Parece que he conseguido apropiarme el blog los jueves, así que volvemos a la carga con Kuroko y compañía. En este capítulo veremos lo fuckers que pueden llegar a ser nuestros amigos del instituto Seirin. Espero que disfutéis de la lectura~
3rd G: ¿La mayor crisis
del equipo de baloncesto del instituto Seirin?
Sobre esta persona, Kiyoshi Teppei, Hyuuga Junpei comentó
una vez:
“Es un tío raro.”
Todo lo que hacía tenía un halo extraño. Ese era Kiyoshi
Teppei.
Esto ocurrió un día del nuevo semestre, después de que
Kiyoshi se reincorporase al equipo de baloncesto de Seirin.
Era la primera vez que Kiyoshi llegaba cuando el
entrenamiento estaba a punto de empezar y según llegó, comenzó a rebuscar
inmediatamente en su taquilla.
Hyuuga, que también se encontraba en el vestuario, no se
interesó en absoluto por lo que estaba pasando.
Hiciera lo que hiciera, era un tío raro. Andar
sorprendiéndose por todo lo que hacía sería agotador.
Dejando a Kiyoshi sin saber que hacer, Hyuuga se cambió su
camiseta por la de entrenamiento y se dispuso a marcharse. En ese momento:
“Espera, Hyuuga.”
Kiyoshi le llamó.
Miró a Hyuuga con una cara muy seria.
De todos modos, por su propia experiencia, sabía que después
de poner esa cara tan seria vendría algo que le dejaría con la boca abierta.
Hyuuga estaba cansado ya de eso ‘Me pone de los nervios. ¿Podría dejar de
actuar así?’
“¿Qué pasa?”
Kiyoshi mantenía aún su semblante serio.
“Creo que he perdido la cartera.”
“Vaya... Pues acércate al consejo de estudiantes y rellena
un informe de objetos perdidos ¡y además no cuentes conmigo para que te deje
dinero!”
“¡Eres increíble Hyuuga! ¡Has sido capaz de decir todo eso
del tirón!”
“Necesito emplear esa velocidad cuando hablo contigo, si no
estaría perdiendo mi tiempo. Bueno, voy tirando.”
“Espera, esto también te afecta.”
“¿Eh?”
Hyuuga, que casi estaba saliendo ya por la puerta, se dio la
vuelta. Se mostraba escéptico.
“¿Qué tengo que ver yo con tu cartera?”
“Llevaba dinero en la cartera.”
“No me digas.”
“El dinero no era mío.”
“¿A qué te refieres? Si el dinero no era tuyo, ¿entonces de
quién era?”
“Eran los fondos del club.”
“¿Del club? Ah, el dinero del club... ¿Eh?”
Cuando Hyuuga finalmente pudo analizar lo que había dicho,
se quedó congelado.
(Hey, espera un momento. Este tío acaba de decir algo muy
importante...)
La mala premonición que Hyuuga estaba teniendo hizo que
comenzase a sudar.
Generalmente, ese tipo de premonición significaba que iba a
pasar algo terrible.
“Ayer le entregaron a Riko la asignación de fondos de este
semestre para el club de baloncesto. Riko dijo ‘Llévalo tú’ y me dio todo el
dinero. Entonces, lo guardé en mi cartera y...”
“¿¡Y la has perdido!?”
Preguntó inmediatamente Hyuuga, interrumpiendo a Kiyoshi.
“Mmmm, probablemente.”
Kiyoshi contestó muy serio. Hyuuga cogió una toalla que
tenía a mano y se la tiró a la cara. Antes de que Kiyoshi pudiera esquivarla
pudo oír a Hyuuga rugiendo.
“¡Y me sueltas un ‘probablemente’! ¿¡Eso qué es!? ¿¡Pero qué
has hecho!?”
“Pues perder mi cartera.”
“¡¡No necesitaba que me contestaras!! Sin ese dinero no
podremos cambiar las canastas, ni pagar los uniformes, ¡nada de nada!”
“Eso parece.”
“’Eso parece’, ¡serás idiota! ¡Y encima lo dices tan
tranquilo! Argh... ¡manda a todos a buscarla! ¡¡Me da igual si tienes que andar
cavando por todo el instituto, pero encuéntrala!!”
“Por favor, espera un momento.”
“¡Esto no puede esperar! Eh... ¡¡Aaaaaaahhh!!”
Hyuuga gritó sorprendido cuando miró detrás de él.
Supuestamente estaban los dos solos en el vestuario, pero de
repente sonó una tercera voz.
“He oído lo que decíais. Tengo una idea.”
La tercera persona en cuestión era Kuroko Tetsuya. Llamaba
tan poco la atención que ni siquiera habían reparado en que estaba allí.
“Kuroko, ¿¡cuánto tiempo llevas aquí!?”
Hyuuga se puso la mano en el pecho, tratando de calmar los
latidos desbocados de su corazón.
“Llevo aquí desde el principio...”
Kuroko se rascó la mejilla.
“¿Has dicho que tenías una idea? ¿Cuál es?”
Kiyoshi simplemente levantó una ceja tras la irrupción de
Kuroko en la conversación y preguntó.
“Kiyoshi-senpai ha perdido su cartera. En un caso como este
hay que seguir un orden. Primero habría que ir a ver si alguien la encontró y
la dejó en el consejo de estudiantes. Después habría que buscar en todos los
sitios donde haya estado hoy Kiyoshi-senpai. Creo que así podremos
encontrarla.”
“Kuroko... ¿has comido algo raro hoy?”
Era extraño oír a Kuroko hablar tanto y Hyuuga estaba tan
sorprendido que se acercó dispuesto a ponerle la mano en la frente para
comprobar su temperatura.
“Estoy como siempre.”
Kuroko seguía con su gesto inexpresivo mientras esquivaba a
Hyuuga.
Kiyoshi apoyó su brazo derecho sobre su mano izquierda, y se
sujetó la barbilla con la mano derecha. Después de mirar un rato en silencio,
asintió y miró a Kuroko.
“Es cierto, seguir los pasos que ha dicho será lo mejor.
Kuroko, eres impresionante, pareces un detective.”
“Leo libros de detectives a menudo.”
“¿¡En serio!? Entonces di esa frase que suelen decir los
detectives.”
“¿Cual?”
Kuroko ladeó su cabeza sin comprender lo que decía. “Sí,
esa.” Kiyoshi se giró hacia Hyuuga:
“¡El criminal... eres tú!”
“¿¡Pero qué estás diciendo!? ¡¡Serás idiota!!”
Al ver a Kiyoshi señalándole amenazadoramente con el dedo,
Hyuuga inmediatamente le tiró una zapatilla a la cabeza.
“¡Ni se te ocurra bromear en un momento así! Bueno, en
cualquier caso sigamos el plan de Kuroko y vamos a buscar.”
Al escuchar las órdenes de Hyuuga, el detective a tiempo
parcial y el tipo con una huella de zapatilla en la cara asintieron.
El primer paso de la búsqueda, ir a preguntar al consejo de
estudiantes, acabó por no darles ningún resultado.
“La cartera de Kiyoshi no estaba allí. Además, el encargado
del consejo de estudiantes dijo que nadie había llevado ninguna cartera desde
en los últimos días.”
Informó Koganei Shinji al regresar al gimnasio después de
acudir a la sede del consejo de estudiantes. Hyuuga y los demás estaban
esperando allí.
“Entonces... la búsqueda de la cartera pasa a la fase dos.”
Dijo Kuroko bajando la voz mientras repasaba unas notas.
“¿Y esto qué es?”
Kagami Taiga miraba las notas de Kuroko. Contenía una lista
de lugares y horas.
“Esto es un registro de lo que ha hecho Kiyoshi-senpai en
todo el día. Necesitamos seguir estas notas para dirigir la búsqueda.”
“Esto... ¿¡Tenemos que mirar en todos esos sitios!?”
“Sí.”
Kuroko le contestó conciso. Kagami se quedó de piedra.
“Entonces dividámonos en grupos. Si nos separamos podremos
buscar más rápido.”
Sugirió Izuki Shun. En cualquier caso, Hyuuga negó con la
cabeza.
“No, iremos todos juntos. Las acciones de Kiyoshi son muy
raras, ¡si vamos pocos no podremos de encontrarla!”
“Yo creo que son bastante normales.”
Dijo Kiyoshi con una ridícula sonrisa, sin mostrar rastro de
vergüenza alguna en su cara.
Al ver esa expresión tan bobalicona, los demás miembros del
equipo sintieron un ligero escalofrío.
La persona a la que Hyuuga llamaba rarito, Kiyoshi. Si
tenían que seguir todo lo que había hecho aquel día...
“Entonces... ¿Dónde vamos primero?”
Le preguntó nervioso Koganei a Kuroko.
“Primero tenemos que ir al lago que está detrás del edificio
donde están las aulas.”
“¿Lago? ¿Hay un lago allí?”
Exclamó sorprendido Koganei. Mitobe Rinnosuke, que estaba a
su lado, también parecía aturdido.
Inmediatamente, Izuki dijo una de sus desconcertantes
frases:
“Ike ni ike!” ((“¡Vamos al lago!” – Izuki muchas veces
utiliza estos juegos de palabras en japonés cuando habla))
El lugar que estaba detrás del edificio principal del
instituto Seirin. Cuando los miembros del club de baloncesto llegaron allí no
pudieron sino exclamar.
“¿¡E-Esto es un lago!?”
“¿Puede considerarse esto un lago...?”
“Podríamos llamarlo charca...”
Por supuesto, era imposible que hubiera un lago en un sitio
como ese.
Lo que tenían frente a ellos tenía el mismo tamaño que una
piscina corta – un arrozal.
De todos modos, aunque lo llamaran arrozal, lo único que
había allí eran malas hierbas.
Antiguamente lo utilizaban los del club de jardinería, pero
después de que se disolviera el club, nadie se había ocupado de él. Ya nadie se
acordaba siquiera de que existía.
Ignorando la sorpresa de los miembros del equipo, Kiyoshi se
acercó al lago... no, al arrozal, y se agachó.
“Si miráis con atención hay pequeños peces en el agua.
Descubrir este lugar y ver como trabajan tan duro para sobrevivir hace que en
cierta medida a uno le entren ganas de animarles.”
“E-Entonces... ¿vienes aquí todas las mañanas para darles de
comer?”
“Mmm, es muy divertido.”
“¡¡Serás idiota!!”
Con el enfado, Hyuuga le dio una patada en la espalda.
Kiyoshi perdió el equilibrio. Intentó compensar con los brazos, como si
estuviera nadando, pero al final....
Splash.
Al final se cayó al campo de arroz abandonado.
“¿Q-Qué haces? Mira, estoy empapado...”
Kiyoshi utilizó sus manos para sostener su propio cuerpo y
no caer por completo al agua, y se giró para quejarse, pero de repente se quedó
callado.
“En serio, ¿¡cómo puedes ser tan descuidado!? ¿¡Vienes a
hacer el tonto a un sitio con agua como este llevando tanto dinero encima!?
¿¡Has pensado en algún momento que podrías haberte caído!?”
Cuando Kiyoshi se dio la vuelta, Hyuga ya había empezado a
quejarse sin parar mientras se quitaba los zapatos y los calcetines y se
remangaba las mangas de la camiseta.
“¿Hyuuga?”
Kiyoshi se sorprendió al ver a Hyuuga actuar así.
“Vamos, ¡no te quedes ahí pasmado, Kiyoshi! ¡Empieza a
buscar en el agua!”
Hyuuga también se metió en el campo de arroz.
“Ya veo... si fuéramos unos pocos no podríamos busca en todo
el campo...”
Izuki sonrió y se descalzó para seguir a Hyuuga y buscar en
el agua. Al ver esto, el resto de miembros del club también se metieron en el
agua. Hyuuga mandó a los de primer año a buscar por los alrededores. Y así,
comenzó la caza de la cartera.
“Kiyoshi, ¿tu cartera tiene algún detalle en especial?”
Preguntó Tsuchida Satoshi mientras apartaba unas hierbas del
medio.
“Es de nylon azul, con un estampado de Hanafuda(5). Ah, y también lleva un colgante de
Buddha que compré en el viaje de fin de curso de secundaria que es bastante
llamativo.”
Al escuchar la respuesta de Kiyoshi, Tsuchida contestó
“Okay, entendido.” y empezó a buscar en silencio.
Así, todos buscaron durante unos quince minutos, descalzos
en el barro.
“¡Ah, esto es...!”
Gritó Koganei de repente
“¿¡La has encontrado!?”
Todos le miraron.
Koganei alzó felizmente lo que había encontrado.
“¡Qué nostalgia! ¡Son esos rotuladores que cambiaban de
color si los juntabas!”
“¡¡Este no es el momento para andar con recuerdos de la
infancia!!”
Hyuga le arrebató el rotulador y lo tiró lo más lejos que
pudo.
“¡Mi rotuladoooooor!”
Gimió Koganei dejando caer los brazos.
Kiyoshi le reconfortó:
“Vamos, no estés triste. No te preocupes. Todavía venden
esos rotuladores.”
“Ahora no es momento para hablar de esas cosas, ¿¡vale!?”
Gritó Hyuuga.
En ese momento regresaron Kuroko y los demás que habían
estado buscando por los alrededores.
“Senpai, no está por esta zona... No hemos encontrado nada
parecido a una cartera.”
“¿La habéis encontrado en el lago?”
Al escuchar el informe de Kagami y Kuroko, Hyuuga suspiró y
dijo:
“Nosotros tampoco hemos encontrado nada aquí. Probablemente
la perdió en otro sitio.”
Hyuuga y los demás salieron del campo encharcado y
decidieron ir al siguiente lugar.
La tienda de comida.
Recordando lo que habían pasado allí, todos los miembros del
club se mordieron la lengua.
“Kiyoshi... En la hora de la comida, ¿viniste aquí a comprar
un bocadillo?”
Preguntó directamente Koganei. Kiyoshi contestó alegremente:
“Es que llevaba mucho tiempo sin comer el bocadillo de
chuleta de cerdo y... Ese bocadillo.”
“¿¡Por qué no acabas de decir el nombre del bocadillo!?”
Al escuchar a Koganei, Izuki dijo: “Te estás centrando en lo
que no es.”
“C-Con una muchedumbre así, y te atreviste... a llevar
encima todo el dinero...”
Kagami no pudo evitar morderse los labios. En el pasado fue
testigo, e incluso sintió en sus propias carnes la brutal lucha que se producía
para conseguir aquel bocadillo especial. Nunca habría pensado que Kiyoshi se
atreviera a desafiar a esa turba enfurecida llevando encima todo el dinero del
club...
Todos se quedaron sin palabras por un momento. El que rompió
el silencio fue Kuroko, con su tono calmado.
“Es posible que se le cayera entre tanto empujón.
Separémonos para buscar.”
“Pero... con tanta gente, es posible que alguien se la
robase.”
Kagami dio francamente su opinión. Todos parecían haber
pensado también en esa posibilidad y miraron a Kuroko, esperando su opinión.
“Seamos optimistas.”
“¡Eso sólo lo dices para tranquilizarte!”
“Venga chicos, no seáis negativos.”
“¡Tú no tienes derecho a abrir la boca!”
Kiyoshi, como causante de aquella situación, recibió los
gritos de todos.
“¿¡Eres consciente de que todo esto es por tu culpa!? Si es
verdad que te la robaron estamos jodidos, ¿¡te enteras!?”
Le reprochó Hyuuga. De todos modos, Kiyoshi le dio unas
palmaditas en la espalda y le dijo: “Vale, vale, cálmate un poco.”
“Las probabilidades de que me la robasen es muy pequeña.
Puedes estar tranquilo.”
“¿Y qué te hace estar tan seguro de eso?”
Preguntó Hyuuga con el ceño fruncido al ver a Kiyoshi tan
confiado.
“Pues claro que estoy seguro, porque no me metí en medio de
todo el jaleo.”
“¿¡Qué!?”
“Aunque tenía muchas ganas de comer el bocadillo especial de
chuleta de cerdo y todo lo demás, de repente me acordé que había quedado en
reunirme con Riko.”
“Una reunión con Riko... ¿¡Podría ser que...!?”
“Síp. Fue en el aula de economía del hogar... Quedé con ella
para una degustación.”
“¿Q-Quéeeeee?”
Todo el mundo se quedó sorprendido de nuevo.
“¿Quedaste con ella para una degustación? ¿Y te lo tuviste
que comer todo?” Este fue Koganei.
Mitobe le tocó la frente a Kiyoshi y comprobó su pulso
mientras ponía una cara de: “¿Y sobreviviste?”
Todos le miraban preocupados, pero Kiyoshi seguía con su
sonrisa bobalicona.
“Estoy bien. Sólo que después de comer me sentía extraño y
no tengo recuerdos de un pequeño lapso de tiempo. Pero cuando me desperté
estaba en el aula de audiovisuales.”
Comentó algo muy preocupante como si nada.
“¿¡Que no tienes recuerdos!?”
“Y entonces, ¿¡cómo fuiste a la sala de audiovisuales!?
¿¡Llegaste allí andando mientras estabas inconsciente!?”
“Del aula de economía del hogar hasta la de audiovisuales...
Es posible que perdiera la cartera en el camino.”
“¡Kuroko! ¡En un momento así no puedes estar tan tranquilo!”
En cualquier caso, por mucho que hablasen de las payasadas
de Kiyoshi eso no haría que apareciera la cartera de repente.
Por eso tenían que ponerse a buscarla.
El grupo recompuso como pudo su espíritu casi roto, y
comenzó su búsqueda una vez más.
Primero empezaron por los alrededores de la tienda de
comida. Luego fueron a la clase de economía del hogar. Finalmente por el
pasillo que llevaba hasta la clase de audiovisuales. De todos modos, no sólo no
encontraron la cartera, sino que seguían sin tener la más mínima pista sobre su
paradero.
Al final, todos regresaron al lugar donde Kiyoshi se dio
cuenta de que había perdido la cartera.
“Estaba aquí limpiando cuando me di cuenta de que no llevaba
la cartera.”
En ese momento, nadie quería decir nada.
“¿No son demasiado cortas las escobas? Andar encorvado para
barrer el suelo es muy doloroso para la zona de la espalda, así que me estiré
para darme un pequeño masaje y ahí fue cuando me di cuenta de que no llevaba la
cartera en el bolsillo de atrás del pantalón. ¡En ese momento me quedé
conmocionado!”
La voz de Kiyoshi resonó por todo el patio del instituto
Seirin.
Después de las clases, la clase de Kiyoshi estaba encargada
de limpiar el patio.
“¿¡Por qué tenía que tocarles el patio!? ¡Es demasiado
grande!”
Se lamentó Hyuuga.
Además no sólo era el patio en sí, también incluía las zonas
de las esquinas donde había unos pequeños bosquecillos con árboles plantados.
Los miembros del equipo de baloncesto, habiendo buscado
previamente ya en cuatro lugares, miraron el enorme patio y pensaron que se les
acabaría haciendo de noche. Estaban cansados física y mentalmente incluso antes
de empezar a buscar.
En cualquier caso, de todo el grupo, sólo uno de ellos
empezó a buscar por la arboleda...
Era Kuroko Tetsuya.
“Kuroko...”
Kagami le llamó, pero Kuroko seguía mirando por la arboleda
y dijo:
“No podemos rendirnos.”
No importaban las escasas probabilidades de éxito, no podían
rendirse. Ese era el canon que había mantenido firmemente hasta aquel día.
Kagami pasó de estar ligeramente frustrado a reír.
“Cierto, tienes razón.”
Kagami se abofeteó ligeramente las mejillas y se puso a
mirar por el suelo.
Influidos por ambos, poco a poco el resto del equipo también
empezó a buscar por el suelo del patio y las arboledas.
“Parece que limpiar el patio es algo que no acaba nunca.”
“¡Ah! ¡Houki wo hoki shiro! ((ホウキを放弃しろ !// ¡Rápido,
mueve esa escoba!”))
¡Qué buena frase!
“Vale,
vale. Buscad más rápido.”
“Nos vamos
a destrozar la espalda.”
Viendo a todos los integrantes del equipo buscando al mismo
tiempo, Kiyoshi parecía estar conmovido. Pero en ese momento escuchó a Hyuuga
gritando: “¡Deja de vaguear!”
De todos modos, después de buscar por todo el patio, seguían
sin encontrar la cartera.
Si continuaban buscando tendrían que retrasar demasiado el
entrenamiento. Hyuuga decidió que regresaran al gimnasio.
“Ahhhh, ¿dónde se habrá metido?”
Musitaba Koganei, tumbado en el suelo con los brazos y las
piernas abiertos.
“Podría ser que alguien la haya encontrado hoy y no la lleve
al consejo de estudiantes hasta mañana. Seamos pacientes y esperemos.”
Tsuchida le dio una palmadita en el hombro: “Eso no va a
pasar.”
Sin embargo, Kiyoshi movió la cabeza.
“No importa. Dejémoslo así. Rindámonos.”
“¿¡Qué!?”
Aquellas inesperadas palabras dejaron a todos petrificados y
mirando a Kiyoshi.
“¿Rendirnos? ¿¡Lo dices en serio, Kiyoshi!?”
Tsuchida se quedó perplejo. Kiyoshi le miró y le sonrió
ligeramente.
“Mmm...”
“¿Qué quieres decir con ‘Mmmm’?” Tsuchida apenas podía
hablar.
Kiyoshi miró las caras del resto de miembros y dijo:
“El asunto de la búsqueda de la cartera termina aquí.
Gracias a todos por ayudarme a buscarla.”
Los integrantes del equipo se quedaron preocupados. Se
miraban entre ellos, confundidos.
Con la intención de reconfortarles, o quizá para animarles,
Kiyoshi continuó:
“Es cierto que he perdido mi cartera, pero de todos modos,
la búsqueda de hoy me ha permitido descubrir algo.”
Hizo una pausa antes de seguir:
“¡Los lazos entre nosotros son muy fuertes! ¡Así
definitivamente seremos capaces de ganar la Winter Cup !”
“¿¡Te parece el momento de decir algo así, idiota!?”
¡Zas!
En décimas de segundo, Hyuuga le dio un golpe a Kiyoshi en
la cabeza y se quedó plantado agresivamente delante de Kiyoshi, que estaba
inclinado con la cabeza ladeada.
“¡Escucha! ¡A nadie le importa que hayas perdido la cartera!
¡El tema aquí es lo que había dentro de ella: los fondos de nuestro club para
todo el semestre!”
“¡Es cierto!”
Kiyoshi miró hacia arriba, como si acabase de recordar algo
de repente.
“¡Te acabas de acordar ahora!”
Ya ni se sabía cuantas veces le había gritado Hyuuga a
Kiyoshi en todo el día.
“Venga, vamos.” Izuki le tranquilizó y luego dijo con un
tono muy serio:
“De todos modos, ya que hemos llegado a esta situación,
necesitamos pensar qué haremos si no podemos recuperar la cartera. Podemos
ocuparnos de poner nosotros el dinero.”
“Realmente necesitamos pensar en ello...”
Dijo Hyuuga en voz baja y suspiró.
“¡Arf!”
De repente oyeron los ladridos de un perrito desde dentro
del gimnasio.
Fuera, en la puerta, estaba sentada la mascota del equipo de
baloncesto, Tetsuya Nigou(6).
“Nigou... Ah”
Kuroko parecía haberse dado cuenta de algo. Corrió hacia Nigou
y se inclinó a su lado.
Entonces se dio la vuelta:
“No será esta la cartera de Kiyoshi-senpai, ¿no?”
“¡¡Ah!!”
Kuroko llevaba una cartera azul en la mano. Además, podía
verse como colgaba de ella un pequeño Buddha.
“¡Sí! ¡Es esa! ¡Es mi cartera!”
“¡¡Genial!! ¿¡Así que fue Nigou el que se la llevó!?”
Koganei recogió a Nigou y empezó a dar vueltas con él por
ahí.
“¡Arf! ¡Arf!”
“Genial, genial, gracias~~~”
Daba vueltas cada vez más rápido.
Pero...
“¡No! ¡¡El dinero no está!!”
“¿¡Qué!?”
Al escuchar las palabras de Hyuuga, Koganei perdió el
equilibrio y cayó al suelo. De algún modo, consiguió levantar los brazos para
evitar que número dos se hiciera daño.
Hyuuga, que había mirado ya en toda la cartera, tragó
saliva.
“Si no está en la cartera eso quiere decir que...”
“¡Vamos chicos! Ya es tardísimo, ¿¡Por qué no habéis
empezado ya el entrenamiento!?”
La que acababa de llegar era Aida Riko.
“¡No penséis que queda tanto para la Winter Cup !”
Riko, que no sabía lo que había pasado, puso los brazos en
jarra y los miró fijamente.
“R-Riko...”
Hyuuga estaba preparándose para explicárselo...
“Ah, es verdad. Teppei, ¿puedo darte esto ahora? Ya sabes,
lo que hablamos ayer de los fondos del club para este semestre.”
“¿Eh?”
“¿Cómo que ‘eh’? Si ya lo hablamos ayer. Te dije que hoy te
daría el dinero del club para que te ocupases de guardarlo.”
“¿Ah, sí?”
Kiyoshi se dio la vuelta para mirar a sus compañeros
mientras ponía su sonrisa bobalicona de siempre.
“Lo siento, parece que no lo recordaba bien del todo.”
En ese momento, todos los miembros del equipo, a excepción
de Kiyoshi, estaban pensando en lo mismo.
Después de eso, no hace falta decir que Kiyoshi recibió un
ataque conjunto de gritos y golpes de parte de todos.
(5).- Hanafuda: es una
baraja de cartas Karuta (barajas tradicionales de naipes japoneses)
(6).- Nigou significa
“número dos”.
Toooooooooooooodos fuckers xD
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