domingo, 29 de marzo de 2015

High School DxD - Vol 8 - Vida 3

Después de casi dos meses, vuelvo a publicar algo por aquí. No han sido días muy fáciles estos, pero el mundo sigue girando, así que no queda otra que levantarse y seguir adelante, como hace Ise habitualmente.


Vida.3   Los recuerdos de los Oppai

CRIIIII-CRIIIIIII

Ya estaba empezando el verano. Ahí fuera, las chicharras estaban cantando ruidosamente. Estaba sentado en la sala del club, mirando por la ventana. Estaba tranquilo mirando las vistas.

“Ise~ ¿Qué estás haciendo?”

HUG.

La que me estaba abrazando por la espalda era Buchou. Normalmente diría algo como “¡Waah! ¡B-Buchou! ¡Me vas a poner en apuros si me abrazas tan de repente, que puedo notar tus oppai! ¡Noto como los tengo en la espalda!” Pero ahora mismo... sólo pude suspirar.

“¿Qué te pasa...? Esto no es normal en ti.”

Buchou apoyó su cara en mi hombro y me preguntó con voz dubitativa. Parecía algo decepcionada porque no hubiera reaccionado como siempre.

“Lo siento, Buchou. Sólo estaba pensando un poco en mi pasado.”

“¿Tu pasado?”

“Sí.”

Sí, estaba pensando en aquella amarga despedida que afronté cuando estaba aún en el colegio.

“Cuando era niño, perdí algo muy querido en esta época del año.”

Estaba mirando hacia el exterior con tristeza. Buchou se dio cuenta de que no era normal, así que parecía un poco confusa. Me dio un besito en la mejilla y dijo.

“Entonces cuéntamelo. Yo te escucharé.”

“Vale. Me gustaría que lo escuchaseis todos.”

“¿Estás seguro? Vale. Chicos, venid un momento.”

Todos acudieron al escuchar que Buchou les estaba llamando.

“¿Qué pasa?”

Asia ladeó la cabeza.

“Vaya, vaya. ¿Qué es todo esto?”

“A mí me interesa...”

Dijeron Akeno-san y Koneko-san.

“¿El pasado de Ise-kun? Como amigo suyo, me gustaría escuchar sus preocupaciones.”

“¿Estas cosas también son parte de las actividades del club? No entiendo las costumbres japonesas.”

Kiba y Xenovia también se aproximaron. Todos se sentaron a mi alrededor. Todos parecían algo extrañados por verme tan decaído. Entonces les conté una historia que sucedió un tiempo atrás.

Cuando tenía siete años... había cierto lugar al que iba siempre después de clase. Era un parque que había en el barrio. Allí había un Occhan (19) que siempre dibujaba historias para todos los que pasaban por allí. Yo siempre iba a ver sus historias. Cuando iba a empezar una, siempre tocaba una campana. Normalmente se juntaban unos cuantos, todos niños, pero a veces era yo solo. Occhan siempre me contaba sus historias. Me encantaba.

“Hace muucho, muuucho tiempo, en cierto lugar, vivía una pareja de ancianos. Un día, el abuelo se marchó a las montañas para cortar el cesped. La anciana se marchó al río para lavar. Mientras estaba lavando en el río...”

Estaba esperando la continuación de la historia con tanta expectación que el corazón me latía muy deprisa. Occhan pasó a la siguiente escena mientras me sonreía.

“...por él descendieron unos oppai.”

Cuando era pequeño me emocionaba ver sus dibujos de oppai, que ocupaban toda la hoja y parecían casi reales. Sí. Siempre pensé queme gustaría pillar unos oppai como esos. También admiraba la manera tan detallada que tenía Occhan de dibujarlos.

“Boing, boing... Por mucho que los mirase, eran unos pechos enormes. Con una copa G o incluso más grande. Su tamaño. Su forma. Eran los pechos más perfectos.”

Mi corazón se aceleraba escuchando historias de oppai. El flan de oppai, el Demonio que fue derrotado por los oppai, el abuelo que alcanzó la felicidad gracias a los oppai, el joven que fue castigado por los oppai, el perro que desenterraba oppai... Escuché todas esas historias y con ellas aprendí más sobre el mundo. Un día le pregunté a Occhan después de que terminase su historia y se preparase para irse a casa.

“¿Has podido tocar alguna vez unos oppai, Occhan?”

Occhan me contestó con una sonrisa.

“Sí, he podido tocarlos. Muchos, de hecho. Chico, los oppai no sirven sólo para tocarlos. También puedes chuparlos.”

“¿Eh...? ¿No parecerías un bebé haciendo eso?”

En aquella época pensaba que lo único que podía hacerse con unos oppai era tocarlos. Estaba terriblemente equivocado.

“Chico, no lo entiendes porque aún eres un niño. Ya lo entenderás cuando crezcas un poco. Sentirás la necesidad de chuparlos. Los adultos conviven con esa necesidad durante toda su vida.”

Aquella vez no entendí lo que quiso decirme Occhan, pero sabía que era algo que molaba.

“Mira, chico. Tienes que hacerlo así.”

Occhan empezó a absorber un flan desde la parte de arriba. El flan desapareció en su boca inmediatamente.

“¡I-Increíble!”

Mi joven corazón se conmovió viendo aquello.

“Mira, te doy un par de flanes de oppai. Practica en casa.”

Occhan me dijo aquello como si estuviera entrenando a su sucesor. Cogí los flanes y practiqué mucho en casa, a escondidas de mis padres, pero no era capaz de chuparlos como hizo Occhan. Empecé a comprender lo grande que era Occhan cada vez que yo fracasaba.

Cierto día de verano, estaba yendo en bicicleta muy emocionado hacia el parque. ¡Hoy tocaba una nueva historia! ¡Occhan me iba a dibujar una nueva historia sobre oppai! ¿Qué tipo de historia habría preparado? ¿Una de risas? ¿Una triste? ¿De oppai grandes o de oppai pequeños? No podía contener mi excitación por la intriga. Pero en cuanto llegué al parque...

“Venga, vámonos. Anda que... Mira que enseñarle estas cosas a los chicos a plena luz del día.”

Un policía estaba llevándose a Occhan. ¡No puede ser! ¿Por qué Occhan...? ¡No ha hecho nada malo! Para mí joven yo, Occhan lo era todo. Me puse a su lado mientras se lo llevaban.

“¡Occhan! ¡Occhan! ¿Por qué? ¿¡Por qué!?”

Otro policía me paró y no pude salvar a Occhan.

“¡No! ¡No puedes acercarte a él! ¡Es una mala persona que le enseña cosas inadecuadas a los niños!”

“¡Occhan no es una mala persona! ¡Occhan me ha enseñado mucho sobre los oppai! ¡Occhan! ¡Occhan! ¡Oppai! ¡Oppai!”

Le grité mientras lloraba. Occhan me había enseñado un montón de cosas. No podía ser malo. Sólo era un poco pervertido. Occhan me sonrió y me dijo en silencio.

“Chico. Un día conseguirás tocar un par de oppai, pero luego, chúpalos.”

Esas fueron sus últimas palabras.

“Oye, ¿¡qué le estás diciendo a ese crío!? ¡Deprisa, andando!”

“¡Occhan! ¡Occhan! ¿¡Y la nueva historia!? ¿¡Qué pasa con la nueva historia!?”

Occhan fue reprimido por el poder del estado. Sólo pude mirar como los policías se llevaban a Occhan. No pude escuchar su nueva historia. ¿Qué clase de historia habría preparado? Me frustraba mucho pensar en ello. ¡Devolvedme a mi Occhan! ¡Devolvedme mis oppai! Yo... En aquella tarde de verano en la que las cigarras cantaban, perdí algo muy querido para mí en aquel parque...

“Así fue...”

Mi pasado. Creo que fue traumático. Perdí a mi querido Occhan. Miré a los demás sin poder librarme de mi tristeza, pero todos parecían estar atónitos. Qué raro... No me esperaba esa reacción para nada. Lo mirase como lo mirase, ¡era una historia que haría llorar a cualquiera! La única que no parecía haber entendido nada era Asia, que parecía tener un montón que preguntas que hacerme...

“Vaya, vaya. Así que esa es la fuente del fuerte deseo sexual de Ise-kun.”

Akeno-san sonrió ligeramente.

“Sí. La verdad es que no sabía cómo reaccionar. Es más, se llevaron a aquella persona porque era un depravado.”

Kiba puso una sonrisa algo forzada. ¡No! ¡Occhan no era un depravado! ¡Era un Dios!

“En serio, no puedo entender a los japoneses.”

Xenovia se encogió de hombros y se levantó.

“No, Xenovia. Decir eso sería una falta de respeto para los demás japoneses. Normalmente los demás no son unos buenos para nada como él...”

Kiba estaba apoyándome. Espera... ¿¡Bueno para nada!?

“Un hombre que les contaba cosas indecentes a los niños... Un pervertido de primera. La peor historia del mundo.”

Koneko-chan también se levantó de su asiento mientras me miraba de reojo.

“¿¡A qué vienen esas reacciones!? ¡Mi yo actual existe gracias a Occhan!”

Lo dije de verdad, pero Buchou me cogió la cabeza y la apoyó contra su pecho mientras me intentaba tranquilizar.

“Ya lo sé, Ise. Aquella persona fue la que hizo que seas tal y como eres. Aunque creo que hubiera sido mejor que te hubieras cruzado con alguien que te contase historias de caballeros.”

“Pero yo no soy capaz de imaginarme a Ise no siendo un pervertido. Ise-kun tiene que mirar lascivamente a las mujeres.”

“Sí, tienes razón, Akeno. Un Ise que no estuviera interesado en los pechos de una mujer no sería Ise. Cuando veo que Ise me mira los pechos me hace pensar ‘Mira, sigue en plena forma’ y eso me alivia.”

Parecía que Buchou y Akeno-san estaban hablando de mí. ¿¡Que miraba lascivamente!? ¡La verdad es que no podía negar que disfrutaba mucho viendo los pechos de Buchou y de Akeno-san!

“¿Senapi sin ser un pervertido...?”

Koneko-chan ladeó la cabeza con una expresión muy seria. ¿¡Eh!? ¿¡Tan difícil era imaginarme sin ser un pervertido!? ¡Espera! ¡Ni siquiera yo podía imaginarlo! ¡Es gracias a la voluntad de Occhan que hoy pueda disfrutar de la sensación de estar apoyado sobre los pechos de Buchou! ¡Joder! ¡Los oppai de Buchou eran los mejores!

Ya era de noche. Estábamos volviendo a casa después de las actividades del club. Buchou y Asia iban a mi lado. Como vivíamos en la misma casa, volvíamos juntos. Hoy había sido un día de mierda. Les hablé a todos de mi doloroso pasado, pero nadie me apoyó. ¡Pues bien! ¡Los recuerdos de Occhan serán sólo para mí!

“Buchou-san... Ise-san parece estar de mal humor...”

“Asia, en momentos como este es mejor dejarle solo.”

Parecían estar hablando entre ellas, pero me daba igual. ¿Qué otra cosa debería hacer después de que se tomasen a risa mis recuerdos? Iba bajando la calle sin saber cómo debería sentirme. Entonces escuché aquel sonido tan nostálgico.

¡RING, RING...! Miré en la dirección de la que venía aquel sonido. Estaba tan sorprendido que seguro que se me iban a salir los ojos de las órbitas. Diez años... Sí, diez años...

RING, RING. Esa era la campana que indicaba el comienzo de la historia. Vi un rostro familiar preparándose para empezar con su espectáculo en el parque que tenía al lado.

“¡.......!”

Cuando me di cuenta, ya estaba andando en dirección hacia él. Era él, estaba seguro. Esa cara... Parecía mucho más mayor que antes, pero ¡no había duda!

“¿Eres tú, Occhan...?”

Pregunté a aquel anciano tímidamente. El hombre se dio cuenta de que estaba allí. Me miró a la cara unos segundos y luego sonrió.

“Eres... Ya veo. Ya sé quien eres. Has crecido mucho, chico.”

Ah... Era él... ¡De verdad era...!

“¡Occhan! ¡¡Sigues vivo!!”

¡Era una reunión muy emotiva! ¡Occhan! ¡No le había visto desde aquel día! ¡Y él me reconoció pese a todo lo que había crecido! ¡Estaba tan feliz que no podía dejar de llorar! Occhan, tienes muchas más arrugas...

“Sí, gracias a ti. ¿Cuántos años han pasado? ¿Unos diez años? Jajajaja. Chico, has crecido un montón. ¿Has conseguido manosear oppai?”

Llevaba esperando esta pregunta desde hacía diez años. Cuando pensaba en ello, se me saltaban las lágrimas. Entonces asentí mientras sonreía.

“Sí, ¡los he manoseado! ¡Los he acariciado! ¡Los oppai son maravillosos! ¡Los suyos fueron mis primeros oppai!”

Le presenté a Buchou, que estaba a mi lado. Buchou no parecía saber muy bien cómo se supone que debería reaccionar. Lo siento, pero déjame aunque sea sólo hoy. Al escucharme decir aquello, Occhan asintió como si estuviera satisfecho.

“¿Ah, sí? Me alegro. Así que aquel chico de hace diez años ya tiene novia. Una novia con unos oppai espléndidos. Sin duda. Tienes que aprovechar para tocarlos ahora que aún sois jóvenes. ¿Y qué tal? ¿Has comprendido lo que te dije aquel día? Quieres chuparlos, ¿verdad?”

“Claro, ¡quiero chupárselos! ¡Occhan! ¡Quiero chupar oppai!”

Occhan sonrió después de que le dijera eso.

“Chico, ¿quieres ver la historia que no pudiste ver hace diez años?”

De repente sacó de su bicicleta... Era la continuación de mi sueño, aquello que no pude ver aquel día. Mi deseo que no pudo cumplirse aquel día de verano. Me limpié las lágrimas y le contesté con una gran sonrisa.

“¡Por supuesto!”

RING, RING. La campana indicó el comienzo del espectáculo. Sí, la continuación de la historia de aquel día.

“Esta es la historia del ‘los Oppai secuestra ancianos’. Hace mucho, mucho tiempo, en cierto lugar, había un anciano que se dedicaba a cavar en busca de oppai...”

Igual que diez años atrás, me senté en el suelo a escucharle con un flan de oppai en las manos. Las dos estaban hablando a mi lado. Quería que ellas también lo escucharan.

“Ummm... ¿Buchou-san? ¿Qué debería hacer...?”

“Dejémosle a su aire, Asia. Aunque si Koneko hubiera estado aquí seguro que habría dicho algo como...  ¿Koneko? ¿Estabas aquí?”

“.......Es lo peor.”

Pasé por alto aquellas palabras tan duras dirigidas hacia mi persona y seguí escuchando al viejo hablar de tetas.



(19).- Señor

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