domingo, 10 de junio de 2012

No. 6 Vol 5 Capítulo 1 Parte 2

Mini actu, que estando liada con el cosplay y tal no me da para mucho más xD



Aquella palabra tan aterradora se solapó con la de la espalda de Sion desapareciendo. Karan se encontró a sí misma apretando los puños con tanta fuerza que se estaba clavando las uñas.

“El padre de Lili – se llamaba Suifu – era obrero, y un hombre grande que estaba muy orgulloso de su fuerza, y con razón además,” dijo Yoming.

“Mami dice que era muy amable, muy fuerte y muy guay. Quería mucho a mami, ¿verdad?”

Yoming sonrió con sequedad.

“Creo que Renka lo está pintando muy bonito, hasta para contárselo a su hija. Suifu bebía mucho y gastaba mucho dinero, así que siempre estaban discutiendo. Pero, bueno, era un buen tipo, y trabajaba duro para su familia. Era un escandaloso y le gustaba cantar. Cuanto estaba borracho, siempre se ponía a cantar a gritos. Sí,” asintió. “Era un buen tipo. Quería mucho a su familia.”

“Pero… ¿le asesinaron?”

“Indirectamente.”

“Indirectamente…” repitió Karan. “¿Yoming, me lo puedes explicar de forma que lo entienda?”

Yoming acercó una silla desgastada y se sentó. Con la mano derecha, le acarició el pelo a Lili con suavidad. Era un gesto que demostraba lo mucho que Yoming quería y se preocupaba por su sobrina.

“Explicarlo de forma que lo entiendas, ¿eh? Ojalá fuese tan fácil. Hay muchas cosas que aún no sé, así que el simple hecho de contar las cosas por orden es difícil.”

Yoming nunca hablaba claro, y acababa las frases con torpeza. Pero no obstante, buscó las palabras adecuadas, y empezó a contar la historia.

“Suifi, en aquel entonces, estaba metido en la construcción de cierto edificio. Era un obrero de la construcción.”

“Cierto edificio…”

“Sí. Pero no sé qué edificio era. Tengo entendido que ni el propio Suifu lo sabía. Le llevaban al sitio de la obra en una furgoneta sin ventanas – no podía ver el exterior.”

“Entonces, ¿para silenciarlo-?”

“No, Karan, eso no puede ser. Suifu se tomaba su trabajo muy en serio, pero no le interesaba para nada lo que estaba construyendo. No le importaba en qué parte de la ciudad estaba, ni para qué iba a usarse. Y, aunque estuviese interesado, no era el tipo de secreto que descubriría un obrero. Estaba bien escondido. Después de morir Suifu, investigué por mi cuenta para encontrar dónde trabajaba mi cuñado, pero no tuve suerte. En una ciudad como esta no existe la información libre. Si las autoridades quieren esconder algo, los ciudadanos no podemos hacer nada al respecto. No tendría que haber habido ninguna necesidad de llegar al extremo de tener que matar a Suifu.”

“Entonces… ¿de qué murió?”

“Dijeron que fue un infarto. Pero no me creo que Suifu pudiese tener uno. Las posibilidades de eso son las mismas que las de un pato ahogándose en un lago.”

“Eso quiere decir que tiene que haber algo más.”

“Sí…” Yoming dejó de hablar y echó un vistazo alrededor.

“No te preocupes,” le tranquilizó Karan. “No nos están grabando.”

“Entienco.” Yoming hizo una pausa. “Lo siento,” dijo abruptamente, “ir con tanto secretismo es vergonzoso.”

“No, para nada.”

¿Era verdad que no les estaban grabando? La verdad es que Karan no estaba del todo segura. Las autoridades tenían mucho poder. Podían hacer todo lo que quisiesen. No les supondría mucho esfuerzo grabas las conversaciones de todos los ciudadanos y clasificar la información.

Pero aun así.

Karan apretó con fuerza la nota que tenía en la mano.

No conseguiría nada si seguía encogiéndose de miedo. En lugar de asustarme, no hablar, taparme los oídos – déjame hablar, déjame escuchar. Lo diría en voz alta, escucharía con atención. Para ella, era la única opción que quedaba.

Karan se inclinó con determinación hacia el hombre y sus rodeos a la hora de hablar.

“¿Y ese ‘algo más’ del que estabas hablando?”

Yoming parpadeó una sola vez. Entonces, miró a Karan directamente a los ojos.

“Todo esto es especulación. Pero si te lo digo, puede que acabe poniéndote una carga sobre los hombros.”

“Quiero escucharlo, he tomado la decisión.”

Intentó convencer a Yoming.

“Has investigado tu lado de la verdad. Has dicho que no sabías prácticamente nada, pero, conociéndote, seguro que tienes alguna pista. Sabes algo, ¿verdad? Una pista – puede que más fina de un hilo, pero algo que te llevará a la verdad.”

“Esperas demasiado de mí,” dijo Yoming con pesadez. “No tenía el poder, el valor, o el método para hacerlo… pero a Yoming le estaban pagando muchísimo por ese trabajo. El doble de lo que le pagaban normalmente. Renka se sorprendió cuando Suifu le dio que le estaban pagando ‘una compensación especial por el peligro’. Y es difícil imaginarse una obra peligrosa en un sitio como No. 6.”

“Compensación especial por peligro…” reflexionó Karan. “Por demolición…”

“O por el uso de sustancias químicas.”

“¿Químicas? ¿Te refieres a veneno?”

“O algo equivalente. Algo desconocido: algo que no saben manejar ni los científicos de No. 6.”

“No se me ocurre nada así.”

“Es difícil. Pero no hay suficiente información.”

“Pero el padre de Lili no era el único que trabajaba allí, ¿no?” Insistió Karan. “¿No encontraríamos algo si le preguntásemos a esa gente?”

“Ahí está el problema; no puedo encontrar a ninguno.”

“¿No puedes encontrarles?”

“No. O han desaparecido – o nunca han existido. Es decir, que no habían más personas aparte de Suifu trabajando en esa obra.”

“No había otras personas… oh, ¿te refieres a que eran robots-?”

“Sí. Robots. Estaban usando robots de construcción.”

Karan levantó la cara, y miró al techo sin verlo. Sion también trabajaba con robots. Robots que se encargaban de la limpieza del parque.

“Son muy monos, pero, en cuestión de funcionalidad, aún les queda mucho. El otro día, a una mujer se le voló el sombrero y un robot lo recogió, lo cual está perfectamente. Pero el robot no controló la fuerza, y terminó por aplastar el sombrero. ¿Te lo puedes imaginar? La mujer estaba enfadadísima. Así que creo que los humanos son más aptos a la hora de realizar trabajos pequeños y delicados. Los dedos son algo fascinante.”

Y movía los dedos con ligereza…

Karan cerró los ojos con fuerza para apartar los recuerdos de su hijo de la cabeza. Habló con el tono más calmado que pudo.

“El padre de Lili estaría haciendo un trabajo que los robots no podrían.”

“Puede ser,” concedió Yoming. “Pero  Suifu no era ningún técnico. No tenía ninguna habilidad especial. Quiero decir, siendo el tipo serio que era en el fondo, estoy seguro de que habría podido realizar cualquier trabajo que le hubiesen encargado, pero… no se me ocurre que podría haber estado haciendo entre tanto robot.”

“¿Dedos?”

“¿Eh?”

“La diferencia entre las personas y los robots.”

Recordó los dedos de Sion. Eran unos dedos hábiles. Siempre realizaban con mucho cuidado el trabajo que le encargaba. De vez en cuando, se encontraba así misma admirando su habilidad.

¿Sabes, mamá? Los dedos son algo fascinante.

“Puede que los robots sean más útiles a la hora de derribar paredes o cargar cosas pesadas, pero a la hora de hacer trabajos más delicados… por ejemplo, veamos… usar azulejos pequeños para hacer un dibujo complicado en la pared o grabar letras en una columna… los robots no pueden hacer esto todavía, ¿verdad? Es lo mismo con el pan. Si quieres que todas las barras sean iguales y sepan igual, una máquina es suficiente. Pero las tartas, por ejemplo – es importante que sean bonitas, y que gusten a la persona – tienes que hacerlas a mano si quieres que queden bien.”

“Pero Suifu no podía hacer pan o tartas como lo haces tú. No tenía la habilidad de dibujar cosas complicadas con azulejos, o grabar cosas. No podía hacer nada especial… o al menos, no creo que pudiese.”

“¿Y qué me dices de llevar cosas?”

“¿Llevar cosas?”

“Sí, cosas importantes… objetos frágiles, o cosas delicadas… cosas que tuviesen que mantener su forma, como un sombrero. Las manos de una persona serían más útiles para algo así.”

“Tienes razón. Puede que sea eso. Puede que Suifu estuviese llevando algo peligroso que no podían llevar los robots. Pero… aunque eso fuese verdad, no tengo ni idea de qué puede ser, o de cómo puede estar relacionado con esas muertes súbitas. Da igual lo que me esfuerce, no puedo pasar de las especulaciones. Al final, sin nada con lo que trabajar, lo único que podemos hacer es hacernos las mismas preguntas que no tendrán respuesta una y otra vez. No sabemos nada… todo lo que sabemos es que Suifu estaba trabajando en una obra y que murió. Verdad, ¿Karan?”



No hay comentarios:

Publicar un comentario