Como Joeyna estaba liada con las traducciones de No. 6 y no tenía tiempo para dedicarle a las novelas de Kuroko por más ganas que tuviera de leerlas, me presenté al rescate. Aquí os dejo el primer capítulo de la primera novela en mi primera colaboración. Espero que os guste.
1st G: Una tarde llena de acontecimientos enla Secundaria Teikou
1st G: Una tarde llena de acontecimientos en
((G hace referencia a “Game”, que significa partido.))
Parte 1
El equipo de baloncesto de la Secundaria Teikou dominó
los campeonatos nacionales durante tres años seguidos. Pero en su brillante
historial, existió una época más gloriosa. Aparecieron cinco de lo que la gente
suele considerar genios que aparecen una vez cada diez años al mismo tiempo.
Eran los más fuertes, conocidos por los demás como la “Generación de los
Milagros”. Fue la “Generación de los Milagros” la que se encargó de llevar a
cabo el lema de Teikou: “Cien batallas, cien victorias”. Estos cinco genios
eran: Akashi, Midorima, Murasakibara, Kise y Aomine. Además, había alguien que
tenía su reconocimiento. El sexto hombre fantasma, Kuroko Tetsuya.
Esta historia es la de esos jóvenes antes de que
fueran considerados un milagro y fueran alabados por todo el país. Es su
historia antes de descubrir su verdadera fuerza.
“¿¡Le has rechazado!?”
“¡Oye, n-no te emociones! ¡Shh!”
Momoi Satsuki se puso rápidamente el dedo en los
labios para indicarle a su compañera de clase, Izumi Yayoi, que fuera más
discreta. Izumi también se cubrió la boca con las manos y miró a su alrededor.
La sexta hora ya había terminado y en el aula había
mucho ruido entre los que se preparaban para irse a casa y los que tenían
actividades de sus clubs. Nadie estaba prestando atención a las dos chicas que
cuchicheaban en las últimas filas de la clase.
Izumi y Momoi pusieron su mano sobre el pecho, más
calmadas. Entonces, como si no hubiera pasado nada, Momoi se dirigió hacia la
puerta de la clase y le dijo sonriendo a Izumi:
“Bueno, tengo que ir al club, así que...”
“¡Oye, espera!”
Al ver la sonrisa de Momoi cuando estaba a punto de
marcharse, Izumi la cogió de la mano, puso sus manos sobre los hombros de Momoi
y, acercando su cara, le preguntó en voz baja:
“En serio, ¿¡por qué le tuviste que rechazar!? ¡El que
se te confesó era el capitán del equipo de volleyball! ¡Es tan guapo que tiene
su propio club de fans! ¿¡Cómo has podido rechazar a alguien así!?”
“P-pero, no le conozco bien...”
Momoi, un poco preocupada, bajó la mirada. Izumi agitó
sus hombros desesperadamente.
“¡Podías haber ido conociéndole poco a poco una vez
hubierais empezado a salir! ¡Qué lástima! ¡Es una verdadera lástima! ¡Y ya era
el sexto que se te declara en lo que va de año!”
Izumi continuaba sacudiendo los hombros de Momoi. De
repente, paró.
“Satsuki... ¿Podría ser...”
Sus ojos brillaron.
“... que ya te gustase alguien?”
“¿¡Eh!?”
Por un momento, las mejillas de Momoi se pusieron
rojas. Por supuesto, esto no pasó desapercibido para los ojos de Izumi. Abrazó
firmemente los hombros de Momoi con orgullo, como si dijera ‘¡Vaya, lo
descubrí!’
“¡Oh, oh, no es de extrañar! ¿¡Quién es!? ¿¡Aomine-kun!?”
“¡Claro que no! ¡Sólo es un amigo de la infancia! Lo que pasa es que es tan crío que tengo que echarle siempre un ojo... ¡No hay ninguna otra razón!”
“¿Ah, sí? ¡Una inocente amistad de la infancia puede convertirse de repente en amor! ¡Qué romántico! ¡Demasiado perfecto! ¡Incluso podrías publicarlo en Ma!”
“¿Ma? ¿Qué es eso?”
“¡La revista!¡Margaret! ¡Se la conoce como ‘Ma’!
Izumi suspiró ligeramente frustrada y le dio un golpecito suave a Momoi en la cabeza.
“Satsuki, deberías leer algún shoujo. Todo lo que lees está relacionado con el baloncesto. Incluso en la tele todo lo que ves son grabaciones de los equipos de otras secundarias, ¿verdad? Deberías leerte algún manga y desear vivir un romance o algo. Con la de veces que se te han declarado, ¿cómo es posible que no te preocupen nada los temas de amor?”
“N-No es que no me preocupe el amor en absoluto...”
Momoi respondió vagamente en voz baja. Sabía que su cara ya estaba roja. Para no dejar que Izumi lo descubriera, se dio la vuelta y escapó de sus brazos.
“Si no me voy ya llegaré tarde al entrenamiento, ¡en serio! Me voy~”
Se despidió de Izumi agitando la mano y corrió hacia el gimnasio.
Hoy era un día especial para el equipo de baloncesto.
No es que hubiera alguna competición contra otras escuelas. La Secundaria Teikou tenía exámenes la siguiente semana. Incluso si se trataba de atletas extraordinariamente brillantes, al fin y al cabo eran estudiantes y tenían que estudiar. Hoy era la última reunión del club antes de los exámenes.
Contando los cuatro días de exámenes y la semana previa, eso significaba que las actividades del club quedaban suspendidas durante un total de once días. Para los apasionados miembros del equipo de baloncesto esto era una tortura, por lo que el entrenamiento de ese día era muy importante para ellos.
Por eso, cuando Momoi entró al gimnasio y escuchó a uno de los veteranos diciendo “Hoy lo dejaremos al acabar el entrenamiento básico, eso es todo”, abrió los ojos en señal de sorpresa.
“Sólo un entrenamiento básico... ¿Será eso suficiente?”
Momoi pensó que había escuchado mal al veterano, así que buscó sus ojos para confirmarlo. En cualquier caso, el de último año asintió con la cabeza y dijo “Sí”.
“Ha sido Akashi quien ha dicho que hoy sólo haríamos un entrenamiento básico.”
“¿Akashi-kun...?”
Momoi miró a los miembros del equipo, que estaban entrenando. Encontró a Akashi con el grupo que estaba corriendo alrededor de la pista. Akashi, como siempre, se estaba entrenando seriamente.
“Si Akashi lo ha dicho es que tendrá sus razones.”
“Es verdad.”
A pesar de lo que pensaban los veteranos, Momoi acataba, aunque aún no comprendía, la decisión que habían tomado. Si era idea de Akashi, ella no pensaba oponerse.
Las proposiciones de Akashi siempre superaban las expectativas de todos. En cualquier caso, la gente siempre sería capaz de ver más tarde como eran acertadas.
El mejor ejemplo de esto podría ser cuando Akashi descubrió al sexto miembro fantasma de la Generación de los Milagros.
“Eso... ¿Podría tener relación con la decisión de que me quedara fuera?”
Momoi saltó hacia atrás, sorprendida ante aquel repentino sonido.
“¿Estás bien Momoi-san?”
“¿T-Tetsu-kun?”
El que había hablado era Kuroko Tetsuya, al que Momoi estaba buscando.
Kuroko estaba fuera de la cancha, vestido con su ropa de entrenamiento habitual. Estaba justo al lado de Momoi, sólo mirando.
“T-Tetsu-kun, ¿¡por qué estás aquí!? Ah, ¿Eh? ¿Quedarte fuera?”
Sobresaltada, Momoi sólo pudo lanzar su pregunta con voz quebrada, lo cual no es sorprendente si la persona a la que estás buscando apareciera de repente delante de ti.
“Akashi me pidió que hoy sólo observara. ¿Por qué?”
Kuroko se quedó en silencio.
Aunque tenía la misma cara inexpresiva de siempre, el tono de su voz sonó como si estuviera insatisfecho.
“¿Akashi-kun... te ha pedido que te quedaras mirando?”
Preguntó la finalmente calmada Momoi. Kuroko contestó:
“Sí.”
“Si eso es lo que te ha pedido Akashi, entonces deberías quedarte observando con atención.”
El veterano le dio una palmadita en el hombro a Kuroko y fue a comenzar el entrenamiento.
“Pero hoy es el último entrenamiento antes de los exámenes...”
Kuroko exhaló un pequeño suspiro.
Una vez que su senpai le había dicho eso, significaba que la decisión estaba tomada y no iba a cambiar. Lo único que podía hacer Kuroko era quedarse con Momoi y ver a los demás miembros entrenarse.
Momoi observaba la pista, pero la presencia del sexto miembro de la Generación de los Milagros distraía mucho su atención. Recordó las palabras de Izumi.
“¿Podría ser... que ya te gustase alguien?”
Momoi posó su mirada sobre Kuroko, que miraba a la cancha sin pestañear.
Probablemente... estaba resultando duro para la persona que tenía a su lado, que destacaba por su escasa presencia.
Para ser honesta, ella misma no había reparado en la presencia de Kuroko hasta hacía poco.
Todo empezó a partir de un pequeño incidente. Unos días antes, cuando las actividades del club habían terminado, los miembros del equipo se dejaron caer, como era habitual, por una tienda de camino a casa. Momoi estaba con ellos, pero como era la única chica no pegaba con esa panda de chicos ruidosos.
Ella sólo los miraba desde cierta distancia. Su cara probablemente tendría una expresión de “Digan lo que digan, sigo envidiándoles~”.
Fue en ese momento cuando Kuroko apareció de repente delante de ella.
“No necesito esto. Toma, por favor”
“¿Qué?”
Kuroko le tendió el palito de un helado. Fue tan repentino que Momoi no pudo reaccionar de otro modo que cogiendo el palito. “¿Y esto qué es?” Miró con suspicacia al palo y fue saludada con las palabras ‘vale por otro’.
Fue esa acción la que hizo que el corazón de Momoi echase chispas.
Para Momoi, lo que hizo Kuroko fue perfecto. Se dio cuenta de sus sentimientos e intentó que se sintiera parte del grupo. No sólo eso, sino que además lo hizo de forma que no pareciera condescendiente en absoluto.
A decir verdad, nadie sabe qué estaba pensando Kuroko en aquel momento, pero Momoi pensaba lo que quería.
Esa fue la razón por la que empezó a tener en cuenta a Kuroko.
Una vez empezó a prestarle atención a Kuroko, descubrió muchas cosas sobre él que hasta el momento desconocía. Durante las competiciones, su sentido de la presencia cambiaba drásticamente de ser débil a ser consistente. Creó un estilo de baloncesto único por sí mismo, y sus actuaciones estaban más allá de las expectativas calculadas. Cuando veía a ese Kuroko, su interés por él crecía.
Un día, Momoi se dio cuenta de algo.
-¿Podría ser...? ¿Podría ser amor?
Sea como fuera, no estaba segura de si ese tipo de sentimiento podría ser considerado ‘amor’. Pensar que el palito de un helado fuera el comienzo de ese amor sonaba a broma, incluso para ella.
Si Izumi supiera esto, probablemente le diría “¡Piensas demasiado!”. Pero era la primera vez que Momoi le prestaba atención a un chico, y al ser la primera debía atesorar el momento, por lo que decidió ser cauta.
Por eso necesitaba analizar a Kuroko. Aunque era la primera vez que Momoi notaba lo que era tener el corazón agitado, necesitaba usar su innata capacidad de análisis para observar al chico que estaba a su lado.
Lo que sacó a Momoi de sus pensamientos fue el clamor proveniente de la pista.
“¡Vaya!”
El entrenamiento se encontraba ya en la fase de pases. Este era un ejercicio realizado en grupos de tres en el que tenían que esprintar pasándose la bola de un lado de la cancha al otro. Al llegar al final de la pista debían lanzar a canasta. En aquel momento fue un tiro de Aomine. Ya estaba detrás del tablero, en dirección a Momoi. Parecía que había anotado por detrás del tablero.
“A este chico todavía le gusta hacer el tonto...”
Momoi no pudo sino sonreír.
“Pero, es muy bueno.”
Como si hubiera escuchado lo que Momoi se dijo a sí misma, Kuroko continuó.
“Aomine-kun es realmente fuerte.”
Una vez dicho esto, Kuroko fue a recoger la pelota, que había rodado hacia él.
Fue en ese momento cuando Momoi sintió que había entendido por qué Akashi le ordenó a Kuroko que mirase desde la banda.
Parte 2
Cuando Aomine había vuelto de nuevo al punto de salida del ejercicio, Kise corrió rápidamente hacia él para preguntarle:
“¡Aominecchi! ¿¡Qué ha sido eso!? ¿¡Cómo ha podido entrar!?”
“Pues es muy simple, mira... Bueno, ¿cómo ha podido entrar?”
Aomine ladeó la cabeza.
“¿¡Ni siquiera tú lo sabes!?”
“Estas cosas nunca se saben. Mientras el balón entre ya está, ¿no es suficiente?”
Aomine comenzó a reírse despreocupadamente.
“En fin, entrenar los fundamentos es importante, pero de lo que tengo ganas es de jugar un partido.”
“¡Yo también! ¡Yo también! ¡Quiero jugar un partido contra Aominecchi!”
Kise levantó la mano entusiasmadamente para mostrar su conformidad.
“Vosotros dos deberíais pensar más en vuestro exámenes que en partidos.”
Midorima, que estaba a un lado escuchándoles, lanzó el consejo mientras se ajustaba las gafas.
“Sobre todo tú, Aomine. No apruebes por los pelos esta vez.”
“No te preocupes por esas cosas. Puedo aprobar con echarle un vistazo a mis apuntes.”
“¿¡Puede eso considerarse apuntes!? En clase te pasas el día durmiendo. He visto claramente que no has tomado ni una nota.”
“Vaya, tanto preocuparte por mí... ¿Eres un acosador?”
“¡Cómo puedes hacer una broma tan pésima! ¡Yo no elegí sentarme detrás de ti!”
“A-Ah... ¿En serio? ¿Estamos en la misma clase?”
“¡Deberías recordar las caras de tus compañeros de clase!”
“¿Y eso qué importa? Nada, ¿verdad, Murasakibara?”
Aomine levantó la vista para mirar a Murasakibara, que esperaba su turno para realizar el ejercicio de pase. Murasakibara se giró lentamente y asintió con la cabeza inexpresivamente.
Yo probablemente no podría recordar como son mis compañeros de clase.”
“¿¡Qué!? ¡Si estamos en la misma clase!”
Kise asistía estupefacto a la escena.
“Hey, tomaos el entrenamiento en serio. No penséis que sólo porque sea un entrenamiento básico podéis estar vagueando.”
Al final, uno de los veteranos les echó la bronca.
Los cuatro respondieron obedientemente “Síiiii” y continuaron el entrenamiento concentrados hasta que casi empezó a hacerse de noche.
Parte 3
Después de entrenar, los de primer año tenían el deber de limpiar la pista. Mientras pasaban las mopas por la pista, Momoi archivaba y organizaba el entrenamiento de cada jugador. Esos registros podrían ser útiles en medio de un torneo.
Kuroko ya no estaba en la pista ya que había ido al vestuario a cambiarse. Unos días atrás, como instructor personal de Kise, tenía que quedarse a supervisarle mientras limpiaba la pista. Pero desde que Kise se convirtió en titular, ambos quedaron liberados de la tarea.
Momoi estaba completando diligentemente sus registros en un cuaderno cuando escuchó que alguien la llamaba.
“Momo-chin~”
Murasakibara se acercó a ella con una parsimonia que resultaba difícil pensar que jugara a un deporte de un ritmo tan elevado como el baloncesto.
Apartó la vista de su cuaderno e hinchó sus mofletes al ver a Murasakibara.
“¡Muk-kun!¡Te he dicho muchas veces que no me llames así!”
“Eh~ ¿Por qué? Es más fácil llamarte así y además es mono, ¿no?”
“¿¡Cómo que mono!? Además, sólo necesitas una sílaba más para decir mi nombre completo.”
“¿Mmm? ¿En serio? Bueno, da igual.”
“¿Cómo que da igual...?”
Momoi no pudo evitar lanzar un suspiro. No era la primera vez que comprobaba que Murasakibara tenía la costumbre de no escuchar lo que decía. Para comunicarse con él, uno debía saber rendirse y abrir su mente.
“Dejando eso a un lado... ¿para qué me buscabas Muk-kun?”
“Ah, es cierto. Aka-chin me pidió que te entregara un mensaje~”
“¿Akashi-kun?”
La expresión de Momoi se tornó seria inmediatamente. Si era un mensaje de Akashi debía tratarse de algo muy importante. En cualquier caso, a juzgar por las últimas actividades del club no había nada de lo que preocuparse. No podía imaginarse qué era lo que querría decirle. Momoi dedicó toda su atención mientras esperaba a que Murasakibara hablara, sólo para oír:
“Aka-chin le pide a Momo-chin que vuelva a casa con Kuro-chin después de clase~”
“¿Eh?”
Momoi se quedó atónita.
Volver a casa juntos después de clase... ¿Qué significaba todo eso?
Al principio Momoi se quedó pensando qué podría querer con ello, pero enseguida pensó en cómo sería volver a casa con Kuroko y luego en una imagen de Akashi mientras la miraba con esos aires de superioridad y esa cara de sabelotodo.
“¿¡Ahhhhhhhhh!?”
Avergonzada y feliz a partes iguales, el grito de Momoi sorprendió incluso a Murasakibara.
Era la primera vez que podría volver a casa con el que podría ser su flechazo.
Cuando Momoi se marchó hacia la puerta de la escuela, el lugar donde Akashi le había indicado que se produciría el encuentro, su corazón estaba lleno de expectación. Pero cuando la entrada quedó a la vista, todas sus esperanzas se disiparon.
“¿Por qué me pediría Akashi-kun que me fuera a casa con Momoi-san?”
Kuroko ya había llegado a la puerta y estaba esperando a Momoi ligeramente sorprendido.
“Como es una decisión de Aka-chin debe tener sus razones, ¿no?”
El que contestó era Murasakibara, que estaba a su lado.
“Si debe haber alguna razón tiene que ser eso, ¿no? ¿No crees, Aominecchi? ”
Después de escuchar a Murasakibara, Kise sonrió y habló mientras se giraba hacia Aomine. En cualquier caso, Aomine no parecía interesado en absoluto. Lanzó un bostezo enorme y dijo:
“Me da igual... Satsuki, déjame tus apuntes anda.”
“¡Aomine! ¿¡Cómo puedes depender siempre de los apuntes de Momoi!?”
Midorima levantó la voz. Akashi estaba a su lado, indiferente, leyendo un libro.
“¿Y por qué... no nos vamos todos juntos a casa?”
Momoi preguntó intranquila. A excepción de Akashi el resto asintió.
“Por mí vale, pero después de fotocopiarme tus apuntes me voy a casa.” dijo Aomine.
“¡No, no! ¡Si te vas a medio camino no sirve de nada!” le dijo Kise a Aomine.
“Yo iré hasta la tienda~” dijo Murasakibara.
“Estaba pensando en irme a casa solo, pero he cambiado de idea. Iré con vosotros un rato.” dijo Midorima.
A Momoi empezaba a dolerle la cabeza. Ya no había ninguna oportunidad de irse felizmente con Kuroko. En lugar de eso acabaría volviendo a casa con un puñado de tíos problemáticos.
Finalmente, el instigador de esta situación, Akashi, dijo tranquilamente:
“Momoi, te dejo el resto a ti. No dejes que Kuroko se disperse, llévale directamente a casa.”
“¿Eh? Oye, ¿¡Akashi-kun!?”
Momoi le llamó, pero Akashi se limitó a agitar la mano en señal de despedida mientras se marchaba.
“Y-y se va tan tranquilo...”
Momoi sólo pudo ver la espalda de Akashi mientras se alejaba.
“¿A qué se refiere con ‘no dejes que se disperse’? ¿¡Se cree que es un profesor o algo!?”
Dijo Aomine después de mirar hacia Akashi. Al escucharle, Kuroko dijo: “Si Akashi-kun fuera profesor sería muy fácil entender la explicación.” Kise añadió: “Pero podría decir cosas muy profundas. Reconozco que no lo entendería ni después de intentarlo”
“Bueno, qué más dará todo eso. Venga, vamos a la tienda que tengo que fotocopiarme los apuntes de Satsuki.”
Al oír las órdenes de Aomine, los demás miembros asintieron y empezaron a moverse. Momoi les detuvo rápidamente.
“¡Hey, esperad! ¡Tetsu-kun y yo no iremos a la tienda!”
“¿Por?”
Aomine, que encabezaba el grupo, se había girado para preguntar.
“Me quiero copiar tus apuntes. ¿Cómo que no vienes?”
“¿No has oído lo que dijo Akashi? Me pidió que llevase a Kuroko derecho a casa, ¿cómo podría pasarme por la tienda?”
Los ojos de Momoi ardían de la pasión por llevar a cabo su misión.
“¡Por eso hoy nos vamos derechitos a casa!”
“Pero si sólo será un rato, ¿¡qué más da!? Pasarse por la tienda no es ‘dispersarse’”
“No. ¡Ni hablar!”
Momoi se negaba a ir en redondo. Molesto, Aomine se rascó la cabeza y dijo: “¿Por qué eres tan obediente con...?”
En ese momento, Kuroko levantó la mano y dijo:
“Um, hace unos días me perdí una clase de japonés.”
“¿Eh?”
Todos se quedaron mirando a Kuroko para ver qué pretendía decir después de pronunciar aquello.
“Momoi-san, ¿me dejarías tus apuntes para fotocopiarlos?”
“¿Eh? ¿¡Eeeh!?”
La petición de Kuroko había hecho tambalearse la resolución de Momoi.
¿Qué hago...? Pero... Tetsu-kun casi nunca me pide nada...
El repentino giro de los acontecimientos dejó confundida a Momoi, que no sabía qué hacer. Kuroko se inclinó, dándole a Momoi el golpe de gracia.
“Estoy en tus manos.”
Quizá se debiera a que estaban rodeados de chicos muy altos, pero así inclinado, Kuroko parecía un pequeño y adorable cachorrito. El corazón de Momoi empezó a latir con más fuerza y su cabezonería de antes se quedó a un lado.
“B-Bueno vale. ¡Sólo hasta la tienda! ¡Después de fotocopiar los apuntes nos vamos derechos a casa!”
Después de haber dicho eso, Momoi comenzó a sentir que se estaba poniendo roja.
“Bueno, vámonos.”
Una vez más, Aomine dio la orden y empezó a moverse de nuevo.
Parece que me he dejado engañar...
Momoi usaba su mano para abanicarse y tratar de que se le bajaran los colores mientras los seguía de cerca. Midorima, que iba al final del grupo, se giró de repente hacia Momoi.
“Momoi, ¿le dejas siempre los apuntes antes de los exámenes a Aomine?”
“¿Eh? Mm... sí...”
Midorima aflojó el paso para caminar al lado de Momoi.
“Le cuidas demasiado.”
“Mm... eso creo. Pero si no lo hiciera no habría necesidad ni de que se presentase a los exámenes porque seguro que suspendería...”
“Entonces... en otras palabras, ¿Aomine sólo es capaz de aprobar si lee tus apuntes?”
“¿Sí?”
“Momoi... ¿cómo tomas tú los apuntes?”
“¿Eh? ¿Que cómo tomo apuntes?”
La pregunta fue tan extraña que Momoi le respondió sin querer con otra pregunta. Midorima la estaba mirando con una expresión muy seria.
“¿Utilizas un bolígrafo especial? ¿O usas un código de colores? No, ¿qué clase de cuadernos utilizas? ¿¡Utilizas un tipo específico para los apuntes del examen!?”
“Oye, oye, espera, ¡tranquilo, Midorin!”
Momoi gesticulaba para que se relajase. Midorima, como si se hubiera dado cuenta de la batería de preguntas que había lanzado, tosió un par de veces para quitarle hierro al asunto.
“Sólo tengo algo de interés.”
“¿Interés? ¿Por mis apuntes?”
Midorima no contestó, se limitó a mirar al frente:
“Este año estoy en la misma clase que Aomine. Nunca le he visto despierto en ninguna clase. Y aún así, aunque no es que saque buenas notas, consigue aprobar. Supongo que su secreto es tener tus apuntes.”
“Tanto como secreto... no es para tanto...”
“No hay otra posibilidad. Eso es lo que significa hacer todo cuanto esté en tu mano.”
Escuchando lo que Midorima acababa de decir, Momoi pensó en alto: “Podría ser...”
“Midorin, no será que... ¿tú también quieres una copia de mis apuntes?”
“¿¡Qué!? ¿¡En serio!?”
Los ojos de Midorima se iluminaron un instante, pero enseguida se ajustó las gafas para disimular.
“N-No es que estuviera pensando en fotocopiarme tus apuntes.”
“Mm. Soy yo la que se ha ofrecido a dejártelos.”
“¿Eh?”
Midorima frunció el ceño, confundido. Momoi respondió riendo:
“Quiero estar segura de que el secreto de que Aomine apruebe está en mis apuntes. Midorin, y si tú le echas un vistazo a mis apuntes, seguro que serías capaz de saber dónde está el secreto, ¿verdad?”
“Ah, mmm... cierto.”
Midorima asintió con la cabeza.
“Bueno, si sólo es eso supongo que no pasa nada si te ayudo a descubrirlo.”
Al ver a Midorima escudándose en esas palabras para disimular su contento, Momoi rió diciendo:
“Para estos exámenes estaría bien que consiguieras superar a Akashi.”
“Mmm, ¡esta vez tengo que vencerle!”
Midorima no se dio cuenta de la insinuación de Momoi y accidentalmente dijo lo que pensaba de verdad.
Aunque Midorima era muy aplicado en sus estudios, jamás había podido derrotar a Akashi en los exámenes. Por supuesto, su carácter orgulloso le hacía estar descontento con esa situación. Momoi incluso había oído que Midorima intentaba probar nuevas formas para vencer a Akashi. Parecía que esta vez había decidido probar con la táctica de ‘los apuntes que permiten que Aomine no suspenda’.
Para Momoi era difícil imaginarse a Akashi perdiendo contra alguien en lo que fuera, pero era decisión de cada cual elegir a quien animar.
“De todos modos, aunque sea para intentar descubrir el secreto, me siento un poco culpable por sacar copias de tus apuntes. Definitivamente te devolveré este favor.”
Momoi sonrió al ver a Midorima tan educado y le sacudió la cabeza delicadamente.
“No es nada, sólo se trata de copiar unos apuntes. Mira a Aomine, él nunca me ha dado las gracias. Ni una sola vez.”
Parte 4
Por otra parte, Kise estaba colgado de Aomine, preguntándole cosas sin parar.
“Aominecchi, ¿cómo conseguiste los fundamentos de jugar al baloncesto?”
“¿Cuánto tiempo dedicas a entrenar en casa?”
“He oído que cuando eras pequeño te hiciste tu propia canasta, ¿es verdad?”
Kise seguía acosando a preguntas a Aomine.
De todos modos, no importaba cual fuera la pregunta, Aomine siempre le despachaba con respuestas simples como “no tengo ni idea”, “como siempre” o “no me acuerdo”.
“Aominecchi, ¡respóndeme en condiciones!”
Al final, Kise no pudo evitar quejarse.
“Te estoy contestando en serio. Eres tú el que no para de preguntar por detalles.”
Aomine le contestó impaciente. No era capaz de evitar las preguntas de Kise, que mostraba el mismo entusiasmo que cuando disputaban un uno contra uno en los partidos de entrenamiento. Para alguien con un talento innato para el baloncesto como Aomine, aquello le consumía la poca paciencia que tenía.
“¿Qué tal si cerramos la fase de preguntas? Di algo gracioso”
“¿Gracioso? ¿Cómo qué?”
Kise preguntó disgustado. Aomine miró al cielo y pensó unos instantes antes de decir:
“Eras modelo, ¿no? ¿No hay nada interesante en ese mundillo?”
“Pues...” Kise se sumergió en sus pensamientos hasta que chasqueó los dedos y dijo:
“Hace un tiempo estuve en un set para la portada de una revista y había un maquillador que era muy entusiasta. Después de todo, para los modelos es normal aspirar a ser una estrella y estar en lo alto de los rankings. Pues bien, me hizo un trabajo de maquillaje increíblemente detallado. Tuvo muchísimo cuidado hasta con la base. Dedicó un poco más de tiempo para dejar que la base quedase bien asentada en la piel, y luego...”
“Tetsu, ¿tienes algo interesante que contar?”
Ignorando por completo a Kise, Aomine se giró hacia Kuroko y se dirigió a él.
“¡Oye, Aominecchi! ¡Cómo te pasas! ¡Te lo estoy contando porque me pediste que contase algo!”
Tras escuchar las quejas de Kise, Aomine respondió con un mohín:
“Pero si sólo estás hablando de maquillaje. Eso es un coñazo.”
“Eso era sólo el principio. ¡Luego se pone interesante!”
“¿Entonces me toca esperar hasta que llegue lo interesante? Menudo coñazo. Empieza por lo importante y ya está.”
“¿Por qué tienes que ser tan poco razonable...?”
Kise dejó caer los hombros desanimado. Pero a Aomine no le importó en absoluto y continuó hablando con Kuroko:
“Tetsu, ¿de qué estabais hablando?”
“De qué estamos hablando...”
Kuroko levantó la cabeza para mirar a Murasakibara, que caminaba a su lado.
“Estábamos hablando de algunos snacks~ Kuro-chin ha encontrado unos crackers de un sabor nuevo.” (1)
Murasakibara contestó mientras les miraba con sus ojos cansados y somnolientos.
“Oh, ¿de qué sabor es?”
Aomine parecía estar interesado y le metió prisa para que continuase. Kise suspiró: “¿¡Así que te parece interesante hablar del nuevo sabor de unos crackers!?” Al final todos le ignoraron.
“Cómo decirlo... Es un sabor que hace que todos quieran probarlo al menos una vez.”
Después, Murasakibara bostezó, así que Kuroko siguió con la explicación.
“Lo descubrí de casualidad la última vez que fui a los recreativos. Creo que era sabor a tomate y guindilla.”
“¿¡Tomate y guindilla!? ¿Pero qué es eso? ¿Es que la gente suele mezclar esos sabores?”
“Oye, Kurokocchi, ¿¡tu también vas a los recreativos!?”
Finalmente, después de ser herido por la indiferencia de Aomine, Kise acabó por unirse a la conversación. En realidad, no podía imaginarse como sería el silencioso y tranquilo Kuroko jugando en las recreativas.
Kuroko asintió con un gesto y dijo:
“Me gusta mucho ir. Soy muy bueno jugando a la máquina del gancho.”
“Kurokocchi jugando a la máquina del gancho en los recreativos...”
Enseguida, Kise se imaginó la escena de Kuroko jugando en silencio con el gancho.
La verdad que, es un poco triste... No pudo evitar pensarlo.
Pero si era Kuroko el que jugaba, quizá podría aumentar su poder y sacar fácilmente un peluche enorme. Entonces, se marcharía sigilosamente de los recreativos, sin que nadie supiera que había estado allí. Y así, quizá, se forjaría el rumor del “rey del gancho”... Kise empezó a dejar volar su imaginación. ¡Llegaría hasta el fondo de ese asunto! Sus ojos comenzaron a brillar.
“Kurokocchi, ¿quieres que vayamos a los recreativos un rato?”
“¿Eh? ¿Qué estás diciendo ahora?”
Antes de que Kuroko pudiera abrir la boca, Aomine les interrumpió.
“¿Es que no quieres ver a Kurokocchi jugando al gancho?”
“Ni hablar. Primero vamos a la tienda. ¿Verdad Kuro-chin?”
Murasakibara irrumpió con una voz somnolienta. Kuroko continuó para añadir.
“Habíamos pensado en ir a la tienda para ver si tenían crackers del sabor nuevo.”
“Pero dijiste que lo descubriste en los recreativos. ¿No daría lo mismo si fuéramos allí?”
“Comparando los precios es mucho mejor ir a comprarlos directamente a la tienda. Además, quiero comprar más cosas.”
“Yo también quiero una copia de los apuntes de Satsuki. Vamos a la tienda.”
Kise no tuvo más opción que rendirse. Todos fueron hacia la tienda, como estaba planeado.
En la tienda, Momoi, Aomine y Midorima se dirigieron a la fotocopiadora mientras Kuroko y Murasakibara fueron a buscar los snacks. Kise se quedó fuera, esperando al resto.
Al final, en menos de tres minutos, Aomine, Midorima y Momoi salieron de la tienda.
“¿Eh? ¡Qué velocidad!”
Kise estaba sorprendido.
“No podemos usar la fotocopiadora”
Respondió Aomine de mala gana.
“Un montón de estudiantes de nuestra escuela vinieron a fotocopiarse apuntes, así que ya no queda papel. En serio, copiar los apuntes de otro justo antes de los exámenes es una vergüenza.”
Dijo Midorima, molesto, mientras se ajustaba las gafas.
“Oye, que tú también querías fotocopiar los apuntes de Satsuki...”
Le espetó Aomine inmediatamente:
“Es sólo porque Momoi me lo pidió y tuve que aceptar. Además, normalmente tomo mis propias notas. Quería una copia sólo para investigar, es algo totalmente diferente a tu caso.”
“¿Cómo que es diferente a mi caso? En serio, no te entiendo.”
Kise apoyaba completamente la opinión de Aomine.
“Todo el mundo se está dando prisa.”
Esta vez fueron Kuroko y Murasakibara los que salían de la tienda. Murasakibara llevaba una bolsa de la tienda.
“¿Habéis encontrado los crackers de tomate y guindilla?”
Kise preguntó, pero Murasakibara sólo movió un poco la cabeza.
“Qué pena...”
“Ese sabor sólo lo venden en unas pocas tiendas. Aquí no lo tenían.”
Dijo Kuroko de nuevo mientras le seguía. La bolsa que llevaba parecía contener otro tipo de snacks.
Kise les explicó que Aomine y los demás no pudieron hacer las copias.
“No hay más remedio, vamos a ver en otras tiendas.”
Al oír la propuesta de Aomine, Momoi se opuso rotundamente:
“¿¡Qué!? ¡Esto no era lo que habíamos acordado!”
Midorima no entró en la conversación, pero se dijo para sí mismo:
“De todos modos, las demás tiendas a las que podemos ir andando probablemente estén igual. Nuestra escuela tiene un montón de estudiantes.”
“No me gusta eso de andar dando vueltas por ahí para nada~”
Dijo Murasakibara con la boca llena de las patatas que acababa de comprar.
Momoi aprovechó el momento para exclamar:
“¡Exacto, por eso deberíamos dejarlo aquí por hoy! Separémonos. Tetsu-kun no puede seguir dando vueltas por ahí. ¿Verdad, Tetsu-kun?”
Momoi se giró para mirar a Kuroko, que se rascó suavemente la mejilla y dijo:
“Conozco un sitio.”
“¿Qué?”
Todos se quedaron mirando a Kuroko.
“En los recreativos a los que suelo ir hay una fotocopiadora. Como lo sabe poca gente quizá los de nuestra escuela no hayan ido allí. Además, son los recreativos en los que encontré el sabor nuevo.”
“Entonces vamos para allá.”
“¡No!”
Momoi, que había recibido órdenes de Akashi, gritó a pleno pulmón:
“¡Tetsu-kun no puede estar por ahí! ¡No podemos ir de ninguna manera!”
(1) Snacks hace referencia a algunos aperitivos, normalmente salados. Crackers son unas barritas de cereal del que hay una amplia gama de tipos y sabores.
Parte 5
Dinglinglingling~ Al escuchar el animado ruido, Momoi agachó la cabeza apesadumbrada.
“Al final hemos venido nosotros también...”
Aunque se opuso firmemente, Momoi fue ignorada y arrastrada por los demás hasta unos pequeños recreativos situados en la planta superior de un centro comercial cercano.
“Aunque llamen a esto unos recreativos, realmente son cinco máquinas puestas juntas” pensó Kise después de echar un vistazo. Y tenía razón.
Parece que lo construyeron con la idea de que fuera un área de descanso para los que fueran a comprar y sus hijos. Por lo tanto, no había juegos de lucha ni nada por el estilo.
La fotocopiadora que citó Kuroko estaba situada casualmente en un rincón al que nadie prestaría atención. Midorima y Aomine probaron insertando una moneda de diez yenes, preguntándose “¿Seguirá funcionando este trasto?” Por supuesto, la máquina funcionó sin problemas. Se pagaba por el total de páginas a imprimir. Midorima y Aomine empezaron inmediatamente a hacer las copias, discutiendo ocasionalmente: “¿Puedes tener cuidado con los márgenes antes de hacer la copia?” “Bah, así mismo servirá.”
Estos dos quedaron encargados también de las páginas que necesitaba Kuroko. Momoi, Kuroko y los demás fueron juntos hacia una máquina que estaba en otro rincón.
“Si eres capaz de hacer una puntuación alta en este juego, puedes ganar un premio”
Kuroko estaba señalando una máquina de baile. La máquina se llamaba DDR (Dance Dance Revolution) (2)
“Así que este juego aún no ha muerto eh...”
Kise miraba alucinado a la máquina.
“¿Es un juego famoso?”
Murasakibara ladeó la cabeza, preguntando mientras sujetaba una bolsa de snacks. Parecía no conocerla en absoluto.
“Fue popular durante mucho tiempo. Sigues las flechas de la pantalla y pisas los sensores del suelo. Mira, así”
Momoi le señaló otra máquina de DDR donde un estudiante, probablemente de primaria, estaba bailando. Probablemente era un experto, ya que todos sus movimientos eran perfectos y pisaba hábilmente los sensores en el momento oportuno.
Kuroko metió unas cuantas monedas en la consola y explicó: “Si puedes superar el nivel medio cometiendo muy pocos errores, el premio son los crackers de tomate y guindilla.” Al oír eso, Murasakibara dejó de comer.
“Mmm... vale. Aunque no tengo ninguna confianza, debería probar.”
Se chupó los dedos para limpiar los restos de patatas y subió a la plataforma.
“E-Esto... las imágenes no son demasiado claras...”
“Eres tú, Muk-kun, que eres demasiado alto...”
Le espetó Momoi al oír las quejas de Murasakibara. En ese momento, Kuroko alargó la mano y dijo: “Empieza por el nivel básico” Y entonces, pulsó el botón de start. En ese momento, en la pantalla empezaron a salir las instrucciones de los pasos a seguir, todo acompañado de una música altísima. En fin...
“¡Muk-kun! ¡Derecha! ¡Pisa a tu derecha!”
“¿Eh? Ah... ¿Aquí?”
“Murasakibara-kun, eso es la izquierda.”
“Ah, ¿aquí?”
“¡Las flechas ya han cambiado!”
Aunque era de esperar para un principiante, la puntuación de Murasakibara era demasiado horrible como para mirarla.
“Es difícil.”
Dijo pesadamente Murasakibara mientras se bajaba.
“¡Ahora es mi turno!”
Kise se subió a la plataforma con confianza.
“¿Has jugado antes a esto, Ki-chan?”
Preguntó Momoi, a lo que Kise contestó haciendo el símbolo de la victoria:
“Es la primera vez que juego, pero debería irme bien.”
Por supuesto, el final fue inevitable.
“¡Jo, no esperaba que fuera tan difícil! El nivel básico ya es muy difícil así que, ¿¡cómo demonios será el nivel intermedio!?”
Cuando bajó de la máquina, Kise fue recibido por un puñado de miradas heladas.
“Ki-chan, eres modelo... ¿Cómo puedes tener un sentido del ritmo tan horrible?”
“Hasta para un principiante, ha estado fatal.”
“Ni siquiera has llegado a la puntuación que he hecho antes.”
“¡Hey! ¿¡Qué estáis intentando decir!? ¡No seáis así! ¡¡Era normal que la primera vez acabase así!!”
Kise no estaba para nada satisfecho, pero los demás se miraban y asentían como diciendo “Pero es que eso ha sido...” Era cierto. Los movimientos de Kise eran demasiado rígidos, como los de un robot.
Cuando lo recordaba, a Murasakibara se le escapaban aún pequeñas risas.
Viendo sus reacciones, Kise se lo tomó más en serio.
“¡Ah, ya vale! ¡Voy a conseguir una puntuación de récord en el nivel intermedio, ya lo veréis!”
Exclamó.
“Ki-chan, seguro que te quedas sin dinero antes de conseguirlo.”
“¡Tranquilidad! ¡Tengo mis métodos!”
Kise dirigió su mirada hacia la otra máquina de DDR. El chaval de antes seguía enfrascado con el juego.
“Observaré sus movimientos y así seré capaz de copiarlos por completo.”
“¿¡Qué!?”
Preguntó Momoi sorprendida. Incluso Kuroko y Murasakibara no se lo esperaban.
“¿¡Puede copiarse eso!?”
“Por supuesto que sí. Mientras vea los movimientos una vez, puedo copiarlos perfectamente.”
“Pero Ki-chan, no tienes el menor sentido del ritmo... ¿Estás seguro de que puedes copiar eso?”
“Recordaré incluso su sentido del ritmo.”
Después, una vez Kise les dijo a los demás que no le hablasen, Kise les dio la espalda y fijó su mirada hacia el estudiante de primaria. Como resultado de esto, el chico se asustó.
Al notar que Kise le miraba fijamente, se asustó un poco y dejó de bailar unos instantes. De cualquier modo, la partida aún no había terminado, y probablemente no la querría dejar a medias una vez que ya había comenzado, así que volvió a reengancharse, esperando que no le afectase demasiado las miradas de Kise. Así, el chico de primaria siguió bailando mientras uno de secundaria le miraba sin pestañear.
“¿Pero esto qué es...?”
No pudo evitar decir Momoi.
“Ya que hemos venido hasta aquí, ¿quieres probar, Momoi?”
Dijo Kuroko, señalando la máquina.
“Probablemente a Kise-kun le lleve un buen rato hasta que termine su copia.”
“Es verdad...”
Así las cosas, Momoi se subió a la máquina.
Puede que el sentido del ritmo de Momoi no fuera malo, pero a fin de cuentas era una principiante. Al final su puntuación fue normalita.
“Incluso el nivel básico puede hacerte sudar.”
Momoi se secó el sudor de la frente mientras se bajaba de la máquina.
“Muk-kun, quizá deberías esperar hasta que lleven el nuevo sabor a todas las tiendas.”
“Ah... cierto.”
Al escuchar las palabras de Momoi, incluso Murasakibara asintió, pero su tono dejaba ver que lo hizo a regañadientes.
En ese momento, otra voz entró en escena.
“¡Eso no será necesario!”
Era Kise.
El chico de la otra máquina había terminado la partida. Kise saltó rápidamente a la plataforma para empezar.
“¡Llegó el momento!”
Presionó confiado el botón de inicio y seleccionó el nivel. Acompañado por la música, las instrucciones sobre los pasos necesarios fueron bastante complejas.
“¿¡En serio piensas jugar en el nivel intermedio!?”
Momoi miraba perpleja.
De todos modos, eso no era lo sorprendente. Las piernas de Kise se movieron ágilmente, siguiendo las instrucciones con exactitud.
“Copió perfectamente hasta el ritmo.”
Incluso Murasakibara estaba sorprendido y miraba con atención a Kise.
“¡Esto sólo es el principio!”
El grito de Kise dio paso a que la música empezará a ser más rápida. Pero los movimientos de Kise subieron de velocidad, siguiendo el incremento del ritmo.
“Impresionante...”
Momoi ni siquiera parpadeaba.
Cuando la música paró, Kise se detuvo también. Momoi y Murasakibara no pudieron más que aplaudirle por su valentía. Kise había conseguido fijar un nuevo récord en esa máquina, que cambió su pantalla para mostrar una evaluación de su puntuación.
“Así podremos conseguir los crackers.”
Kise se recostó en las barras de la máquina y respiró pesadamente para recuperar el aliento.
“¡Mm... definitivamente lo conseguimos! ¡A que sí, Tetsu-kun!”
Momoi se giró alegremente hacia Kuroko, pero no pudo encontrarle.
“¿Eh? Qué raro.”
Miró alrededor. Incluso Kise y Murasakibara se unieron a la búsqueda de Kuroko, pero no pudieron encontrarle.
“Mmm~ ¿Cuándo ha desaparecido?”
Preguntó Murasakibara mientras ladeaba su cabeza, perplejo. Mientras tanto, Momoi y Kise tampoco tenían ni idea de dónde podría estar.
“¡Tetsu-kun! ¿¡Dónde estás!?”
Momoi estaba a punto de salir a buscarle fuera de los recreativos, presa de la ansiedad, pero escuchó:
“¿Qué pasa?”
Kuroko apareció de la nada.
“¿¡Tetsu-kun!? ¡Qué bien! ¿¡Pero dónde te habías metido!?”
Al ver que Momoi estaba a punto de echarse a llorar de los nervios, Kuroko se rascó la mejilla tímidamente.
“Lo siento, fui a recoger el premio.”
“¿Eh? ¿Qué premio?”
Momoi ladeó la cabeza sin comprender a qué se estaba refiriendo Kuroko.
“Este.”
Kuroko le mostró una bolsa de plástico transparente con snacks dentro. Entre ellos estaban los crackers de tomate y guindilla.
“Eh, esto no será...”
Adivinando lo que Murasakibara iba a decir, Kuroko asintió con la cabeza.
“Son los snacks del premio.”
“Oh, ¿has ido a recoger mi premio?”
Kuroko negó con la cabeza al escuchar a Kise.
“No, estos los he ganado yo.”
“¿Qué?”
Esta vez todos, excepto Kuroko, estaban confundidos.
“Yo también he echado una partida de DDR.”
“¿¡Qué!?”
Los tres estaban tremendamente confusos. Kuroko se limitó a señalar la máquina en la que Kise había jugado antes.
“Mientras Kise-kun estaba jugando, utilicé la que estaba al lado.”
“No puede ser...”
Momoi se había quedado sin palabras. La máquina de DDR hacía muchísimo ruido cuando alguien estaba jugando. No importaba cuanto hubieran mejorado las habilidades de Kise, deberían haber sido capaces de enterarse de que Kuroko estaba jugando justo a su lado...
Y sobre todo, Momoi se lamentó por no haber podido ver cómo bailaba DDR Kuroko.
Dejó caer los hombros. ¡Ehhhhhh, tenía muchas ganas de ver a Kuroko jugando!
Sin darse cuenta de la decepción de Momoi, Kuroko le dio los snacks de premio a Murasakibara. De pronto, como si hubiera acabado de recordarlo, añadió.
“Ah, por cierto. El premio para una puntuación como la de Kise no son los snacks.”
“¿¡Cómo!? ¿¡En serio!?”
Al oír las palabras de Kuroko, Kise se inclinó sobre las barras.
“El premio por obtener una buena puntuación en el nivel intermedio son los snacks, pero tú has conseguido la puntuación más alta, así que el premio es otra cosa.”
“E-Entonces... ¿¡todo este esfuerzo ha sido en vano!?”
Kise se dejó caer sobre las barras, deprimido. En cualquier caso, ya que había ganado el premio, iba a ir a recogerlo. Se levantó y se fue a canjearlo.
Por otro lado, Murasakibara abrió los crackers impacientemente y le dio un mordisco a uno.
“Oh... ¡Oh!”
Por primera vez en todo el día, sus ojos brillaron.
“Esto está delicioso...”
Crunch crunch crunch. Murasakibara se comió la barrita mientras cogía la siguiente.
“Muk-kun, bebe algo. Luego notarás la garganta seca.”
Momoi le miraba, preocupada.
“Es verdad... Iré a la máquina de bebidas.” Dijo Murasakibara y se marchó.
“Ahora que ya tiene los snacks Muk-kun vuelve a pasar de todo...”
Mientras Murasakibara llegaba a la esquina y giraba, perdiéndole los demás de vista, Momoi reparó en algo muy importante.
Hasta ahora habían estado los cuatro juntos, pero ahora que los otros dos se habían marchado... ¿¡no se habrían quedado ellos dos solos!?
Su corazón empezó a latir más rápido.
Sin querer habían terminado en unos recreativos, que para unos estudiantes de secundaria podría considerarse un lugar habitual.
Es cierto. Es una cita. Esta situación podría considerarse como una cita.
Además, estos recreativos podrían considerarse un buen lugar para citas por su entorno. El corazón de Momoi estaba desbocado, pero su cabeza replicada: ¡No es verdad, ni siquiera sabes si realmente te gusta! Mientras su corazón y su cabeza discutían, Momoi de repente recordó lo que le había llevado a esa situación.
Kuroko estaba echándole un vistazo al resto de juegos cuando escuchó a Momoi preguntarle:
“Tetsu-kun, ¿te sientes bien después de jugar?”
“¿A qué te refieres?”
Kuroko estaba algo confundido cuando preguntó. Momoi abrió la boca dispuesta a aclarar lo que le estaba pasando por la cabeza.
“Verás Tetsu-kun, es que tú...”
“Como agradecimiento.”
Una botella de plástico fluorescente se interpuso entre los dos.
“Gracias por haber conseguido los snacks. Este era el trato con Kuro-chin.”
Murasakibara, que había regresado de comprar bebidas, se quedó entre ambos.
“Gracias.”
Kuroko aceptó la bebida.
“¿Eh? ¿Quieres una tú también, Momo-chin?”
Murasakibara lo preguntó inocentemente, sin saber que había interrumpido el rato que tenían Momoi y Kuroko para estar solos.
“No, gracias.”
Tras la interrupción, Momoi no tenía ánimos para continuar y se echó a reír. De todos modos, ahora había otra cosa que le llamaba la atención.
“Muk-kun, esa botella que has comprado era de un color muy raro...”
“¿Ah, sí? Me gusta esta marca.”
Contestó Murasakibara lentamente mientras levantaba la botella que tenía en la mano. Era del mismo color que la que le dio a Kuroko. En la etiqueta se leía ‘Summer Colour Lemon Sunshine Fizzy Drink’ (3). Aunque sabía a limón, era rojo brillante.
“A saber a qué sabe eso...”
Dijo Momoi mientras miraba la botella con una mueca. A decir verdad, parecía poco saludable.
¿En serio puede beberse eso, Tetsu-kun? Momoi empezó a preocuparse. Miró a Kuroko, que estaba echando un gran trago. Momoi miraba la botella horrorizada.
“¿T-Tetsu-kun? ¿Estás bien?”
¿Y si Kuroko se desmayase? Se peguntó Momoi poniéndose en el peor de los casos. Kuroko asintió con la cabeza y dijo:
“La verdad es que está rico.”
“¿¡Eh!?”
Fue una sorpresa. Pero lo siguiente que dijo si que fue una verdadera sorpresa para Momoi:
“¿Quieres probar?”
“¿Eh?”
Kuroko le pasó la botella de la que acababa de beber.
“Ya he bebido, pero si no te importa...”
Momoi puso los ojos como platos de la sorpresa, mirando repetidas veces a Kuroko y a la botella.
¿¡Esto no podría considerarse... *Se sonrojó.*
... un beso indirecto!?
Aunque estaba en medio de un conflicto interior, sin dejar de preguntarse “¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué debería hacer?”, en apariencia, Momoi extendió su mano para aceptar la botella dándole las gracias.
Kuroko puso la botella en la mano de Momoi.
¿Debería beber? ¿Debería? ¿No me sentiré culpable si lo hago? Mientras seguía dándole explicaciones al aire, Momoi dirigió la botella hacia sus labios.
Pero en ese momento.
“Oh, eso parece estar bueno.”
Aomine, que había terminado ya de hacer las fotocopias, apareció de repente, quitándole la botella de la que Momoi estaba a punto de beber y se la acabó de un trago.
Le quitó la botella de las manos tan rápidamente que Momoi no pudo reaccionar, quedándose congelada.
“Aomine-kun, era mía.”
“Ah, así que era tuya Tetsu. Pues me la he fundido. Es un sabor raro.”
Mirando la cara de sorpresa de Kuroko, Aomine le pasó la botella vacía para que lo viera.
No quedaba ni una gota.
Aomine le tocó la cabeza suavemente.
“Como la tenía Satsuki pensé que era suya... ¿Mmm? ¿Satsuki?”
Cuando se dio cuenta de la expresión de Momoi, supo que algo iba mal.
Momoi infló sus mofletes y miró fijamente a Aomine con los ojos llorosos. Cuando sus miradas se cruzaron, Momoi estalló
“¡Eres un idiota, Aomine! ¡¡Eres un musculitos idiota y sin cerebro!!”
“¿Eh? ¿¡Sin cerebro!?”
“Hmph, ¡ya no me voy a preocupar más por ti!”
Aomine estaba confundido ante el cabreo de Momoi.
“¿E-Es que tenías mucha sed? ¿Quieres que te compre otra?”
“Hmph, ¡Da igual!”
Después de decir eso, Momoi se dio la vuelta y echó a andar.
“¡O-Oye, no te vayas! ¿¡Satsuki!?”
Aomine la llamó inmediatamente, pero Momoi no se giró, dobló la esquina y se fue.
“Aunque fuera poco era lo que estaba buscando.”
Momoi llegó furiosa a la máquina de bebida del pasillo. No había nadie alrededor y arriba sólo estaba el hueco de la escalera.
Compró una botella de té helado de la máquina. Estaba fan enfadada que se bebió media botella de un trago.
“¡Aomine-kun no se entera de nada!”
“¿Qué? ¿Te has peleado con tu novio?”
Preguntó una voz desde atrás. Momoi se dio la vuelta.
Vio a dos chicos que parecían estudiantes de instituto. Llevaban los pantalones anchos y caídos de la cintura, y las camisas desabrochadas. Uno de ellos, que llevaba el pelo largo, miraba a Momoi riéndose, lo cual le daba mala espina.
“¿Has venido aquí a calmarte bebiendo después de haber discutido con tu novio? Permitir que una chica tan mona se enfade así, ese novio tuyo es la leche.”
“¿Queréis algo?”
Momoi los miró detenidamente. El cabreo con Aomine se había ido, ahora la prioridad era lidiar con su situación actual. Momoi sabía de otras ocasiones que los que se acercan a hablar contigo sin más no eran buena gente.
“Si quieres nosotros te consolamos. ¿Quieres que vayamos al karaoke? Invitamos nosotros, por supuesto.”
El del palo largo sujetó a Momoi del brazo.
¡Ni se te ocurra tocarme!
Momoi estaba furiosa. No obstante, si no hubiera sido por el enfado que tenía, probablemente se lo hubiera tomado a risa. Momoi se sacudió rápidamente el brazo del tío del pelo largo y dijo fríamente:
“No seáis así, por favor. Me están esperando, así que me voy.”
“Oye, oye, no digas eso. Por tu uniforme eres de la Secundaria Teikou, ¿no? Para ser una chica de secundaria estás bastante bien~”
El tío del piercing en la nariz le pasó el brazo por encima a Momoi para abrazarla.
Momoi trató de retroceder para evitarlo, pero la máquina de bebida le cortó el paso, impidiendo que escapara.
¡No!
Momoi trató de echarse atrás.
En cualquier caso, el brazo del chico no llegó a tocar el hombro de Satsuki.
“Momoi-san... no os conoce de nada, ¿verdad?”
El chico con el piercing fue agarrado por alguien.
“¡Cabrón! ¿¡Quién eres tú!?”
El tío del piercing se giró y el que estaba allí era...
“¡Tetsu-kun!”
Momoi le llamó, aliviada.
No estaba claro cuanto tiempo llevaba Kuroko detrás del chico del piercing. Kuroko le soltó.
“Cabrón, ¿pero cuándo...?”
El del piercing se frotó el brazo mientras miraba extrañado a Kuroko. Fue una sorpresa, ni siquiera se había enterado de que hubiera alguien más allí.
En ese mismo momento.
“¡Aah!”
El tío del pelo largo dio un grito mientras caía al suelo.
Una vez en el suelo, apareció la cara impaciente de Aomine.
“¿Qué estás haciendo, Satsuki?”
“¡Aomine-kun!”
Momoi le llamó sorprendida.
“Si querías tomar algo ya dije que te invitaba yo.”
“¡Cabrón! ¿¡Qué has hecho!?”
El del pelo largo se levantó y se quedó mirando a Aomine.
“¿Que qué he hecho? ...Darte en la parte de atrás de la rodilla.”
“¿Y lo dices tan ancho, cabrón?¿¡Quieres morir!?”
“Pues la verdad es que no. Estaba buscándola a ella, pero estabas en medio, así que tuve que apartarte un poco.”
“¿¡Qué has dicho!? ¡Jodido mocoso!”
El del pelo largo cogió a Aomine del cuello de la chaqueta. Probablemente eso animó al del piercing a alargar su mano hacia Kuroko.
“¡Os habéis pasado de gallitos para ser de secundaria!”
Kuroko dio un paso atrás, obligando al del piercing a dar un paso al frente para seguirle.
“¿Hmm?”
El del piercing en la nariz enseguida comprobó que, de alguna manera, no podía avanzar. Además, notaba algo raro sobre su frente. ¿Qué era? Intentó mirar hacia arriba, pero no importa cuanto forcejeara, no podía levantar la cabeza. Fue ahí cuando se dio cuenta de que alguien estaba empujándole la cabeza hacia abajo.
“¿Qué estáis haciendo? ¿Quién es este? ¿Le conocéis?”
Estas palabras salieron de la boca del tío del piercing.
“¿¡T-Tú!?”
Al mirar atrás, el del pelo largo se quedó sin palabras. No era de extrañar. El que estaba sujetando de la cabeza al otro, como si fuera una pelota enorme, era un gigante de más de dos metros, Murasakibara.
“¡Hey, cabrón! ¡Suéltame!”
El del piercing se agarró a la mano de Murasakibara para intentar soltarse, pero Murasakibara no aflojaba en absoluto. Además, desde su posición era incapaz de verle, lo que le hacía estremecerse de miedo.
“¡Por favor, suéltame!”
“Ahhhh, no quiero~”
Dijo Murasakibara mientras bostezaba.
“¡Hey, Murasakibara! ¿Por qué no le aplastas la cabeza?”
Aomine miraba a Murasakibara de reojo mientras sonreía con malicia, como un demonio.
La amenaza no iba en serio, pero el tío del pelo largo que estaba agarrando a Aomine no tuvo más remedio que soltarlo.
“Mmmm... Vale, te haré caso y le aplastaré...”
Murasakibara miró con los ojos entrecerrados al chico del piercing. Su tono era infantil, lo que no dejaba demasiado claro si iba en serio o estaba bromeando.
“¡N-No!”
Suplicaba el del piercing en la nariz. El chico de pelo largo fue a sujetarle la mano para tratar de ayudar a su compañero. En ese momento...
“... o no~”
Murasakibara aflojó su mano de repente, haciendo que el recién liberado perdiera el equilibrio mientras el del pelo largo tiraba de él, haciendo que ambos acabasen por caer al suelo.
“Vaya...”
“J-Joder, ¡me acordaré de esto!”
Los dos estudiantes de instituto se levantaron rápidamente y soltaron un par de bravuconadas antes de salir corriendo.
“¿Qué le pasa a esos dos?”
Murasakibara se rascaba la cabeza sin entender qué era lo que había pasado.
Momoi lanzó un tremendo suspiro, como si quisiera expulsar toda la tensión que había vivido.
“Qué alivio...”
“Cómo que alivio. ¿Qué estabas haciendo?”
Dijo impacientemente Aomine mientras le daba golpecitos en la frente.
“P-Pero yo...”
Momoi iba a replicar, pero se detuvo a la mitad y en vez de ello dijo “Lo siento”.
Aunque hubiera pensado en encontrar el momento preciso para huir o gritar para pedir ayuda, si Kuroko y los demás no hubieran llegado, no habría sido fácil que la salvasen. Además, todos se habían preocupado por ella y habían ido a buscarla, lo que hizo que se sintiera feliz. Especialmente hacia Kuroko, que fue el primero en llegar a ayudarla.
“Gracias por salvarme.”
“Menos mal que no te ha pasado nada.”
Respondió Kuroko con una sonrisa.
“No es que hubiéramos venido a salvarte. Menos mal que este pasó por aquí de casualidad”
Después de que hablara Aomine, Murasakibara se dio la vuelta para marcharse.
“Muk-kun, gracias a ti también.”
Murasakibara sonrió ligeramente cuando escuchó a Momoi.
“¿Mm? ¿Por qué me das las gracias?”
Cuando volvieron a los recreativos, Midorima y Kise ya les estaban esperando allí. Kise le estaba enseñando a Midorima un taco de fotos de un puesto cercano. No tenían ni idea de cuando se las habría sacado.
Kise le dedicó una sonrisa irónica a la sorprendida Momoi y dijo:
“Cuando fui a recoger el premio que gané en la DDR me paró un grupo de chicas que dijo que me habían visto en una revista. Después me dijeron que si podían hacerme una foto con ellas. Acepté sin pensarlo demasiado, pero al final hicieron montones y montones. Ahora mismo se las estaba enseñando a Midorimacchi.”
“Son un desastre, no sabría decir quien es quien.”
Midorima dio su opinión sin rodeos.
“A las chicas les gusta adornar estas fotos con algunas pegatinas, ¿a que sí, Momocchi?”
“Mmm, es que así quedan más monas.”
Momoi miró cuidadosamente las fotos. Después de unas pocas, paró de repente.
“Ki-chan, este fondo es bastante extraño. De hecho, en esta sale una canasta de baloncesto.”
“¿Eh? Ah, esa. Sí, es bastante rara. Normalmente suelen tener otro tipo de decorados... Ah, es cierto. Ya que es una ocasión especial, ¿por qué no nos hacemos una foto juntos?”
“¿¡Eh!?”
“¿Qué?”
“Haah...”
“¿Qué estás tramando?”
“Es una buena idea, Kise-kun.”
Cada uno reaccionó de diferente manera a la idea.
“Es que normalmente no solemos salir a pasar el rato así. Además, seguro que alguno de nosotros no se ha echado nunca una foto en estos puestos.”
“Yo nunca me he echado ninguna.”
Admitió honestamente Kuroko.
“¿En serio? ¡Entonces vamos!”
A Momoi se le despertó un interés repentino.
Pensando en ello, las posibilidades de tener una foto con Kuroko eran más bien escasas. Aunque fuera una foto con los demás, no podría dejar escapar esta oportunidad.
“Yo no necesito ninguna.”
“¿Qué quieres decir? Si es sólo un momento. Si Momocchi no estuviera aquí no tendríamos la posibilidad de tomarnos una foto así.”
Kise seguía insistiendo, pero Aomine todavía pensaba que era un engorro y se resistía a aceptar. Momoi utilizó su técnica definitiva.
“Aomine-kun, ¿no acabas de fotocopiarte todos mis apuntes? Considera esto como una manera de devolverme el favor.”
“¿¡Qué!? Bueno, ahora que lo dices... ¡Ah, vale! ¡Venga, vamos!”
La técnica de Momoi fue super efectiva y Aomine se rindió.
“En ese caso supongo que no puedo negarme.”
Dijo Midorima indiferente, escondiéndose detrás de los mechones de su flequillo.
“Ehhh. ¿Os apuntáis todos? Entonces yo también voy...”
Al final Murasakibara también se unió, así que fueron todos al puesto de fotos.
Aunque la máquina era último modelo, tuvieron que agacharse y apretujarse para que entrase todo el grupo en la pequeña cabina.
“Qué agobio... ¿Cómo pueden aguantar las chicas estar en un sitio tan estrecho...?”
Aomine se dejó caer en el respaldo.
“Vaya, así que los fondos se proyectan en la pantalla.”
Midorima miraba alrededor con interés.
“.......”
Murasakibara no estaba interesado, pero seguía comiendo sus snacks en silencio.
“¡Okay, ya está! Venga, vamos a echarla ya~”
Momoi, que había estado ocupada con las opciones de la máquina, les dijo a los demás que se preparasen.
“Venga chicos, sonreíd~”
Cuando terminaron las instrucciones de la máquina se escuchó el click del disparador. La pantalla que tenían frente a ellos mostró la foto que acababa de tomarse.
“¡Pero cómo has podido sacar una foto así!”
Gritó Kise, que se había adelantado para ver la foto.
“Aominecchi, ¿¡por qué has sacado la cabeza fuera de la foto!?”
“Porque así es más interesante.”
Aomine contestó muy seriamente. Momoi se giró hacia Midorima, que estaba detrás.
“Tú también Midorin, ¡sonríe un poco cuando vayan a echar la foto!”
“Esta es la cara que pongo siempre cuando me hago fotos.”
“Esa expresión es para fotos de carnet. ¿Y tú qué, Muk-kun? ¿Por qué te tapas la cara con esa bolsa de patatas? ”
“Mmmmmmm, es que quería sacarme una foto con ellas también.”
“Pues póntelas a la altura del pecho.”
“¡Bien, vamos a echar otra!”
Momoi volvió a configurar las opciones para sacar otra foto.
“Ahora, sonreíd~”
Enseguida volvió a sonar el disparador.
“Mmm... esta no está mal.”
Kise esperaba la opinión de Momoi mientras miraba la foto en la pantalla.
Había dos diferencias entre la primera y la segunda foto. La primera era que Aomine miraba a la pantalla, aunque tuvieron que obligarle. Y la segunda, que Murasakibara había colocado la bolsa de patatas al lado de su cara.
Momoi se quedó mirando la foto:
“Mmm... Está bien. Esta foto no está nada mal.”
Momoi sonreía mientras alargaba la mano hacia el botón de confirmación.
“Espera.”
Midorima la detuvo.
“¿Qué pasa, Midorimacchi? ¿Quieres que echemos otra?”
Midorima señaló a la foto y dijo:
“¿No nos estamos olvidando de algo muy importante?”
“¿Algo muy importante?”
Momoi y Kise miraron la foto de nuevo.
Delante estaban Momoi y Kise con unas sonrisas radiantes, y detrás estaban Midorima, Aomine y Murasakibara.
“¿Quieres que posemos todos juntos, Midorimacchi?”
“¡No! ¿Aún no os habéis fijado? Kuroko no está.”
“¡Eeh!”
Kise y Momoi gritaron mientras miraban la pantalla.
“¿¡Kurokocchi!?”
Kise abrió la cortina de la cabina, pero no había nadie fuera.
“Estoy aquí.”
“¿¡Eh!?”
Murasakibara se echó ligeramente a un lado dejando ver a Kuroko, que apareció detrás de él.
“¡Kurokocchi! ¿¡Cómo has terminado ahí atrás!?”
“Fue Murasakibara quien se sentó delante mía.”
“¿Mmm? ¿Ah, sí?”
Dijo Murasakibara sin mostrar preocupación ninguna.
“Es verdad, si te fijas con atención creo que puede verse una parte de su hombro.”
Aomine escudriñaba la pantalla buscando algún rastro de Kuroko.
“¡Ven aquí, Tetsu-kun! ¡Ponte delante!”
Momoi llamó a Kuroko para que se pusiera entre ella y Kise. Lo hizo intentando aparentar que no le importaba que se pusiera a su lado.
“¡Eso! ¡Lo normal es que te pusieras delante!”
La intervención de Kise dándole la razón hizo que Momoi se gritase a sí misma ‘¡Buen trabajo!’”
“¡Ah, es verdad! Sujeta esto. ¡Así será más fácil localizarte! Es el premio que gané.”
Dicho esto, Kise sacó una hucha con forma de gato de la fortuna de su bolsa.
¡Tetsu-kun sujetando un gato de la fortuna, bien hecho Ki-chan!, gritó de nuevo Momoi para sí misma.
Así, se dedicó a configurar la máquina una vez más.
“Bien, allá va~ ¿Estáis preparados?”
“¡Espera!”
Midorima la detuvo otra vez.
Miró a Kuroko con el semblante muy serio y dijo:
“Kuroko... ¿¡Qué es lo que tienes ahí!?”
“Es el gatito Taro.”
“¿¡El gatito Taro!?”
“Acabo de ponerle el nombre. Es un gato de la suerte.”
Kuroko continuó: “¿Quieres verlo?” Estiró el brazo para acercárselo a Midorima.
Midorima aceptó y recogió al gatito Taro, mirándolo de cabo a rabo. Cuando parecía que el gato de la suerte iba a empezar a arder ante su fiera mirada, dijo:
“Kuroko, ¡dámelo!”
“¿Eh? Vale.”
“¿¡Qué!?”
Kise y Momoi no pudieron evitar saltar.
“¿Qué pasa, Midorin? ¿¡Coleccionas figuras de gatitos!?”
“¡Para empezar el gato es mío! Y además, no te pega nada, Midorimacchi.”
“No digas algo tan hiriente a la ligera, Kise.”
Midorima miraba directamente a Kise.
“No tengo la afición de coleccionar figuras de gatitos. Pero este gato de la fortuna es especial.”
“No será que... ¿es tu objeto de la suerte de hoy?”
Al escuchar la pregunta de Kuroko, Midorima asintió: “Sí.”
“En el programa del horóscopo de hoy han dicho que el objeto de la suerte de hoy era un gato de la fortuna. He buscado en toda mi casa pero no he encontrado ninguno, así que hoy no llevaba mi objeto de la suerte.”
“Es verdad, hoy Midorimacchi no llevaba nada raro.”
Kise se puso la mano en la barbilla mientras recordaba.
“Tetsu-kun, es increíble que te hayas fijado en que Midorin no había traído hoy su objeto de la suerte.”
Momoi estaba realmente impresionada, pero Kuroko respondió simplemente:
“Es que me gusta observar a los demás.”
Dado que era su objeto de la suerte, no hubo elección. Kise le dio al gatito Taro a Midorima, que desde que lo tenía parecía sentirse como un pez en el agua.
“Tenía pensado pasar por una tienda de antigüedades de camino a casa... ¡Nunca pensé que podría encontrarlo en un sitio así!”
“Tampoco es para tanto Midorin.”
“Bueno, venga, ¡vamos a echar ya la foto de recuerdo!”
Kise estaba tocando la máquina impacientemente.
Después de que sonase el disparador, se mostró la foto que había sacado en la pantalla.
No estaba muy claro si fue por timidez, pero la cara de Midorima salió de lado. En cualquier caso, Momoi opinaba que la expresión de su cara era de felicidad.
(2) Juego de recreativas con una plataforma en la que hay cuatro baldosas con sensores y que deben pisarse siguiendo las indicaciones que aparecen en la pantalla, que simulan unos pases de baile.
(3) ‘Bebida gaseosa de limón atardecer veraniego’
Parte 6
Momoi y Kuroko se fueron juntos a casa mientras miraban la foto que acababan de hacerse.
Se habían separado del resto en los recreativos cuando cada uno se fue por su lado.
Aomine fue el primero que dijo: “Ya he terminado de fotocopiarme esto, así que me voy.” Midorima añadió: “Yo también quiero irme a casa a estudiar.” Murasakibara dijo: “Entonces vale, bye bye~” y se fue. Sólo Kise dijo: “Hay otra chica que quiere hacerse una foto conmigo...” y se quedó allí. Así, se fueron todos a sus casas.
Para Momoi, su tan esperado tiempo a solas con Kuroko acababa de empezar.
En cualquier caso, cuando llega un momento como aquel la mayoría de la gente no sabe de qué hablar. Y Momoi no era una excepción.
Sentía que debía empezar la conversación con algún tema informal, pero era incapaz de pensar en ninguno.
Mientras le seguía dando vueltas, la casa de Kuroko estaba cada vez más cerca. Si seguía así, acabarían haciendo todo el camino de vuelta a casa en completo silencio.
Era muy extraño poder volver a casa con él. Sería un desperdicio acabar el camino con una simple despedida.
Hablando de eso, ¿por qué me pidió Akashi que volviera a casa con Tetsu-kun?
Momoi no entendía nada en absoluto.
Cuando Murasakibara le pasó el mensaje, estaba tan sorprendida que no pudo pensar sobre ello con tranquilidad. Aunque Akashi la hubiera descubierto, no habría dispuesto todo esto sólo para ella.
Además, ¿por qué había recalcado al final ‘No dejes que Kuroko se disperse’?
Momoi se estrujaba el cerebro mientras seguía andando. Después de un momento, se paró de repente.
Miró a su derecha, luego a su izquierda y a su derecha otra vez. No había duda.
“¡Tetsu-kun no está!”
No tenía ni idea de cuando se había quedado sola. Como era de esperar de Tetsu-kun... pensó Momoi mientras deshacía el camino.
No era capaz de comprender lo que tenía en mente Akashi. De todos modos, si le pidió que fuera a casa Kuroko, debía tener algo planeado. Por eso, sólo por aquel día, no perdería de vista a Kuroko.
¿A dónde habrá ido? Momoi corría mientras pensaba lugares en los que podría estar Kuroko. De repente, algo le vino a la cabeza.
Ese es el único sitio en el que podría estar Tetsu-kun.
Momoi se dirigió corriendo a ese lugar sin dudar.
Llegó a un parque que no estaba muy lejos del punto en el que se dio cuenta de que Kuroko no estaba. Era bastante grande y tenía un montón de máquinas para hacer ejercicio y zonas de descanso.
El sol estaba empezando a ocultarse. Momoi corría intentando encontrar algún rastro de Kuroko, sin perder el más mínimo detalle. Al final le encontró.
“¡Tetsu-kun!”
“¿Eh? ¿Momoi-san?”
Kuroko se giró al ver su nombre, sorprendido al ver venir corriendo a Momoi.
“Al final has descubierto este sitio.”
No estaba claro si se sentía culpable por haber desaparecido de repente, pero Kuroko se estaba rascando tímidamente la mejilla.
“¡Pues claro! Este parque tiene una pista de baloncesto.”
Momoi había ido corriendo hasta estar enfrente de Kuroko y estaba recobrando el aliento.
Cuando estaba pensando en algún sitio al que Kuroko pudiera haber ido, lo primero que pensó es que sería algo relacionado con el baloncesto. Siguiendo esa línea, sólo podría tratarse de ese parque, que tenía una cancha de baloncesto.
“En serio, me has dado un buen susto desapareciendo sin avisar.”
Al escuchar el tono de reproche de Momoi, Kuroko se inclinó obedientemente a modo de disculpa: “Lo siento.”
“Pensé que si te decía que quería venir aquí te opondrías.”
“Si no me dices por qué has venido, no tengo razón para oponerme.”
Aunque ya se imaginaba la razón por la que Kuroko había ido a ese lugar, Momoi fue más allá y preguntó.
“Es que...”
Kuroko bajó la mirada, como si pensara si contárselo o no. Entonces, giró ligeramente la cabeza para mirar hacia la pista de baloncesto que estaba a unos diez metros de él.
Después se giró hacia Momoi, y la miró como si quisiera que le diera su aprobación.
“Quiero jugar un rato al baloncesto...”
“¡No!”
Ella se negó inmediatamente.
“¿No puedo de ningún modo?”
“¡No puedes!”
Momoi apoyó sus manos en la cintura y rechazó su petición otra vez.
“Tetsu-kun, sabes perfectamente por qué Akashi te pidió que hoy te limitaras a observar desde la banda.”
Los hombros de Kuroko se estremecieron un poco al escuchar las palabras de Momoi. En ese punto...
Clink.
Los niños ya se habían ido a sus casas, y sólo deberían quedar Kuroko y Momoi en el parque, pero escucharon el ruido de algo chocando contra algo metálico.
Los dos reaccionaron mirando en dirección al sonido, que provenía de la pista de baloncesto que estaba detrás de Kuroko.
El sonido que habían escuchado debía ser de algo golpeando la valla metálica que rodeaba la pista. Momoi se quedó pensando, cuando escuchó una voz familiar que venía de la pista.
“Ya te he dicho que sólo queremos jugar un poco.”
La voz sonaba por el medio de la cancha.
Aquella voz no daba buena impresión y la manera en la que hablaba sonaba desagradable.
Mientras Momoi dudaba, Kuroko ya había avanzado hacia la pista.
“¿Eh? ¿¡Tetsu-kun!?”
Momoi le siguió apresuradamente.
Cuando los dos se acercaron, vieron a cinco estudiantes de instituto haciendo el tonto. Además, dos de ellos les resultaban familiares.
Eran el tío del pelo largo y el del piercing en la nariz de los recreativos.
De todos modos, no eran los únicos que les resultaban conocidos. El chico que fue lanzado contra la valla metálica también les era familiar.
“Ese chico...”
Momoi tragó saliva. Volvió a pensar en ello y vio que no se equivocaba. Ese chico era un estudiante de primer año del equipo de baloncesto junior de la Secundaria Teikou. Momoi no había hablado mucho con él porque era un jugador de segunda fila, pero podía recordarle.
El chico miró tímidamente al grupo de estudiantes de instituto y les pidió suplicando desesperadamente:
“Um, p-por favor, devolvedme el balón. Es muy importante para mí...”
El chico intentó cogerle el balón al tío del pelo largo, pero este lo levantó por encima de su cabeza. No había manera de que el chico llegase tan alto.
Los del grupito rieron.
“Ya te hemos dicho que cuando nos cansemos de jugar te lo devolveremos. Somos unas máquinas jugando al baloncesto, pero llevamos un tiempo sin jugar y nos apetecía echarnos unos tiritos. ¿Lo pillas?”
¡Vamos, que no habían tocado un balón de baloncesto en su vida!
Momoi miró al tío del pelo largo, que estaba fardando haciendo girar el balón en la punta del dedo. Aunque tenía muchas ganas de correr hasta la pista y echarles una buena bronca, ellos eran cinco. Arrojarse imprudentemente delante de un enemigo más fuerte podía ser peligroso.
“No seáis así. El balón es suyo.”
Sí, cierto, eso es lo que ella habría dicho... Espera, ¿¡cómo...!? Momoi se quedó confundida cuando lo comprobó.
No sabía cuando lo había hecho, pero Kuroko ya estaba en medio de la pista.
“Si teníais ganas de jugar al baloncesto deberíais haber traído uno vosotros. Devolvedle el suyo.”
“¿¡Tetsu-kun!?”
Después de gritar, Momoi se tapó la boca, pero ya era tarde.
“... ¡Sois los dos de antes!”
El tío del pelo largo y el del piercing los reconocieron enseguida.
El chico del piercing en la nariz escupió furioso su chicle. Momoi notó el cambio en la expresión de Kuroko cuando le vio hacer eso. Parecía que el del piercing acababa de echarle más leña al fuego.
“Esto es un sitio para jugar al baloncesto. Tira el chicle a la papelera.”
Cuando escucharon al inexpresivo Kuroko decir eso, los de instituto empezaron a partirse de risa.
“¿Hey, le habéis oído? ¡Nos ha dicho que tiremos el chicle a la papelera! ¡Qué cachondo!”
“Si tanto le molesta por qué no lo tira él, ¿eh?”
“No me digas que tú también juegas al baloncesto. ¿Y en serio crees que no se puede ensuciar la pista? ¡Me está matando!”
“¿¡De qué os estáis riendo!?”
Dijo Momoi en un estallido antes de entrar en la pista. Haberles oído decir esas cosas hizo que su preocupación por ponerse en peligro se quedase a un lado.
“¡Si os gusta el baloncesto está claro que debéis cuidar la pista!”
Los chicos de instituto empezaron a silbar a Momoi, que parecía estar furiosa.
“Oh vamos, eres un bombón. No pareces para nada una estudiante de secundaria.”
“Había oído que las chicas de Teikou estaban todas buenísimas, parece que era verdad.”
“Y vosotros dejasteis escapar a esta belleza y huisteis... menudos idiotas.”
Los chicos de instituto ignoraron por completo a Momoi y empezaron a meterse con el del pelo largo y el del piercing.
Al verles hablar entre ellos como si nada, Momoi, que había empezado a calmarse, sintió un poco de miedo.
“Hey, ¿¡No le habéis oído!? ¡Devolvedle el balón!”
Momoi gritó para intentar enterrar el miedo que estaba empezando a sentir, pero ellos siguieron a lo suyo. Uno de los del grupo que tenía el pelo teñido de castaño les dijo riéndose:
“¿Qué tal si hacemos lo siguiente? Os echamos un partidillo de baloncesto. Si ganáis vosotros os devolvemos el balón y nos marchamos. Pero si ganamos, tú y el balón sois nuestros. ¿Va?”
Cuando el tío teñido de castaño dijo “tú”, señaló a Momoi.
“¿¡Qué!?”
Dijo Momoi, roja de vergüenza y rabia.
Daba igual lo que hicieran, los cinco eran chicos atléticos. Ellos, por otro lado, sólo tenían un principiante, un jugador con unas habilidades demasiado especiales y a la manager del equipo. Incluso sin tener esa información, estaba claro quien ganaría y quien perdería.
Los oponentes habían propuesto a drede un duelo que no era justo. Además, la habían puesto a ella de premio.
Momoi quería replicarles, pero estaba demasiado enfadada como para hablar. En ese momento, Kuroko dijo:
“Entendido. Juguemos.”
“¿¡Tetsu-kun!?”
La inesperada respuesta de Kuroko hizo que Momoi pensara que le había entendido mal.
Deteniendo a Momoi, que quería hablar, Kuroko continuó:
“Pero si ganamos, debéis disculparos con Momoi-san.”
Dijo Kuroko claramente. Al verle así, Momoi se quedó perpleja, como si no pudiera respirar. Pero estaba claro que no era el momento de pensar en cuánto le admiraba. Momoi había recobrado la razón.
Siguiendo a Kuroko, que corría despacio hacia una de las canastas, Momoi trataba de persuadirle:
“¡No puedes hacerlo, Tetsu-kun! ¡No hay manera de que puedas ganar este partido!”
Al final de la pista, Kuroko se quitó la chaqueta y dijo:
“No podía permitir que hablaran así de ti.”
“A-Aunque sea eso, ¡es imposible!”
La respuesta de Kuroko la hizo tan feliz que por un momento le faltaron las palabras, pero al final hizo la pregunta que no quería hacerle:
“¡Estoy preocupada por tu lesión! Tienes un esguince en la muñeca, ¿verdad?”
Kuroko se quedó rígido.
Momoi miró preocupada a su mano derecha.
“Aunque hayas tratado de esconderlo, es inútil. Me di cuenta al instante. Aún tienes las marcas de un vendaje en la mano derecha. Además, hoy cuando has cogido el balón, aunque actuases como si no pasara nada, te has asegurado de no usar mucha fuerza con la mano derecha. ¿Cómo podría no haberme dado cuenta?”
“... No esperaba que me descubrieras. Akashi-kun se enteró porque me pilló quitándome la venda.”
Más allá de todo esto, Kuroko se hizo un esguince en la muñeca durante la clase de educación física. Pensaba que no era gran cosa, e incluso tenía pensado entrenar con normalidad, pero no contaba con que Akashi le descubriera.
Por eso, para evitar que la lesión de Kuroko se agravase, Akashi le mandó observar desde la banda. Al mismo tiempo, sabiendo que el carácter de Kuroko no le permitiría aceptar quedarse sin jugar sin más, mandó a Momoi para que le llevase directo a casa, remarcando lo de ‘no dejes que Kuroko se disperse’.
Tras descubrir las intenciones de Akashi, Momoi no tenía ninguna razón para dejar jugar a Kuroko. Si jugara un partido y se agravase su lesión, los esfuerzos de Akashi habrían sido en vano.
“Tetsu-kun...”
Momoi le llamó, pero Kuroko la miró y dijo:
“Lo siento, Momoi-san... Creo que se ha pasado. Ha tratado a Momoi-san como un premio... No puedo quedarme al margen cuando insultan a mis amigos.”
Para dejar más tranquila a Momoi, Kuroko se rió un poco.
“No voy a perder.”
En su cálida y amable mirada, también había una convicción inquebrantable.
Después de lo que ha dicho, no puedo seguir oponiéndome.
Momoi decidió creer en Kuroko y asintió.
No podemos desaprovechar la más mínima opción de ganar, pensaba Momoi. En cualquier caso, cuando los dos equipos ocuparon sus respectivos lados de la pista, estaba claro que esa opción iba a ser muy pequeña.
Enfrente de ellos tres estaban los cinco estudiantes de instituto.
“¡Hey! ¿¡No era un tres para tres!?”
“¿Qué? ¿Quién dijo eso?”
El del pelo largo contestó a Momoi con cara de estar divirtiéndose.
En ese momento, Momoi se dio cuenta.
No sólo querían ganarles, sino que también pretendían jugar con ellos durante el partido.
“Bien, empecemos.”
El tío del pelo teñido se reía por lo bajo. Y no sólo él, los cinco tenían la misma expresión ridícula en sus caras.
El del pelo teñido cogió el balón y comenzó a botarlo con una mano.
“Bueno, ¿cómo hacemos los emparejamientos? Por altura debería tocarme este bomboncito, ¿eh?”
Le sonrió lascivamente a Momoi. La iba mirando a ella mientras botaba el balón. No obstante...
“Idiota, ¿cómo podría hacer eso Satsuki?”
Por el lado, una mano le robó el balón.
“¿¡Tú!?”
El chico del pelo teñido miró a su alrededor sorprendido.
El que estaba haciendo girar la pelota con su dedo en dirección al atardecer era...
“¿¡Aomine-kun!?”
Gritó Momoi entre la sorpresa y el alivio.
“¡Tú eres el tío de antes!”
El tipo del pelo largo señalaba a Aomine, mientras retrocedía.
“¿Dónde está...? O es que...”
El tío del piercing miraba nervioso a su alrededor. En cualquier caso, el gigante que parecía que iba a reventarle la cabeza, Murasakibara, no estaba por ahí. En su lugar había un chico con un pendiente en una de sus orejas y otro con aspecto elitista detrás de Aomine.
Aomine le dijo al del pelo teñido:
“Parece que estabais jugando a algo entretenido. Dejadnos jugar a nosotros también. Seremos yo, el del pendiente y el cuatro ojos siniestro.”
“¿¡A quién estás llamando ‘cuatro ojos siniestro’!?”
Dijo enfadado Midorima.
“Aominecchi... ¿es esa la imagen que tienes de nosotros?”
Kise dejó caer los hombros.
Aomine miraba desafiante al tipo del pelo teñido, provocándole.
“Nosotros sólo somos tres, pero os cederemos esa pequeña ventaja. Os habéis atrevido a insultar a mis compañeros ¡y pienso devolveros este favor!”
“Pft, ¡Jajajajajajaja! ¡Los tenéis bien puestos para ser unos críos de secundaria! Perfecto, ¡a ver qué sabéis hacer!”
Dijo el tipo del pelo castaño sin dejar de reírse.
“Entonces ya está, todo listo.”
Después de que Aomine dijera eso, cambiaron los jugadores en pista.
“Bien, Tetsu, échate a un lado y mira tu también.”
Aomine se dirigía a Kuroko, que se mostraba reacio a salir del campo.
“Aomine-kun, yo también quiero jugar. ¿Puedo?”
“Ni hablar.”
Aomine le contestó inmediatamente.
“Oye... ¿Sabes la razón por la que he venido hasta aquí?”
“... Para recoger a Momoi-san, ¿no?”
“Qué va. He venido porque me tenías preocupado.”
“¿Yo?”
Kuroko miró algo confundido a Aomine. Este continuó:
“Sí... Aunque Akashi evitara que entrenases, no serías capaz de soportar quedarte sin jugar, así que supuse que estarías aquí. Lo que no esperaba es que tuvieras pensado enfrentarte a estos tíos.”
“Lo siento...”
“¿Por qué dices que lo sientes? ¿Por no poder jugar con estos tíos o por haber querido jugar estando lesionado?”
“... Si digo que es por lo primero, ¿te enfadarías?”
“Te daría la paliza de tu vida.”
“Entonces... es por lo otro.”
“Buen chico.”
“Pero sigo queriendo jugar el partido.”
“Serás... ¿No has escuchado lo que acabo de decir?”
Aomine le dio un golpecito en la frente a Kuroko, pero este inclinó su cabeza y dijo:
“Claro que lo he escuchado. Por eso no utilizaré la mano derecha. Sólo usaré la mano izquierda. Si estáis todos aquí, con eso será más que suficiente.”
Al escuchar las palabras de Kuroko, Aomine no pudo evitar sonreír de todo corazón.
“Entonces vamos a partirles el culo.”
“Mm.”
Kuroko estiró su brazo izquierdo y chocó ligeramente su puño con el puño derecho de Aomine.
Parte 7
El partido se desarrolló sin oposición.
El flexible estilo de juego de Aomine. Los tiros a larga distancia de Midorima. La ofensiva de Kise, que dejaba impotentes a sus rivales. Y también la “misdirection” (4) de Kuroko, que le permitía desaparecer en un abrir y cerrar de ojos.
Los estudiantes de instituto ni siquiera fueron capaces de anotar un solo punto. Incluso cuando conseguían tener la pelota, se la robaban en cuestión de segundos. El resultado fue una completa derrota.
Dejando atrás al grupo de chavales, que no podían ni hablar después de ser derrotados implacablemente ante la enorme diferencia de fuerzas, Momoi y los demás se fueron del parque.
Aunque Kuroko quería que los de instituto se disculparan, Momoi dijo “No quiero verles la cara a esos tíos ni un segundo más” y rechazó que les hicieran disculparse.
El chico de primer año, que consiguió recuperar su balón, estaba impactado por haber podido ver un partido de lo que se conocerá en un futuro como la “Generación de los Milagros”. Antes de irse decía repetidamente: “¡Gracias senpai!”
Los cinco emprendieron el camino para dejar a Kuroko en casa.
Mientras caminaban, Momoi les preguntó a Midorima y Kise algo a lo que le estaba dando vueltas:
“¿Vosotros también habéis venido porque estabais preocupados por Tetsu-kun como Aomine?”
“No, yo vine porque tenía que darte algo.”
Después de eso, Midorima sacó una cajita de su bolsa.
Era una caja alargada con las palabras “Yushima Tenjin” grabadas en ella.
Midorima le tendió la caja a Momoi.
“Es un regalo como pago por haberme dejado fotocopiar tus apuntes. Es mi arma secreta definitiva para los exámenes, un exclusivo lapicero extra deslizante.”
“¿¡Un lápiz extra deslizante!?”
Sorprendida, Momoi tomó la caja. Kise miraba con curiosidad.
“Si es exclusivo, ¿significa que lo has hecho tú a mano, Midorimacchi?”
“Eso es lo que significa hacer todo cuanto este en tu mano”
De repente Midorima puso una sonrisa engreída. Kise movía la mano frente su cara y dijo:
“En serio, aunque de la forma en que lo dices parece guay, la verdad es que no lo eres para nada.”
“Ah, hay tres lápices. Te daré uno, Tetsu-kun.”
Dijo Momoi después de mirar el interior de la caja.
“Eh, ¿no te importa?”
“No pasa nada.”
Momoi le sonrió a Kuroko.
“Tienes un esguince de muñeca, Tetsu-kun, y eso será un problema para los exámenes, ¿verdad? Considera esto como una muestra de ánimo por mi parte.”
“Entonces acepto.”
Kuroko se quedó mirando al lapicero mientras lo recibía de Momoi.
Aunque dijo que era para animarle, eso era mitad verdad y mitad excusa. La realidad es que aprovechó la situación para poder darle un regalo como recuerdo del día que habían tenido.
Después de haber podido ir juntos a casa, Momoi finalmente entendió una cosa.
¡Tetsu-kun mola un montón!
Momoi se lo repetía una y otra vez.
Si era para proteger la dignidad de un amigo, aunque fuera un partido desigual, él no dudaría en acceder a jugarlo. Ese tipo de personas no era nada normal.
Además, una persona así, ¿cómo podría no gustarle?
El corazón de Momoi estaba repleto de sentimientos de amor.
Mientras Midorima le contaba la leyenda tras el lapicero a Kuroko y Aomine, Momoi y Kise andaban tras ellos.
“Bueno, ¿y tú por qué fuiste al parque?”
“¿Quieres saberlo?”
Kise empezó a sonreír.
“Si no te importa decirlo, me gustaría saberlo.”
“Bueno, entonces te lo diré... pero Momocchi también tendrá que explicarse sinceramente.”
“¿Mmm? ¿Explicarme?”
Como si quieres susurrarle algo, Kise se acercó al oído de Momoi, puso sus manos cerca de su boca y le dijo en voz baja:
“Tenía curiosidad de saber si había algún avance entre Kurokocchi y tú mientras ibais a casa. ¿Ha pasado algo?”
“¿¡Eh!?”
Momoi miró a Kise sorprendida.
Kise le guiñó un ojo.
“Hah, en realidad pensé que a Momocchi le gustaba Aominecchi, pero parece que Kurokocchi también te gusta mucho. ¿A quien quieres realmente?”
Inesperadamente, Kise fue capaz de descubrirlo... Momoi abrió mucho los ojos.
Probablemente era una situación en la que los que estaban al margen podían verlo todo mucho más claro que los que estaban involucrados.
De algún modo, parecía que las cosas se ponían interesantes cuando Momoi empezó a reír.
Al ver la reacción de Momoi, Kise gesticuló.
“Hah, ¿de qué te ríes ahora? Cuéntamelo, cuéntamelo. Yo ya te lo he dicho, así que ahora Momocchi tiene que contármelo.”
“Oh, ¿debería contártelo o mejor no?”
“¿Eh? Esa reacción... ¿ha pasado algo de verdad?”
Dedujo Kise acertadamente.
“Jeje, entonces te lo contaré sólo a ti. Sin duda, ha habido algunos progresos.”
Dijo Momoi con una sonrisa.
“¿Eh? ¿¡Cóooooomo!? ¿¡En serio!?”
Gritó Kise sorprendido. Al oírle, Aomine se giró y le preguntó:
“Oye, ¿qué hacéis ahí atrás?”
“Ni hablar, no te lo puedo decir Aominecchi.”
“¿Ah? ¿¡Qué quieres decir con eso!?”
“Es que... Momocchi, no se lo podemos decir, ¿verdad?”
Momoi se limitó a mirarle sonriendo y cambio de tema a propósito.
“En fin... Akashi-kun nos dijo que nos entretuviéramos y al final hemos estado fuera un buen tiempo.”
Se quejó Momoi intencionadamente, haciendo que Kuroko se rascase la mejilla, avergonzado.
“Entonces lo que ha pasado esta tarde debe mantenerse en secreto para Akashi-kun.”
“¿¡Toda la tarde!?”
Soltó de repente Kise.
“Para ser sinceros, ese tío seguro que es capaz de descubrirnos.”
Hasta Midorima estaba de acuerdo con las palabras de Aomine.
“De todos modos, Murasakibara seguro que le dice la verdad a Akashi.”
“¿Mm? ¿Qué pasa conmigo?”
“¡Ah!”
Aomine se dio un buen susto cuando Murasakibara apareció repentinamente delante suya.
“Murasakibara-kun, ¿no te habías ido a casa?”
Preguntó Kuroko, que fue el que menos se sorprendió.
“Mmmmmm, pensaba irme a casa, pero no podía olvidar el sabor de los crackers de tomate y guindilla, así que fui a buscar un sitio donde los vendieran. Al final los encontré a la tercera tienda, así que pensé en darle unos cuantos a Kuro-chin para que los probase.”
Murasakibara sacó una bolsa de plástico llena de crackers.
“Gracias.”
Kuroko aceptó.
“Por cierto, Murasakibara-kun. ¿Podrías guardar en secreto lo que ha pasado hoy y no contarle nada a Akashi-kun?”
“¿Mmm? ¿Por?”
Murasakibara estaba desconcertado.
“Si se enterase de que fuimos a los recreativos para conseguir los snacks, seguro que se enfada un montón.”
“En ese caso vale. No quiero que Aka-chin me regañe.”
Murasakibara aceptó inmediatamente. Momoi y Kise no pudieron evitar aplaudir mientras veían aliviaidos que Kuroko era bueno convenciendo a la gente.
“Bien, pues todo lo que pasó hoy será un secreto entre los seis.”
“Eso es, un secreto...”
Dijo dulcemente Momoi, muy contenta.
Kuroko le dedicó una cálida sonrisa y le dijo a Momoi:
“Aunque no hayamos podido cumplir lo que le prometimos a Akashi... Hoy me lo he pasado muy bien.”
Esa cálida pero frágil sonrisa, quedaría grabada para siempre en el corazón de Momoi.
-
Unos meses más tarde.
Cada uno de ellos experimentó un cambio.
Empezó con el florecimiento repentino del talento de Aomine.
Lo que una vez los había unido firmemente, empezó a desaparecer poco a poco y en silencio.
(4) Misdirection hace referencia a la habilidad de desviar la atención sobre uno mismo. No hay término propio para eso en castellano, por eso prefiero dejar el término inglés.
El titulo en la versión inglesa es
ResponderEliminar"The 1st G: Teikou Middle School’s Eventful Afterschool"
no esta mal la traducción en español??
segun mi ingles dice "El 1er G: Los Eventos Despues de la Secundaria Teikou"
Pues no, no está mal traducido. Hace referencia a lo que pasa una tarde después de las clases en la época de Teikou, no a después de Teikou en sí.
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