
Guiada por la ‘presencia’ constante que sentía, Celty buscó su cabeza sin descanso y descubrió que su cabeza estaba viajando a través del océano en un barco. Descubrió enseguida hacia donde se dirigía el barco. Y para ir en la misma dirección – Japón, decidió colarse en otro barco – pero, ¿qué pasaba con el carruaje y su caballo?”
El espíritu familiar del motorista sin cabeza estaba sellado mediante la magia en el cadáver de un caballo y podía invocarlo cuando lo necesitaba. Pero, ¿dónde iría después de llamarlo? Por desgracia, parecía que ese conocimiento estaba en la ‘cabeza’. Sabía como llamarlo, pero estaba el problema de no saber donde iría, así que no se había atrevido a hacerlo. Mientras le daba vueltas al asunto, había llegado a un vertedero.
Y ahí, Celty encontró justo lo que necesitaba. Era como una mezcla de caballo y carruaje. Era una moto negra sin luces.
Entonces había viajado a Japón. Pero en veinte años no había encontrado ninguna pista.
Aún podía sentir su presencia, pero era como un leve aroma. Siguiendo la presencia se había hecho una idea de dónde estaba más o menos, pero no sabía dónde estaba exactamente.
- Pero estoy segura de que está en alguna parte de Tokyo-
Celty sólo podía apretar los dientes (figuradamente, claro está) y seguir buscando su cabeza.
Aunque tardase diez años, diez años que iba a buscar, Celty estaba segura de ello. Los pocos recuerdos que tenía en ese momento databan de cien años atrás, así que estaba segura de que su ‘cabeza’ tenía recuerdos de mucho antes.
Teniendo esto en cuenta, asumió que aún le quedaba bastante tiempo. Pero, cuando pensaba que no tenía ni idea de dónde estaba la cabeza, sabía que no podía relajarse en la búsqueda.
Así que hoy, Celty había montado en su moto y había atravesado la oscuridad de Tokyo.
Y a la vez, había estado trabajando – era transportista.
“¿Entonces has completado exitosamente el trabajo de hoy?”
Preguntó casualmente usando un vocabulario poco usual el hombre de la bata blanca – Kishitani Shinra.
Shinra era una de las pocas personas que conocían la verdadera identidad de Celty, y le proporcionaba a Celty, que no tenía sitio al que ir, un lugar para vivir y la ayudaba a conseguir todo tipo de ‘trabajos’ para ayudarla a pagar su parte del alquiler.
En su viaje a Japón Shinra y su padre, un doctor que iba a bordo, la habían descubierto. Entonces, el padre de Shinra le escribió una sugerencia:
“Déjame diseccionarte una vez y te daré un sitio para quedarte.”
El padre de Shinra era diferente del resto de personas, no tenía miedo de las cosas que no entendía, e incluso era capaz de negociar con ellas.
Y la disección no era para presumir de sus conocimientos médicos, si no para satisfacer su curiosidad sobre esta ‘nueva especie’. Más tarde le habían dicho a Celty que su poder de regeneración era increíble. Las heridas habían empezado a cerrarse antes de terminar con la disección.
Pero Celty no tenía mucha idea al respecto.
Lo peor había sido el trauma que había sufrido con la disección. La había anestesiado, pero al parecer la anestesia no le hacía efecto. Había sentido perfectamente la agonía cuando la había cortado. Pero la habían atado de pies y manos así que no podía resistirse. Se había desmayado a media disección. Pero cuando se despertó se dio cuenta de que sus recuerdos estaban bastante borrosos.
“Parece que puedes sentir dolor, aunque lo percibes mucho menos que los humanos. Una persona normal se habría vuelto loca.”
Era lo que había dicho el padre de Shinra nada más terminar la disección. Quizás era por sus recuerdos borrosos, pero Celty no tenía fuerzas para enfadarse con él.
Celty se dijo a sí misma que había podido levantarse sin más después de haberla atropellado un coche, así que tenía que ser muy resistente. En medio de esos pensamientos se giró hacia Shinra.
El día que el padre de Shinra la había diseccionado lo había dejado mirar desde una esquina. Incluso lo había dejado coger el escalpelo con apenas cinco años – y le había dejado cortar piel que era como la de un humano.
Desde aquel día Celty se había convencido de, que con un padre así, Shinra nunca sería un adulto normal – y de hecho no era uno de los más respetables.
A sus veinticuatro años, Shinra era un autoproclamado ‘doctor ilegal’ que se encargaba de dolencias poco comunes – desde disparos hasta gente que no podía ir abiertamente a hacerse la cirugía plástica. La mayoría de sus trabajos eran de ese tipo. Y como era joven (demasiado legalmente para ser un cirujano) y tenía talento sus pacientes confiaban en él; pero eso era lo que le decía, así que Celty no podía estar segura del todo.
Normalmente, aunque tuviese la licencia pare ejercer medicina y quisiese hacer una operación, tendría que acompañarle otro doctor con más experiencia. Pero, según lo que sabía Celty, Shinra había sido el ayudante ilegal de su padre siendo muy joven así que estaba por encima de esas regulaciones desde hacía bastante.
De tal palo tal astilla.
Incluso después de graduarse en el instituto, nunca había tenido la más mínima duda acerca de sus circunstancias.
Alguien como él le había hecho, después de llegar de un duro día de trabajo, una pregunta como esa.
Me ha cabreado.
Después de esa observación, Celty empezó a contarle lo que había pasado durante el ‘trabajo’ de esa noche. Aparecían palabras, una detrás de otra, en el monitor sin parar.
El trabajo de hoy había sido un poco diferente. Era un trabajo que Shinra le había dado en mitad de la noche.
Aparentemente, habían secuestrado a un miembro de las pandillas de jóvenes que había en Ikebukuro. El caso se suponía que iba a ir directamente a la policía, pero quizás era algo urgente y el mensaje le había llegado directamente al móvil.
Los que habían cometido el crimen eran los subordinados de los subordinados de los subordinados de un negocio inmoral, y estaban especializados en el secuestro. Dentro del alcance de su trabajo estaba secuestrar a inmigrantes ilegales y adolescentes que se habían escapado y entregárselos a los jefes. Pero no sabían el por qué. Había altas probabilidades de que fuese para usar a esos ‘humanos’ como material en diferentes trabajos.
Quizás era entregarlos al jefe del jefe del jefe para algún tipo de experimento humano, o quizás era porque el jefe del jefe del jefe quería usarlos en algún trato sin ética; o quizás simplemente porque querían venderlos o usarlos como mano de obra barata.
Dejando a un lado el propósito, seguía el hecho de que habían secuestrado al inmigrante ilegal de un grupo de amigos. El hecho de que fuese un inmigrante ilegal era otro tema, pero Celty, que no tenía ni cara ni censo, no tenía más remedio que aceptar el trabajo.
Después de haber acabado con los secuestradores, había abierto la furgoneta y se había asegurado de que las víctimas estaban bien. Entonces le había mandado un email a Shinra, terminando así el trabajo. Shinra se encargaría de ponerse en contacto con un grupo para encargarse de todo. Y en cuanto a los secuestradores inconscientes, no volvió a escuchar hablar de ellos.
Pero entonces, ¿no podría Shinra haberle dado a la pandilla la localización de los secuestradores para que se encargaran ellos? – Eso era lo que Celty había pensando en un principio. Pero Shinra quería que las cosas no se ‘salieran mucho de madre’, así que había terminado haciendo el trabajo ella. Seguramente era más eficiente dejar que se encargase un profesional que dejar que hubiese un enfrentamiento entre las dos partes.
Y la cosa había acabado con ella atropellada. Para devolvérsela ella misma, Celty había usado una guadaña enorme hecha de sombras para enseñarles una lección que no olvidarían en su vida y los había dejado medio muertos.
El cuerpo de Celty estaba continuamente ‘coronado con sombras’. La sombra a veces tomaba la forma de una armadura y, cuando ella quería, podía convertirla en un mono de motorista o en un arma simple.
Aunque era extraño hablar de una sombra que tuviese un cuerpo consistente, la verdad es que era bastante ligera y podía hacer cosas de esas que sólo se ven en las películas. Por otra parte, no pesaba nada, así que la fuerza de las armas que creaba con ella dependía totalmente de Celty.
Pero si se convertía en una espada, estaba tan afilada como una de verdad; nunca medía la dureza con mucho detalle, pero Celty no podía recordar ninguna vez en la que su ‘sombra’ le hubiese fallado. Si tuviese que describir su espada, diría que es como un cúter que tiene una hoja que nunca se oxida y que era más o menos del mismo tamaño y peso que una espada japonesa.
La sombra no era muy útil cuando se convertía en un arma normal, pero cuando lo hacía en una espada no había nada que se le pudiese comparar.
Pero Celty no había tenido la intención de acabar con esos gamberros, así que sólo les había dado con la guadaña en el cuello para dejarlos inconscientes. Miles de años atrás, Celty había sido algo que inspiraba terror en los humanos e incluso se acordaba de varias ocasiones en las que había cruzado la espada con un humano; pero tenía claro que luchar y matar en el Japón moderno no la iba a llevar a ningún sitio.
En los veinte años que había vivido en Japón no sólo había aprendido japonés, también había estado entrenándose para dejar fuera de combate a los enemigos sin matarlos. La forma más rápida de aprender algo así habría sido estudiando Aikido en un dojo, auto defensa o kárate, pero los dojos de los alrededores se negaban a entrenar a alguien que llevase un casco, así que había descartado la idea enseguida.
Quizás clasificar la guadaña como arma no era exacto del todo. Como mucha gente tiene una impresión muy negativa sobre cosas como la Muerte, asumirían que la guadaña era algo letal cuando era mucho más difícil de usar que una espada o una pistola.
Pero entonces, ¿por qué usar una guadaña? La verdad, era porque Shinra se lo había sugerido diciendo que ‘así sería más fácil que se hiciese publicidad’,
Y la peor parte era – que aunque fuese sólo un poco, a Celty estaba empezando a gustarle la guadaña. Pero no importaba lo fuerte que fuese el arma de uno, la cosa acababa cuando el enemigo caía. Aunque ya no le dolía, aún se irritaba al acordarse del error que había cometido.
Se preguntaba lo graves que tendrían que ser sus heridas para morir. No lo había descubierto, pero tampoco tenía intención de hacerlo. Celty no podía guardarse todos esos pensamientos para ella, así que los puso en el informe del trabajo.
Al escuchar como la había atropellado el coche, Shinra sonrió y dijo “Ha tenido que se duro. Imagino que estarás cansada, pero tengo algo que decirte…”
¿Qué pasa?
“Tiene algo que ver con el trabajo que has hecho. He podido descubrir la localización de los secuestradores gracias a Orihara-kun.”
Orihara Izaya era un informante que vivía en Shinjuku. Podía proveer cualquier tipo de información, pero a un precio desorbitado. Se rumoreaba que ese ni siquiera era a lo que se dedicaba del todo, pero nadie sabía que era lo que hacía en las sombras.
Celty había hecho varios trabajos para él, y siempre que venían de él, dejaban un mal gusto de boca. Hablando con sinceridad, era el tipo de persona que hacía que te lo pensaras dos veces antes de tener algo que ver con él.
¿Por qué le has preguntado?
“Por ninguna razón en particular. Necesitaba mis servicios y le he pedido información al respecto a cambio. Me habló del parking nada más darle la matrícula.”
Después de oír eso, Celty apretó los dientes. Era raro. Aunque no tenía cabeza, notaba la sensación que se tenía al apretar los dientes.
Mientras Celty pensaba en que parte de su cuerpo se manifestaban esas sensaciones Shinra le puso las manos en los hombros. Seguramente habría entrado en la habitación mientras ella todavía le estaba dando vueltas a las cosas.
“Ne, decídete de una vez.”
¿Decidirme en qué?
Nada más leer las palabras que habían aparecido en la pantalla Shinra no pudo evitar sonreír.
“Ya sabes de lo que estoy hablando.”
Sin dejar que Celty terminase de escribir, Shinra siguió hablando, “Eres un ente sobrenatural de otro mundo. Pero hablando con franqueza, si sigues así, creo que la posibilidad de que cumplas tu sueño va a ser casi nula.”
¿De qué estás hablando?
“Déjame simplificarlo. Ríndete.”
El ruido de las teclas se paró de repente y un silencio de lo más peculiar llenó la habitación.
“Deja de buscar tu cabeza, así los dos podríamos irnos a algún sitio. Cualquier parte está bien. Si quieres volver a casa, te llevaré. Te llevaré y entonces podemos quedarnos allí y estar juntos pasa siempre-”
Cuando Shinra dejó de utilizar el vocabulario que usaba normalmente, quedó claro que estaba hablando completamente en serio.
Ya te lo he dicho, nunca he pensando en rendirme.
“Hace mucho tiempo, habían muchas leyendas y mitos de seres sin cabeza que la estaban buscando, y pensé que tenía que haber más como tú. Como la leyenda de Sleepy Hollow, esa que hicieron una película. En esa leyenda había alguien como tú en el siglo 18. Es más, podrías ser tú y ni siquiera te acuerdas.”
Celty respondió con paciencia al alud de cosas que acababa de decir Shinra.
Creo que tendría mejores cosas que hacer que secuestrar a profesores sin sex appeal.
“Sólo te has leído la novela…”
Celty empezó a teclear con furia y se apartó las manos de Shinra de los hombros.
No te odio, pero soy feliz con mi vida tal y como está ahora.
Viendo su respuesta indiferente, Shinra suspiró y mumuró.
“Aún así, deberías intentar ser un poco más ‘femenina’…”
En ese instante, el contraste entre el frío y el calor parecía levantar una pared entre ellos.
Suficiente. Voy a darme una ducha.
Celty se estaba dando un baño sola en el cuarto de baño lleno de vapor. Un buen pecho, un estómago firme – su cuerpo era como el de una modelo. Pero no tenía cabeza, lo que parecía bastante raro.
Celty se pasó la mano llena de jabón por el cuerpo y se percató de la imagen en el espejo.
Una chica sin cabeza enjabonándose-
Era algo raro de ver, pero para ella era completamente normal.
Nunca se había dado una ducha cuando aún estaba en Irlanda. Pero se había convertido en un hábito desde que llegó a Japón. La suciedad y el sudor no podían acumularse en su cuerpo… pero cuando Celty pensó en como una ducha podía limpiar su cuerpo, tomar una ducha se convirtió en algo indispensable en su vida.
-Quizás esto demuestra… que los humanos y yo compartimos los mismos valores.
Para ser sincera, siendo una motorista sin cabeza, Celty siempre se había preguntado lo similares que eran sus valores a los de un humano. Cuando llegó a Japón la habían incomodado muchísimas cosas, pero ahora los japoneses la habían influenciado y mucho.
Últimamente, se sentía atraída hacia Shinra. El tipo de atracción que una mujer sentía por un hombre. Al principio, no había entendido lo que era, pero lo fue entendiendo conforme iba pasando el tiempo.
-Ah… así que esto es lo que se siente al enamorarse.
Pero eso no significaba que fuese a comportarse como una adolescente, así que ese tipo de cosas no tenían un gran impacto en su vida.
Pero se había dado cuenta de que cuando veían la tele juntos o se reían por algo, era un poco más feliz.
-Tengo los mismos valores que los humanos, tengo un corazón igual que el de un humano con el que puedo conectar sentimientos con otros humanos-
Tenía que ser eso.
O, al menos, eso era lo que ella creía.
Subiras más capítulos?
ResponderEliminar